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El barco se ha convertido en una atracción para los turistas. :: Josele-Lanza
Marbella

Una joya flotante de aluminio y acero en Marbella

El barco llegó la semana pasada procedente de Gibraltar y tiene su próximo destino en el puerto de Montecarlo Fondea en Banús el yate 'Sarafsa', propiedad de un príncipe saudí y considerado uno de los más vanguardistas del mundo

HÉCTOR BARBOTTA barbotta@diariosur.es

Lunes, 11 de febrero 2013, 08:18

Llamar la atención en Puerto Banús, donde fondean muchas de las embarcaciones mas lujosas del mundo, es algo que está reservado a muy pocos yates. Uno de ellos es el 'Sarafsa', un buque de 82 metros de eslora que permanece desde el pasado miércoles anclado en el puente de Levante. Considerado uno de los barcos más vanguardistas del mundo, no solo por su diseño sino también por su dotación técnica, el 'Sarafsa', aunque navega bajo bandera de la Islas Caimán, es propiedad de un príncipe saudí, Khalid bin Sultan bin Abdul Aziz al Saud, emparentado con la casa real de ese país. El nombre del barco resulta de la contracción del nombre de la única hija mujer del propietario, la princesa Sara Fahed Sultan al Saud.

Con la discreción que suele rodear a los magnates de esa procedencia, que a diferencia de quienes llegan de otras geografías no hacen de la ostentación su seña de identidad, el precio del barco es uno de sus secretos mejor guardados.

Botado en Devonport, en la ciudad británica de Plymouth en el año 2008, el barco es un prodigio técnico de aluminio y acero cuya construcción demandó cuatro años de trabajo.

Diseñado por Andrew Winch, los privilegiados que lo conocen por dentro aseguran que el interior está inspirado en los hoteles clásicos italianos, y quienes entienden de barcos destacan su sobriedad exterior y el casco profundo que se considera único en el mundo. Se cuenta que en el astillero donde fue construido fue necesaria la utilización de dos grúas de 500 toneladas para colocar la superestructura sobre el casco.

Con capacidad para 20 tripulantes y 12 invitados, una de sus principales características técnicas es el estabilizador de anclaje, un dispositivo que permite que los ocupantes puedan permanecer a bordo aún durante las peores tormentas con la misma comodidad con la que se está en tierra firme.

Su propietario, el príncipe Khalid, de cuyas actividades en Marbella no han trascendido noticias -de hecho ni siquiera se sabe si ya está en la ciudad- es un enamorado del mar. En su país preside la Comisión del Premio Internacional Príncipe Sultán bin Abdul-Aziz del agua, un galardón creado para promover el cuidado de las riquezas marinas.

Procedente de Gibraltar, el barco arribó a Marbella la semana pasada y permanecerá anclado todavía hasta el lunes próximo, cuando partirá con destino al puerto de Montecarlo. Hasta entonces formará parte del paisaje de Puerto Banús.

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