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El partido entre Unicaja y Joventut Badalona acababa de finalizar (78-83) y los aficionados abandonaban en Palacio de los Deportes José María Martín Carpena. Es, desde el punto de vista policial, un momento crítico: miles de personas saliendo a pie para dirigirse a sus coches particulares o a algún transporte público en el que volver a casa.
En ese contexto, este viernes 30 de mayo se produjo una persecución policial por un coche que pretendía acceder a una calle que estaba cortada con motivo de la celebración del partido de baloncesto y por la que, en ese momento en concreto, los aficionados abandonaban en masa el pabellón. El conductor, que casi atropella a un policía local que trató de interceptarlo, triplicó la tasa de alcohol permitida.
Ocurrió sobre las once de la noche. Una dotación de la Policía Local controlaba la rotonda situada entre las avenidas Manuel Alvar -en el lateral oeste del palacio- y Miguel de Mérida Nicolich, que es la que pasa por delante del Martín Carpena. Además de llevar sus uniformes y chalecos para ser visibles, los agentes habían colocado el patrulla en la intersección con las luces prioritarias encendidas.
Los funcionarios vieron un coche que se aproximaba hacia ellos y le dieron el alto, ya que pretendía acceder hacia la calle del pabellón, que estaba cortada. Tras varios intentos de que se detuviera, el conductor presuntamente hizo caso omiso y tomó hacia Miguel de Mérida Nicolich. Según las fuentes consultadas, uno de los agentes tuvo incluso que saltar para evitar ser atropellado.
El conductor del coche -un joven de 24 años- circuló por delante del Martín Carpena, con el consiguiente riesgo por la importante afluencia de público, y emprendió la huida hacia el Camino de la Térmica. En esas maniobras golpeó otro turismo, por lo que varias patrullas empezaron a perseguirlo con las luces prioritarias activadas para interceptarlo lo antes posible.
La huida no se prolongó demasiado. Tras circular por varias calles de la zona a una velocidad bastante superior a la permitida, el conductor acabó parando el coche. Los agentes, al identificarlo, comprobaron que presentaba signos evidentes de encontrarse bajo los efectos del alcohol, por lo que lo llevaron a las dependencias del Grupo de Atestados (GIAA) de la Policía Local de Málaga para verificar su impresión.
En la prueba del etilómetro, los agentes confirmaron que el joven había bebido. Al parecer, dio una tasa que aproximadamente triplicaba el máximo permitido, cuyo límite genérico es de 0,25 miligramos por litro de aire espirado, por lo que quedó en calidad de investigado por al menos dos delitos contra la seguridad, el de la alcoholemia positiva y la conducción temeraria.
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