Un trozo de historia en cada fachada
Villas y hoteles del siglo XIX, que hoy son escuelas, clínicas y sedes administrativas, conservan el esplendor de la épocaLa Junta de Andalucía declarará Bien de Interés Cultural medio centenar de edificios entre el Paseo de Reding y la Avenida Pintor Joaquín Sorolla
AMANDA SALAZAR M. ÁNGELES GONZÁLEZ asalazar@diariosur.es maguisado@diariosur.es
Viernes, 22 de febrero 2013, 14:50
Pasear entre el Paseo de Reding y la Avenida Pintor Joaquín Sorolla de la capital supone hacer un viaje al siglo XIX, a una época de vestidos largos, carros tirados por caballos y caballeros de bigotes engominado y sombreros de copa. El regreso a un pasado en el que Málaga se convirtió en el foco de una importante actividad industrial que enriqueció a una incipiente burguesía que quería mostrar el mismo poderío que la alta aristocracia.
Fueron también tiempos de esplendor constructivo en la ciudad, fundamentalmente a partir de la década de los 30, según apunta el historiador Francisco García Gómez, autor de 'La vivienda malagueña del siglo XIX'. Nunca hasta entonces la arquitectura doméstica había atraído tanto la atención de una sociedad como lo hizo en aquella época y arquitectos de prestigio empezaron a diseñar casas para los más adinerados.
La vivienda era un símbolo de ostentación y la burguesía se preocupaba por lucir sus posesiones. El barrio residencial burgués por excelencia de finales del siglo era la zona este de La Caleta, donde los hoteles alternaban con ventas y algunas casas más populares. En esta zona, empezaron a aparecer las villas, residencias de recreo ajardinadas fuera de la ciudad y que se utilizaba como segunda residencia.
El valor arquitectónico e histórico de estos edificios ha llevado a la Junta de Andalucía a iniciar esta misma semana el procedimiento para su inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bienes de Interés Cultural (BIC), según se especifica en el BOJA del 12 de febrero. En total, medio centenar de estos inmuebles situados en el Paseo de Reding, Avenida de Pries, Paseo de Sancha y la Avenida Pintor Joaquín Sorolla, ahora convertidos en clínicas, escuelas o sedes administrativas, se incluirán de manera colectiva en este registro que les confiere una protección especial.
Muchos de los inmuebles son ya célebres entre los malagueños, como el edificio de Félix Sáenz en el Paseo de Reding o el Palacio de la Tinta.
Se trata de construcciones con fachadas repletas de detalles neorrenacentistas, neoplaterestos, neogóticos, neomusulmanes y otros novedosos con carácter ecléctico, donde el vídrio y el hierro tenían un espacio destacado, según reseña García Gómez en su libro. SUR se acerca a algunas de estas casas centenarias para conocer un poco más su historia.
Paseo de Sancha, 11
La antigua casa de una duquesa cordobesa
Elena González y su marido, farmacéutico de profesión, son los propietarios de la casa situada en el Paseo de Sancha número 11, la primera parada de nuestro recorrido. Data de 1930 y, según comenta Elena, antiguamente formaba parte de los jardines de la casa contigua, que actualmente alberga la Escuela de Turismo Costa del Sol. «Fue la condesa de Talara, una aristócrata de Córdoba muy pudiente, quien compró los terrenos y ordenó construir la casa», señala. De ahí que en la fachada y en varias zonas de la casa aparezca el escudo que identifica su linaje.
«La duquesa no tenía hijos; ella falleció y su marido puso la casa a nombre de su segunda esposa. En los años 80, se murió el dueño y a los ocho meses su mujer. Mi padre era el albacea y, como todos los herederos eran de fuera y no tenían interés, mi marido decidió comprar el inmueble», explica.
La vivienda cuenta con 998 metros cuadrados divididos en dos plantas y un mirador en una torre. Prácticamente se conserva igual que cuando se construyó, salvo por algunas reformas en baños y cocina. Con una fachada majestuosa y una ubicación inmejorable, es un tesoro oculto en mitad de la ciudad. Una de las zonas favoritas de Elena es el jardín del que ha disfrutado mucho en familia. Elena comenta señala que es un orgullo poder vivir en una casa así, pero que tiene su contrapartida. Mantener un edificio de este tamaño y tan antiguo conlleva muchos gastos de mantenimiento. «O la tienes cuidada o se viene abajo», añade.
