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El chiringuito Maribel, propiedad de la familia Villegas y situado en la Cala del Moral, lleva más de tres décadas en la Axarquía. :: N. VEGAS
Maribel: de local desmontable a chiringuito de referencia en La Cala
HISTORIAS DE CHIRINGUITOS (XX)

Maribel: de local desmontable a chiringuito de referencia en La Cala

Comenzó como un pequeño puesto desarmado cada septiembre; hoy su evolución es símbolo del potencial turístico de la Axarquía

ALBERTO GÓMEZ

Viernes, 7 de septiembre 2012, 11:02

La historia de los merenderos más antiguos de la costa malagueña conduce a tiempos difíciles, cuando los locales eran pequeños puestos desmontables realizados con materiales débiles como el cañizo y la tela. Todo era distinto entonces. A comienzos de mayo, con la llegada del ocio playero, familias enteras ponían en pie sus negocios, los mismos que en septiembre eran desarmados hasta el año siguiente.

Maribel Aguilar y Paco Villegas, propietarios del chiringuito Maribel, situado en la Cala del Moral, conocen bien aquella época. El recuerdo más recurrente, sin duda, es el ambiente familiar que presidía el pequeño comedor y la labor de los pescadores, que llevaban su redada directamente a las cocinas fabricadas a base de chapa y madera.

Todo cambió a finales de la década de 1980, cuando fueron retirados todos los locales costeros de la zona con el fin de administrar las concesiones. El merendero Maribel fue el primero de la zona en obtener el ansiado permiso, y el día de su apertura, el 8 de agosto de 1988, fue festejado como todo un acontecimiento en la localidad axárquica. La inversión realizada -«un gran sacrificio económico que nos producía mucha incertidumbre», recuerda Maribel- pronto obtuvo recompensa y el chiringuito caleño se situó entre los más apreciados por turistas y residentes.

La popularidad del merendero de la familia Aguilar es tal que hace ya casi dos décadas SUR publicaba una reseña del restaurante firmada por Juan Vargas, quien destacaba «la magnífica carta con la presencia de las mejores materias primas de la zona. Entre los pescados: calamares, pintarroja en adobo, jibia y excelentes besugos y peces espada. Qué decir de las carnes. Entrecot de ternera, solomillo de cerdo, brochetas y el típico planto montés, una apetitosa composición de orígenes ancestrales. Para incluir un almuerzo satisfactorio, un postre de la casa como arroz con leche, flan con nata, el pijama o flan como melocotón y piña».

Hoy el local ha pasado a manos de Maribel Villegas, hija de los propietarios, y de su marido Rafael Romero. La nueva gerencia mantiene la esencia tradicional del negocio. Afirman que han intentado poner en marcha estrategias de modernización y platos más elaborados que, sin embargo, no han funcionado. «La gente prefiere la oferta de siempre: pescados, paellas y ensaladas, pero sí hemos hecho algunas concesiones, sobre todo de cara a los más pequeños, como la inclusión de pizzas en la carta», explica Rafael.

Ahora hay seis merenderos en la zona y el chiringuito Maribel puede presumir de abrir a lo largo de todo el año gracias a mantener una clientela familiar basada en los habitantes de la localidad y el turismo. Por más que se intente innovar en la carta, los platos marineros continúan siendo, décadas después, los manjares más apreciados por los comensales. De hecho, Maribel y Rafael no dudan sobre cuál es el secreto del éxito del negocio: la buena cocina, de la que se encargan ellos mismos y la calidad de la materia prima, que obtienen de los mercados de La Caleta y Fuengirola.

Aunque permanezca con sus puertas abiertas todo el año, el verano no deja de ser el principal impulso del chiringuito. Por ello las jornadas son especialmente duras durante la temporada estival. Desde las diez de la mañana hasta la una de la madrugada, los fogones del merendero no descansan ni un minuto. La costa axárquica es una realidad turística que, sin embargo, aún está por consolidar. Consciente de ello, Rafael recalca su potencial como destino y reclama una conexión permanente con la estación de AVE y el aeropuerto de Málaga.

A pesar de ello, y de que el año 2012 será recordado por el recrudecimiento de la crisis económica en todo el país, Rafael y Maribel reconocen que la temporada ha sido más positiva de lo que esperaban. Con la concesión administrativa recién renovada durante los próximos quince años, ahora se asoman a un futuro que se les antoja complicado pero al que aderezan con una dosis de optimismo. La incógnita de cómo se comportará el sector durante el próximo verano se despeja con la certeza de que el trabajo bien hecho siempre da sus frutos. La historia del chiringuito Maribel es una buena muestra de ello.

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