

Secciones
Servicios
Destacamos
LALIA GONZÁLEZ-SANTIAGO
Viernes, 25 de marzo 2016, 00:54
El PSOE andaluz aguarda con toda la artillería preparada. Si Pedro Sánchez logra ser presidente volverá a sus cuarteles de invierno. Si no lo hace será la madre de todas las batallas. Sánchez, que lo sabe, maneja los tiempos a su propio modo, doblemente atrapado: por la 'agenda institucional', o sea por sus negociaciones para formar gobierno, y por la 'agenda orgánica', es decir por la celebración del congreso ordinario en mayo. Las fechas son ya próximas, quedan apenas dos semanas. La decisión debe adoptarse para el día 9 de abril. El 11 se deben presentar los candidatos a la secretaría general, del 15 al 25 habrá plazo para recogida de avales. El 8 de mayo se votará al secretario general. Del 20 al 22 será el congreso en sí para completar los órganos de dirección. Susana Díaz no descarta nada. No asegura nada. Pero hay indicios suficientes como para advertir que está preparada para todo.
Los socialistas andaluces esperan que Ferraz mueva ficha y diga qué va a hacer al respecto, porque aprendió la lección del convulso comité federal del 28D y no quiere aparecer como quien provoca el debate interno, sino que sea la dirección quien asuma la responsabilidad de la decisión. No dar opción a la versión del 'pobrecito Pedro' al que Susana Díaz no deja tranquilo. Sánchez lleva ya dos meses sin reunirse con los barones, sin compartir con ellos ni gota de información sobre los pasos que da y las posibilidades que se abren o cierran, de las conversaciones secretas que se están llevando a cabo, de manera incesante. La ruptura de puentes parece evidente.
Se espera, pues, que en la próxima semana la ejecutiva del partido convoque un comité federal y diga si el calendario congresual sigue o no su curso y que explique las razones de la decisión. Si se suspende porque hay posibilidades de formar gobierno, Sánchez deberá contar cuáles son estas opciones. Y si se lleva a cabo no se irá a un juego floral, un trámite en loor del líder, sino que se entrará a fondo en debatir la situación del partido, se abrirá el melón. Se hablará de todo, se cuestionará todo, incluido el acuerdo con Ciudadanos, se partirá de cero. No será un paseíllo para Pedro Sánchez, en cualquier caso, se dice en la sede regional socialista. Habrá otros candidatos. Quizás Susana Díaz, o no.
En el PSOE andaluz cunde la alarma por la situación en que se encuentra el partido, que después de recibir el encargo de formar gobierno, de haberse sometido a investidura y ocupado el centro de la escena sigue sin remontar en las encuestas, cuando no desciende, y volvería a ganar el PP a pesar de Rajoy, de los escándalos de corrupción, de las políticas llevadas de la legislatura pasada. «No lideramos», es la idea que cunde, «estamos igual o peor que el 20D».
No gusta el acuerdo con Ciudadanos, que ha llevado a ceder puntos del programa electoral a cambio de nada, dicen fuentes socialistas andaluzas, y que ha deslizado al partido hacia la derecha dejando el campo libre de la izquierda a Podemos. Menos fans aún son del posible apoyo de Podemos porque también se advierte un coste electoral. Ceder a los de Pablo Iglesias plantearía algo así como el enigma de la Coca-cola. ¿Entre el original y la copia, quién va a querer la copia?
Pero si no se hace el congreso, tampoco Sánchez lo tendrá fácil. Está por ver que los sectores críticos acepten que logre así, sin más, su propósito de volver a ser candidato a las generales de junio que, según todos los indicios, hoy por hoy aparecen como inevitables. Porque ya rechazaron en diciembre esta jugada anunciada por el secretario general la misma noche electoral. Piensan que quedará en evidencia que el líder antepone sus intereses personales, que es él quien tiene la «ambición», esa palabra que parece fatídica cuando se aplica a Susana Díaz.
En medios consultados se asegura que la presidenta andaluza no teme el coste político que le supondría dar el paso de ser candidata a la secretaría general aunque se insiste en que la decisión no está tomada y que dependerá de las explicaciones que dé Ferraz.
«Candidata ganadora»
En este clima de tenso suspense, los portavoces socialistas, ayer mismo Juan Cornejo, secretario de organización, el miércoles Antonio Pradas, miembro de la ejecutiva federal, hacen ver la fortaleza de la presidenta, su carácter de «candidata ganadora», su «liderazgo», los buenos resultados electorales, sus apoyos dentro del partido, la posibilidad de compatibilizar la secretaría general federal con la presidencia de la Junta.
Aunque si, en fin, fuera cartel electoral este argumento queda invalidado, porque otra cosa no se entendería si el 8 de mayo es elegida como número uno del PSOE y, sobre todo, si Pedro Sánchez es derrotado ¿cómo va a ser candidato a la presidencia del Gobierno? Habrá de de dejar entonces el palacio de San Telmo y arriesgarse, pues, a ese salto en el vacío de concurrir a unas generales y perder el poder andaluz a cambio quizá, del liderazgo de la oposición. O no, porque su círculo cree que con ella, y sólo con ella, es posible ganar las elecciones y reconstruir un PSOE en una crisis que dura ya demasiado y en todo caso transmiten la idea de que no es un asunto de cálculo personal, sino de interés del partido.
A partir de ahí hay que hablar de qué pasará en Andalucía. Aseguran que el escenario «no está planteado». Aunque es difícil de creer, sí traslada tranquilidad por el 'patio' andaluz, donde la disidencia interna es mínima, no peligraría el acuerdo con Ciudadanos y las encuestas hablan de una mejoría de resultados respecto a los del pasado año.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
¿Por qué ya no vemos tantas mariposas en Cantabria?
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.