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Recuperación de obras de la Colección Loringiana; a la derecha, talleres del IAPH.
La restauración del millón de euros

La restauración del millón de euros

Más de medio millar de obras expuestas en el Museo de Málaga se han sometido a procesos de rehabilitación

Antonio Javier López

Jueves, 8 de diciembre 2016, 00:32

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Sucede en las vasijas, en las ánforas, los platos, algunos mosaicos y otros objetos con miles de años en su haber. De repente, queda un hueco. El vano recibe el poético nombre de laguna. Hace un tiempo, la costumbre era rellenarlo. Ahora no. Ahora queda ese vacío como manera cabal de contar la Historia. Lo explica Ana Bouzas, especialista del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) que ha participado en la recuperación de algunas piezas emblemáticas incluidas en las colecciones del Museo de Málaga.

Su mano y la de sus compañeros está detrás de la recuperación del imponente mosaico romano El nacimiento de Venus encontrado en Churriana, del hipogeo descubierto en la calle Mármoles o de la pieza Bellerofonte matando a la Quimera que también ocupa ya su lugar en las salas del palacio de la Aduana. «El estado general era bueno, pero eran piezas que habían sido intervenidas en algunos casos en los años 50, 60 o 70, con la metodología que se utilizaba entonces. Ahora, como es lógico, las técnicas han avanzado», ofrece Bouzas.

Más de medio millar de piezas del museo provincial se han sometido a diversos procesos de restauración antes de su exhibición en el palacio de la Aduana. Las tareas se las han repartido el IAPH y el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Ambas iniciativas suman más de un millón de euros de inversión y se refieren tanto a las piezas arqueológicas como a grandes lienzos entre los que figuran, entre otros, Noche clara en La Caleta de Antonio Muñoz Degrain, La meta sudante de José Moreno Carbonero, La buenaventura de Enrique Simonet y La última ola de Emilio Ocón Rivas.

Estos últimos le han correspondido al IAPH, que entre 2010 y 2015 ha recuperado más de 450 obras con una inversión de 680.000 euros, tal y como recordó la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, el pasado 5 de mayo durante el traspaso de la gestión del palacio de la Aduana del Gobierno central a la Junta de Andalucía. Por su parte, las tareas del IPCE se han centrado en 94 piezas de la Colección Loringiana.

En este último flanco han trabajado los especialistas de las tres empresas que ganaron el concurso convocado por el ministerio con un presupuesto global de 359.445,63 euros: los técnicos de Clave recuperaron las piezas de mayor tamaño en el Jardín Botánico de La Concepción; en el PTA, los expertos de Ártyco actuaron sobre las obras de menor tamaño, mientras que la compañía SIT se ha encargado del traslado de las obras.

«En esta intervención se le da al conjunto de la colección loringiana una unidad que hasta el momento no había tenido», detallaba la restauradora Elena García Martínez, del IPCE, directora técnica de la rehabilitación de los fondos loringianos. Sobre estas esculturas se ha aplicado un «tratamiento sostenible», centrado en la eliminación de residuos y hongos. «Antes de actuar sobre las piezas se han tomado muestras que se han estudiado en la Universidad de Granada», avanzaba García antes de concretar los pasos básicos de este tipo de intervenciones: primero se aplica un alcohol que actúa como biocida para eliminar las microalgas y esporas incrustadas en las esculturas de mármol; tras dejar el líquido actuar, se retira con vapor y las impurezas que aún queden se eliminan a punta de bisturí.

Entre las piezas rehabilitadas en La Concepción había esculturas que superaban los 500 kilos. Nada comparado con los 24.000 kilos que sumaba el hipogeo encontrado en la calle Mármoles de la capital que ya descansa en el almacén visitable de la Aduana. «Tenía una protección de cemento armado que elevaba mucho el peso», recuerda Bouzas, quien guarda una sensación especial para los trabajos de recuperación del impresionante mosaico romano bautizado como El nacimiento de Venus.

El renacimiento de Venus

«Se extrajo en 1956 de una vivienda en Cártama y se colocó sobre un soporte de hormigón, al aire libre, en el palacio de Buenavista. Ha habido que desfragmentarlo, limpiarlo y volverlo a montar... Ha sido un trabajo duro, muy físico, sólo el emblema octogonal de la parte central pesa unos 200 kilos», añade Bouzas.

Porque el mosaico llegó en 46 fragmentos y ha terminado ocupando una superficie de 38 metros cuadrados. «En su recuperación hemos empleado un mortero de cal y arena al modo de los romanos, pero actualizado, como es lógico. La pieza se ha montado del revés y sobre ella se ha colocado una superficie de un material ligero y muy resistente que se emplea en aeronáutica. Una vez ensamblado, le dimos la vuelta y sólo en esa operación participamos seis personas», ilustra Bouzas sobre el largo proceso de recuperación de una de las piezas más espectaculares del Museo de Málaga.

Porque allí, incluso las lagunas cuentan historias.

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