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TEXTO: MARÍA F. NOGUERAS
Lunes, 17 de agosto 2009, 03:31
LOS fertilizantes tóxicos y que contaminan el medio ambiente tienen sus días contados con la investigación desarrollada por la empresa Bioalgal Marine, que ha diseñado un nuevo fertilizante de origen natural con la capacidad de mejorar visiblemente la calidad de las raíces de la planta sin agredirla y sin comprometer su calidad gracias a sus inocuas propiedades.
Esta compañía almeriense, especializada en el cultivo y aprovechamiento de microalgas, lanza este innovador proyecto con el nombre de Algafert. El resultado, un abono que permite acelerar el proceso de crecimiento de los cultivos sin necesidad de alterar sus características finales.
La compañía lleva años estudiando los efectos de la spirulina, un tipo de alga cuya particularidad es su alto contenido en aminoácidos y antioxidantes, lo que la convierte en un compuesto biológico que la complementa, como un suplemento vitamínico para la planta. Estas sustancias, extraídas mediante procedimientos naturales y respetuosos con la naturaleza, actúan en las raíces del vegetal, multiplicando las células durante su desarrollo. Con ello se consiguen más brotes y un mejor cuajado de las flores que proporciona a su vez un fruto de mayor tamaño y con mejor aspecto externo, además de más brillo y consistencia.
Según Marta Sánchez de Puerta, gerente de Bioalgal Marine, el biofertilizante no es más que una combinación de la microalga con agua y enzimas. Esta mezcla se calienta y al alcanzar una determinada temperatura, las algas se rompen y liberan los aminoácidos, ahorrándole a la planta el trabajo de crearlos por sí misma. «Así su crecimiento es mucho más rápido», afirma la responsable.
Los beneficios de Algafert, que son mayores en agricultura intensiva, han sido constatados en viveros almerienses, así como en las fresas de Huelva y olivares de Córdoba, Jaén y Granada. Los buenos resultados han permitido que el producto haya comenzado a comercializarse en toda Andalucía.
Minerales por tierra
Incluso ha llegado a superar los objetivos en el caso de la fresa en hidropónicos, un tipo de cultivo que sustituye la tierra por soluciones minerales, a las que añadiéndoles este producto mejoran tanto el fruto como la planta. «Es como si el sustrato en el que crece el vegetal se regenerara», explica Puertas.
En el caso de los sembrados en caballones -surcos en la tierra- se ha apreciado una mayor uniformidad en el fruto y en el colorido. Los peciolos de las hojas se alargan, desapareciendo a su vez la segunda categoría del fruto, no suele tener interés comercial. Su rendimiento también ha sido considerable en el olivo, donde se alargan las ramas, lo que facilita la recolección de las aceitunas. Pero quizás, la característica más importante de este abono es que esté permitido en cultivos ecológicos. Debido al gran aumento de la demanda de alimentos más sanos y el rechazo de los transgénicos, un producto como Algafert responde a las necesidades de un mercado cada vez más en contra de vegetales y frutas que han crecido con productos tóxicos. También ha sido muy eficaz en la llamada lucha biológica, que consiste en combatir las plagas que dañan los cultivos con organismos vivos, evitando que el fruto se contamine.
Al ser un producto natural, controla la aparición de insectos, sin que las cosechas adquieran las sustancias nocivas que suelen contener otros fertilizantes o pesticidas. Con esta iniciativa, Bioalgal se convierte en la primera empresa de Andalucía en conseguir las certificaciones de calidad y gestión medioambiental y de I+D+I. De esta manera, se sitúa a la cabeza de la comunidad en el desarrollo y comercialización de abonos compuestos por algas, siempre procurando la conservación del medio ambiente.
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