Profesores acuden enfermos a clase para evitar recortes en sus nóminas
Con faringitis, otitis o el brazo en cabestrillo, los docentes no se quedan en casa porque pueden perder más de cien euros por cuatro días de baja
M. ÁNGELES GONZÁLEZ
Jueves, 4 de abril 2013, 12:54
Tres profesores. Uno con un brazo en cabestrillo, otra con faringitis y otra con riesgo de desprendimiento de retina. No están en un hospital, sino ... en un colegio de la capital, dando clase. A pesar de encontrarse mal, no se han quedado en casa porque no pueden soportar ni un recorte más en sus sueldos y a partir de enero de este año los funcionarios ven reducida su nómina de forma considerable desde el primer día que estén de baja por incapacidad temporal. La penalización puede superar los cien euros en el caso de faltar cuatro días al trabajo y pasar de los 400 si la ausencia se prolonga más de 20 días, según los sindicatos.
Esto es consecuencia de la aplicación por parte de la Junta de Andalucía del Real Decreto Ley 20/2012 del Gobierno central, en el que se fija un recorte del 50% de las retribuciones desde el primer al tercer día de baja médica, y del 25% del cuarto al vigésimo. La cantidad varía en función del sueldo del enfermo, pero en cualquier caso ha provocado un enorme malestar entre el colectivo docente. Tanto que las centrales sindicales denuncian que la asistencia a clase aun estando enfermo es algo generalizado en colegios e institutos, y así lo confirman en algunos centros consultados, que han apreciado una importante disminución del número de bajas en los últimos tres meses.
La inquietud es tal que el sindicato Anpe recibe más de seis llamadas diarias de profesores preguntando cuánto pueden perder si se dan de baja. «Alguno ha llegado a decirnos que aunque tiene una enfermedad infecciosa no se puede permitir perder más dinero y que va a ir dar clase», apunta la secretaria provincial, María Gracia del Amo.
«Podemos hablar de decenas de profesores los que están yendo enfermos a trabajar y nos quedamos cortos. Tienen que estar malísimos de la muerte para darse de baja», señala el secretario de la Federación de Enseñanza de CC OO en Málaga, Félix Martín, que asegura que en esta época del año es habitual que los docentes acudan a clase «con gripe o gastroenteritis». «Hay riesgo de contagio a los alumnos, pero no nos dejan otra opción», defiende.
Unos 500 euros menos
La congelación del sueldo y la eliminación de la paga extra de navidad han reducido la nómina del profesorado en una media de 500 euros mensuales, según Del Amo, que coincide con Martín al criticar que «se están cebando en nosotros».
La misma sensación que tiene Sonia Blázquez, una maestra de Primaria de un colegio de la capital que ha estado acudiendo a clase varios días a pesar de padecer un cuadro de faringitis, conjuntivitis, otitis y rinitis. «Pillé un catarro que empeoró y a los pocos días estaba con fiebre. Me encontraba para darme de baja, pero tenía claro que no la iba a coger por el tema económico. Habría perdido unos 200 euros», argumenta esta docente, que reconoce que no estaba en condiciones de trabajar. Dice que era consciente de que podía contagiar a sus alumnos, pero esgrime que «igual que pueden hacerlo ellos porque son los primeros que van a clase enfermos». No obstante, afirma que «es una vergüenza que tenga que ocurrir esto porque los niños no están bien atendidos, pero nos sentimos presionados».
Su caso no es el único de este centro. Sonia, delegada sindical de ANPE, relata el de un compañero que estuvo tres semanas con el brazo en cabestrillo. «Pasó muchos dolores pero aguantó», señala. Otra colega, después de faltar unos días por estar al borde de un desprendimiento de retina, se reincorporó sin recuperarse del todo: «Iba con miedo por los pasillos porque temía chocar con un niño o que le dieran un balonazo, pero no puede permitirse que le quiten 500 euros en 20 días».
En el colectivo Marea Verde, integrado en su mayor parte por profesores, también constatan este fenómeno. Como ejemplo, cuentan el caso de una profesora que estuvo dando clase con afonía. Y hace unos días llegó a ANPE el correo de una docente que, debido a una bursitis en la cadera, está trabajando sentada sobre una bolsa de agua caliente. Ante esta situación, la asesora de la Federación provincial de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Fdapa) es tajante: «Me parece una irresponsabilidad ir enfermo a trabajar». No obstante, critica que para reducir el absentismo laboral y los abusos que ha habido en años anteriores se penalice a quien realmente tiene alguna dolencia. «Es ridículo», dice.
La situación puede empeorar, según el sindicato ANPE, que teme que en breve desaparezca la posibilidad de ausentarse hasta tres días del trabajo sin baja y solo con un justificante del doctor. En este caso el funcionario no pierde ni un euro, pero el desconocimiento hace que muchos ni siquiera se planteen esta fórmula, según constatan en algunos centros educativos consultados.
Ángel Ramírez no pudo acogerse a esta alternativa. Una lumbociática obligó a este profesor del IES Vicente Espinel de la capital a estar de baja durante dos meses. Por los primeros 20 días de esa ausencia le recortaron la nómina en 460 euros, casi el 30% de su sueldo mensual. «No fui a trabajar porque no podía andar», dice.
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