Escuela de Turismo Costa del Sol
Un centro educativo que fue cuartel de la Guardia Civil
En el Paseo de Sancha número 13 encontramos la Escuela de Turismo Costa del Sol y a su director desde hace cuatro años, José Miguel García, que nos muestra las instalaciones ubicadas en el viejo inmueble del 1900, de planta baja más dos alturas, uno de los mejor conservados del conjunto de casas seleccionadas por la Junta de Andalucía. Lo más destacado de este edificio es su fachada, con una parte central flanqueada por dos cuerpos «a modo de antepecho, rematadas en balaustradas», según se señala en el BOJA en su descripción arquitectónica.
Según García, el inmueble fue una vivienda particular en sus inicios. Después, pasó a ser un cuartel de la Guardia Civil y posteriormente, el colegio León XIII. En el año 1965 se convierte en la Escuela de Turismo y en el año 1985 cambia de propietarios, aunque mantiene su función como centro de formación especializado.
García señala que gran parte de los suelos de cerámica se han mantenido igual a lo largo de los años. Los techos altos y los grandes ventanales lo convierten en un entorno único para los estudiantes, que aprecian el poder estudiar en un lugar con tanta personalidad. «Es un sitio distinto que guarda mucha historia en cada rincón; no estudiamos en aulas funcionales iguales unas a otras, sino en un entorno con mucho encanto», dice Luisa Mancebo, una de las alumnas. Las habitaciones de la antigua casa se han adaptado para albergar las aulas, la biblioteca o la sala de informática pero mantienen el espíritu original.
Antigua Villa San Carlos
Una clínica radiológica con vistas al mar
En el Paseo de Sancha número 42 se encuentra la Clínica Radiológica Mario Gallegos, la antigua Villa San Carlos, construida por el arquitecto Fernando Guerrero Strachan. Se trata de una de las pocas viviendas que cuentan con dos entradas y que da directamente al Paseo Marítimo. Los primeros propietarios de la casa fueron la familia Peña. Después, albergó el Liceo Francés y una escuela de diseño y artes gráficas. Hace 20 años, Mario Gallegos la compró para trasladar su clínia desde la calle Larios. «Buscaba un edificio con párking, porque la peatonalización del Centro causaba muchos problemas a mis pacientes», dice. Y se topó con esta joya que le costó 200 millones de pesetas. «Me pareció un lugar ideal para mí porque tenía muchos metros cuadrados -la parcela ocupa cerca de dos mil metros cuadrados, mil construidos- y habitaciones muy grandes», indica.
Ahora, el esplendor del siglo XIX se une a la tecnología del siglo XXI con escáneres y resonancias de última generación. Mario Gallegos reconoce que se siente un privilegiado por trabajar donde lo hace. «Todos los días hay pacientes que, tras salir de la consulta, se quedan largos minutos embelesados viendo el mar en la sala de espera de la segunda planta», que conserva el suelo original de la villa.
Villa Onieva
La sede institucional de Cajamar, en venta
Damos un salto hasta la Avenida Pintor Joaquín Sorolla número 6 para visitar Villa Onieva, propiedad actualmente de Cajamar Caja Rural. Joaquín Luque, delegado territorial de Cimenta2, la empresa del grupo que gestiona los activos de la entidad, nos acompaña en la visita. A pesar de que mantiene casi intactos numerosos elementos de la época, fundamentalmente su fachada, el inmueble también cuenta con elementos modernos, como puertas automáticas de cristales o videoporteros electrónicos.
Con 715 metros cuadrados, la villa fue construida en 1890 por el arquitecto malagueño Fernando Guerrero Strachan y se remodeló en 1928 por Diego Salcedo. Cajamar la compró en 2006 a la familia Onieva por cuatro millones de euros para el desempeño de actividades institucionales, aunque actualmente está a la venta después de trasladar su sede a otro edificio en la Alameda. Aunque aún está en proceso de valoración económica, ya hay inversores interesados en esta joya decimonónica.
Fundación Manuel Alcántara
La casa de los guardeses tiene su propio estilo
En la Avenida Pintor Joaquín Sorolla número 59 se encuentra un edificio mucho más sencillo que los anteriores pero no por ello es menos importante. Se trata de la actual sede de la Fundación Manuel Alcántara, que hasta hace poco tiempo fue la vivienda de los guardeses de los Van Dulken. Según explica la responsable de la fundación, Marina Maier, el inmueble se reformó por completo por dentro, pero guarda los elementos originales de primeros de siglo, con un tejado a dos aguas cubierto con teja de cerámica y chimenea.
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