El Tiriri se arranca de nuevo
El Corralón de Santa Sofía recupera la esencia del flamenco con el salero de El Remache, la fuerza de Luisa Chicano y el desgarro de Luisa Muñoz El cantaor, ya retirado, agradece con una bulería y un fandango el homenaje de la Bienal
REGINA SOTORRÍO
Miércoles, 5 de junio 2013, 16:01
Nació en un lugar como este unas calles más allá. Algunos de sus vecinos de entonces estaban anoche con él. «¡Cómo pasa el tiempo!», exclamó ... al ver en una pantalla imágenes antiguas de la Trinidad. Quién sabe si por esos recuerdos, por la compañía, por el entorno... o por algo de las tres cosas, El Tiriri se arrancó ayer por bulerías y fandangos en el Corralón de Santa Sofía. Y eso, con 74 años que tiene, ya no sucede muchas veces. Por eso sorprendió y por eso el público lo agradeció aplaudiendo en pie al maestro. El Tiriri era anoche el invitado especial en 'El flamenco en el Perchel y en la Trinidad', un espectáculo de puro arte jondo que devolvió el cante, el baile y el toque a uno de los lugares donde se gestó, el corralón.
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En el marco de la Bienal de Flamenco de Málaga y de la Semana Popular de los Corralones, fue una noche para homenajear al Tiriri y a esos artistas que como él se criaron en la popular Casa de las Monjas -La Repompa, La Pirula, La Cañeta, El Tiriri, Pepito Vargas, El Tembleque, El Ronco y La Kika-, a unos pasos de donde ayer se levantó el tablao.
Jóvenes y veteranos
Sobre el escenario, veteranos como los bailaores y cantaores Pepito Vargas y El Remache; el cantaor José Soleá; y los guitarristas Juani Santiago y Andrés 'El Bombero'. Y las nuevas generaciones del flamenco, con la bailaora Luisa Chicano, las cantaoras Luisa Muñoz y Rocío Santiago y el toque de Francisco Vinuesa. Entre todos -previa presentación de Paco Roji- montaron la fiesta en el Corralón de Santa Sofía, decorado con geranios en las paredes y mantones en las barandillas. Entre el público, el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, y la concejala de Distrito Centro, Gemma del Corral.
Había un guión... pero no se siguió. Lo rompió el propio Tiriri, cuando tras la actuación de El Remache se levantó de la silla -seguía el espectáculo desde el escenario junto a su hijo Kiko- y dijo: «yo quiero cantar». «Me encantaría estar aquí toda la noche, pero con mi edad tengo el cuerpo distraído... Les canto por bulerías y me marcho», anunció. Se animó y siguió con un fandango en el que el mismo Cautivo le pedía que le cantara «otra vez». Y es que, como dijo minutos antes cuando la concejala Gemma del Corral le entregó una placa, «todo el mundo me quiere». Hasta en Japón, recordó. «Será por algo», apostilló entre aplausos y vítores. Sentada en el patio, veía el espectáculo desde la barrera La Cañeta. Hasta que no se pudo resistir y se lanzó al ruedo con sus compañeros.
Más de dos horas
La fiesta duró más de dos horas. Los Santiago, padre e hija, abrieron la noche por malagueñas. Era lo propio. Se sumaría después la voz desgarrada y pasional de Luisa Muñoz. José Soleá puso el cante al baile visceral y con garra de Luisa Chicano. Oles y palmas por la fuerza de su zapateado. José Soleá haría luego una sentida seguiriya. El Remache y Pepito Vargas -cada cual en su momento- se llevaron al público de calle con su gracia, su salero y el saber hacer de quien lleva años pisando tablas. Bailaron y cantaron letrillas populares. «¡Qué arte!», les gritaban una y otra vez. Ya lo avisó El Remache hace unos días: «El sábado reviento el tablao». Y el artista cumplió con creces su palabra. Vinuesa, Santiago y El Bombero les acompañaban con su toque experimentado.
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Se escucharon rondeñas, alegrías, tangos flamencos y, como corresponde a una celebración flamenca, muchas bulerías. Espectacular fin de fiesta con todo el cuadro cantando, bailando y a las guitarras. Los artistas estaban a gusto, entre amigos, y eso se notaba. No en vano, para muchos lo de anoche era una vuelta a casa.
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