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JUAN CANO
Martes, 3 de septiembre 2013, 13:07
Paseaba con aire distraído por la playa de La Cepa, en Fuengirola. El típico turista extranjero de vacaciones en la Costa. Bañador, camiseta, mochila al hombro y cámara de vídeo en ristre. Parecía grabar paisajes. Pero no. Jugaba con el 'zoom' para filmar primeros planos de chicas en toples. Al final, unos bañistas lo descubrieron y lograron retenerlo hasta que llegó una patrulla de la Policía Local, que le quitó la cinta con las imágenes que había captado.
Fue un hombre quien se dio cuenta de que el 'voyeur' -persona que disfruta viendo a gente desnuda o en actitudes íntimas- se fijaba demasiado en una chica que jugaba a las palas en la orilla. Era la una de la tarde del martes. «Creo que están grabando a su hija», le dijo a una bañista, que en realidad era su tía. La mujer avisó a su marido y ambos comenzaron a seguir discretamente al sospechoso en su recorrido playero.
Unos metros más adelante, el mirón volvió a actuar. Según relatan testigos, se puso a grabar a otra mujer que tomaba el sol en toples. Al verlo, el matrimonio que lo seguía decidió intervenir. «Cuando se dio cuenta de que lo habían pillado, el hombre les ofreció la cinta para evitar que llamaran a la policía», cuentan.
La pareja no hizo caso y avisó a unos vigilantes de playas, quienes a su vez alertaron a la Jefatura de la Policía Local de Fuengirola. Los agentes llegaron al cabo de unos minutos. Se formó un gran revuelo. Empezaron a acercarse numerosos bañistas, entre ellos una chica que aseguraba que a ella también la había estado filmando. Y también Ana, la madre de la joven que jugaba a las palas: «Me indignó muchísimo; mi hija es menor -tiene 17 años- y nadie tiene por qué grabarla mientras está en la playa».
Toda la mañana
Los agentes identificaron al 'voyeur', que resultó ser un turista polaco de 40 años. Según fuentes cercanas al caso, pidió perdón tras reconocer que había estado tomando imágenes toda la mañana. Entregó la cámara a los funcionarios, que revisaron el contenido. «Mi cuñada -la mujer que lo siguió inicialmente- llegó a ver la cinta y encontró un vídeo en el que se veía a mi hija», explica Ana, que es madrileña y está pasando unos días de vacaciones en Málaga.
Los policías intervinieron el dispositivo de grabación y trataron de calmar a las bañistas que habían sido filmadas. «Nos dijeron que nos preocupáramos porque esa cámara no almacena vídeos y la cinta ya está confiscada», añade la madre de la menor.
Lo mismo ocurrió con el último mirón sorprendido en el litoral de la provincia. Fue a primeros de agosto en Benalnatura, una zona nudista de Benalmádena. La Policía Local arrestó a un hombre de 48 años que había estado grabando a bañistas con una microcámara instalada en unas gafas-espía. Al parecer, tenía 1.600 imágenes tomadas en distintas playas, como Guadalmar o Caños de Meca.
En julio hubo otro caso más. Sucedió en la capital. Una patrulla de la Policía Local cazó a un ciudadano chino que había estado haciendo fotos a bañistas, entre ellas algunas mujeres en toples. Los agentes comprobaron que el hombre, de 43 años, tenía más de dos mil imágenes almacenadas en su cámara.
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