Graban a su compañero de piso con una webcam para denunciar que les robaba

En el domicilio donde ocurrieron los hechos, situado en Málaga capital, reside una familia de inmigrantes de nacionalidad rusa. En la casa convivían madre, hija y sobrina hasta que, a finales del año pasado, decidieron compartir el alquiler. En diciembre encontraron un compañero de piso, un hombre que, comentan, les causó buena impresión.

Cuentan que lo primero que echaron en falta fue una cadena de oro que una de las jóvenes tenía en su cómoda. Desde entonces, afirman, se sucedieron las desapariciones de objetos en sus respectivas habitaciones. Una de las mujeres asegura que tenía 550 euros en una caja de cartón, dentro de su cuarto, y que un día dejaron de estar ahí. Su prima dice que le quitaron un joyero con alhajas, algunas de gran valor sentimental, que había escondido «muy bien» dentro de su cuarto.

Cámara oculta

Después de Navidad empezaron a recelar del inquilino, que parecía amigable, cercano, y que incluso se mostraba consternado por el número de horas que trabajaban las dos mujeres y por lo fatigadas que llegaban a casa, explican ellas. Y empezaron a pensar en cómo podían descubrir si sus sospechas eran fundadas. Se acordaron de las cámaras ocultas que se usan en las películas y preguntaron a un amigo cómo podían hacerlo en el ámbito doméstico. Según su relato, él les aclaró que había un programa espía que se usaba, por ejemplo, para vigilar a los niños pequeños cuando estaban en una habitación diferente a la de los padres. El software en cuestión activa la webcam del ordenador cuando detecta movimiento frente a la pantalla. Mientras tanto, permanece latente.

Las denunciantes lo instalaron en sus respectivos portátiles, que colocaron en sus cuartos. Los vídeos que han grabado, y que han aportado a la policía, han sido filmados entre el 22 y el 27 de febrero. En los archivos, se observa a las chicas preparando el programa espía y, más adelante, se ve a un hombre que parece buscar algo dentro de una habitación, o hurgando en una mochila.

Cinco minutos de reflexión

A la vista de las imágenes, decidieron hablar con él. Lo hicieron el pasado martes. Dicen que le dieron cinco minutos para que reflexionara, antes de avisar a la policía, y un plazo de 24 horas para que les devolviera todo lo que, según ellas, les había quitado. Ante la ausencia de una respuesta, llamaron a la sala del 091.

La comisaría envió una patrulla al lugar. Los agentes se llevaron detenido al sospechoso junto con las grabaciones realizadas por las mujeres, que han denunciado que, entre dinero y joyas, el valor de lo supuestamente hurtado supera los mil euros. La investigación sigue abierta.