Antoine Quero y Teodoro León Gross, a orillas del mar en el Morlaco. :: CARLOS MORET
PASEO CON FIGURA

Antoine Quero: «Si quieres cambiar algo en la vida real, hay que actuar»

El Morlaco

TEODORO LEÓN GROSS

Lunes, 29 de octubre 2012, 10:45

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Mientras el Partido Socialista se desangra en las urnas desconectado de la sociedad, crece el interés de la batidora de ideas de Antoine Quero, ' ... el tercer hombre', aquel tipo desconocido que irrumpió en las primarias para reivindicar un cambio real en el pulso inútil de carteles de Rubalcaba y Chacón. Y sus ideas sonaban bien: apertura de listas, meritocracia, reforma financiera con un plan de empleo. Desde entonces el aparato ensombrece el movimiento Bases en Red, al que él pone rostro, porque en definitiva cuestionan un partido secuestrado por el aparato. «El último congreso no fue el prólogo de una nueva etapa; sino el epílogo de la etapa anterior». Este francés de Málaga, malagueño de Bruselas, aterriza en la ciudad y propone pasear por el Morlaco: «Cada tarde, al regresar del colegio de los jesuitas en el autobús, había un momento mágico: al dar la curva de los Baños del Carmen aparecía la bahía al atardecer, el skyline de la Malagueta, la sierra de Mijas».

-Y si algo recuerdo siempre de Málaga es la luz.

Como tantos malagueños, su vida es un crisol: padre de un pueblo de Jaén, madre francesa, nacido en Madrid en 1969, desde la infancia en Málaga. «Viví aquí los años decisivos, esos años que te marcan para siempre, hasta los dieciocho». Después estudió ingeniería química en Francia, especializado en materiales para la industria aeroespacial. Pronto obtiene un contrato en Burdeos con el proyecto Hermes -el Discovery europeo- para buscar una alternativa al titanio capaz de resistir las temperaturas de entrada en la atmósfera sin bloquear las ondas electromagnéticas de la nave.

Trabaja en Aérospatiale hasta que alguien le recomienda unas oposiciones de 'administrador' en la Unión Europea. Era 1993, y concurrían 55.000 mil aspirantes a cien plazas. Desde entonces es uno de esos supertécnicos que manejan el laberinto de Bruselas, primero en el programa marco de I+D, después Presupuestos - «ahí empecé a fajarme en las negociaciones»- y más tarde a Exteriores, con el escenario apasionante del 11S, e incluso Economía con la crisis. Entonces asume que su pasión por la Filosofía Política debía conducir a la política.

-En un momento piensas: «si quieres cambiar algo en la vida real, hay que actuar».

En el año 1999 se decide a militar en el PSOE, en la agrupación de Bruselas, la mayor fuera de España donde se afiliaron algunos históricos en el franquismo. Su irrupción se produce con la crisis del zapaterismo «por la convicción de que hay que hacer política de otra manera». Comienzan a organizarse desde las bases, gente de toda España conectada en las redes sociales para hacer propuestas. El ninguneo de los dos candidatos lleva a Bases en Red a presentar una candidatura, y ahí aparece Antoine Quero con su aire centroeuropeo y sus críticas sin eufemismos: «El aparato no está conectado con la sociedad; ni siquiera con las bases»; «se resisten al cambio con la excusa de que no hay alternativa»; «cualquier programa futuro del PSOE debería conllevar una reforma electoral para desbloquear las listas atendiendo a criterios de mérito». En un partido con un aparato tan espeso, Quero es un outsider. Pero sus informes sobre la crisis son una referencia.

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-El PSOE saldrá de su crisis cuando tenga respuestas convincentes para salir de la crisis.

Enfatiza que la prioridad es el empleo, no la deuda. «Hay que invertir la secuencia, no esperar años a crecer para que haya empleo». El defiende una reforma bancaria separando captación de depósitos y créditos, con una entidad independiente para la gestión de la liquidez que rescate al país. Sus ideas no son convencionales; sus cifras son creíbles. Pero sabe que ante todo su partido necesita un rescate.

-Nadie podía imaginar que el PSOE podría llegar a convertirse en un partido irrelevante. Pero puede ocurrir.

La vida en Bruselas es placentera. Su casa está situada frente al Bois de La Cambre, un parque que se extiende con veinte kilómetros de bosque, y disfruta de esa capital cultural. Pero eso no apaga su pasión. «Para quien tenga vocación política, esta va a ser una época fascinante».

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