Uno de los menores detenidos.

Los niños que mataban en vez de jugar

Nuevamente nos sorprende una noticia de esas que nos asola el corazón, un par de críos de 14 años asesinan, en Bilbao, a un matrimonio mayor para robarles

Miércoles, 24 de enero 2018

Nuevamente nos sorprende una noticia de esas que nos asola el corazón, un par de críos de 14 años asesinan, en Bilbao, a un matrimonio ... mayor para robarles, ¿Cómo es posible?, ¿cómo puede ser que unos adolescentes, casi unos niños, sientan tal desprecio por la vida de unos seres humanos?

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No, no te eches las manos a la cabeza diciendo qué monstruos estamos creando. No vivimos en un mundo perfecto y estos desmanes y otros por el estilo los cometen adultos, a diario. (Accidentes que causan muertes por culpa del alcohol, las drogas o el incumplimiento de normas de tráfico; violencia de género, hombres que matan mujeres por despecho; violaciones, asesinatos, robos, el desprecio, el odio que manifestamos a través de las redes sociales por las personas que piensan diferente que nos lleva a difamar, amenazar, desear lo peor, etc.)

Un menor, por ser menor, necesita protección y no hay mejor protección que aprender el valor de las normas y los límites, un menor no es un adulto, un menor no está “terminado de construir”, un menor necesita guía y supervisión. Pero también un menor necesita asumir responsabilidades acorde a su edad. Ser menor no quiere decir que tengas vía libre para hacer lo que te dé la gana. Claro que hay menores cuyos comportamientos, totalmente repudiables, precisan de consecuencias inmediatas.

No es cuestión de “mano dura” es cuestión de mano firme, de seguridad y de convicción. Es mejor que lloren los hijos por que no entiendan las normas y los límites a que tengamos que llorar los padres por lo que nuestros hijos hacen.

Yo creo que estos actos violentos, todos los actos violentos, nos deben abrir los ojos y hacernos reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos todos y cada uno de nosotros, porque todos somos responsables de lo que ocurre en nuestra sociedad.

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Actos como este me reafirman en la importancia de educar. Sencillamente actuemos cada uno desde nuestra responsabilidad, en las familias concretamente siendo sistemáticos con las normas y los límites que nuestros hijos necesitan. Y comprando pañuelos de papel porque las normas y los límites generan mucha llantina a los que tienen que seguirlos y no a los que les corresponde proponerlos.

No basta con mirar y fruncir el ceño, todos podemos y todos debemos actuar y esto no sólo es un problema de hijos mal criados o de padres y madres desbordados. Si todos respetáramos, si todos asumiéramos el valor de normas y límites, si la ley estuviera por encima de lo que cada uno de nosotros quiere porque todos es más importantes que uno. Así daríamos ejemplo a los menores. Es fácil decir que “asco de sociedad”, es fácil decir que “la culpa es de los padres”, que suerte tenemos que la avería siempre es “de la calle” y la averia a veces consiste en no mirar la maldad, no ponerle nombre a la maldad

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