El problema de la Educación
Javier Recio
Miércoles, 9 de noviembre 2016, 09:56
El informe Pisa coloca a los alumnos de España en el puesto 23 de 28 países de la OCDE en la resolución de problemas. En Matemáticas y Lengua ocupan el 25.º lugar. Según Eurostat, el 20% de los estudiantes dejan los estudios sin terminar la ESO entre los 18 y los 24 años. Este porcentaje casi dobla al de la Unión Europea, cifrado en el 11%. ¿Qué se puede hacer para dar un cambio real a esta situación para mejorarla? Este podría ser el enunciado del problema de la Educación en España, que sigue sin solucionarse. De momento, los sucesivos gobiernos han dictado nada menos que siete leyes educativas, que no han surtido ningún efecto positivo, más que nada porque estaban inspiradas en el principio derogatorio de la anterior. Parece que el causante de todos los males fue el ya exministro Wert, pero sería injusto darle todo el demérito a este hombre, al que por cierto le gustaba ese papel protagonista. Ha sido uno más del elenco de ministros que no han sabido resolver este enigma. Quizá la solución sea más fácil de lo que parezca. A lo mejor basta con dejar a los que saben la tarea de encontrar la solución. En este país hay dos profesiones que podrían desempeñar todo español, porque se cree capacitado para eso: entrenador de fútbol y profesor. La primera no tiene más importancia que las discusiones de bares, pero la segunda sí tiene efectos sobre nuestros hijos. La gente no se ruboriza cuando pontifica que los niños tienen demasiados deberes en casa. ¿En qué basan esa afirmación? ¿Qué principio pedagógico han aplicado para llegar a esa conclusión? También hay especialistas en calificar al profesor de mal docente porque su hijo no le responde a una pregunta realizada en base a un plan de estudios que seguramente no pasó de los contenidos de la EGB, muy añorada por muchos, aunque seguramente no haya datos científicos que refrenden su buena fama. Nunca se sabrá bien cuánto daño han hecho las familias en los colegios. El problema no se solventa, sino que se agrava, cuando los políticos se disfrazan de pedagogos para adoctrinar. Causa desazón que las polémicas de las leyes educativas se hayan centrado en Educación por la Ciudadanía o en el resurgimiento de Religión. Ese es el nivel. Para qué vamos a centrarnos en las materias que se centran los veintitantos países de la OCDE que nos superan. Ahora parece que puede haber una oportunidad ante la debilidad del Gobierno. Rajoy ya ha dicho que suspende la reválida. Esta medida es especialmente lesiva contra los profesores, más que contra los alumnos. Y es que encierra una desconfianza hacia ellos, hacia su capacidad y hacia su honestidad a la hora de calificar. Se entiende que haya una Selectividad al haber más demanda que oferta de plazas universitarias, pero se debe respetar la honorabilidad y la capacidad del profesor que ha concedido un aprobado. Hasta que no se escuche y se haga caso a los docentes y a los pedadogos, y solo a ellos, el problema de la Educación no se solucionará.
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