SOCIEDAD

¿Qué fue de las ministras 'Vogue'?

Cuatro de ellas cuentan detalles de aquel posado. A alguna no le gustó

ESTER REQUENA

Domingo, 23 de octubre 2011, 21:48

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Ha sido la foto más chic de la etapa de Zapatero. Y posiblemente también la que más ha dado que hablar. Han pasado siete ... años de aquella portada de 'Vogue' que dio la vuelta al mundo con un retrato que pasará a la historia de la democracia, en la medida en que esas ocho mujeres fueron las primeras ministras de un Gobierno paritario en España. Pero esa fotografía -que ha cobrado actualidad por la polémica del cupo de mujeres en los puestos de salida en las listas del PSOE- tiene su propia intrahistoria. Parte de sus protagonistas se resistieron a posar cual 'top models' en las escalinatas de La Moncloa. No lo veían muy claro rodeadas de tres maquilladores y cinco estilistas. «Pero la vicepresidenta -María Teresa Fernández de la Vega- nos presionó para posar», recuerda María Antonia Trujillo, ministra de Vivienda por aquel entonces. A ella le contaron que no se daría una imagen frívola y que por eso se optaba por evitar trajes coloridos. Al final a todas les pusieron prendas en blanco y negro; «y nada de llamativas joyas», puntualiza la exministra.

Del perchero del que colgaban modelitos de Roberto Verino, Alberto Domínguez, Miguel Palacio, Loewe, Ángel Schlesser, Jorge Vázquez o Roberto Torreta, Trujillo eligió un sobrio traje de chaqueta negro. De esos que usa casi a diario ahora que ha vuelto a dar clases como profesora de Derecho en la Universidad de Extremadura tras despedirse estos días de su escaño en el Congreso. «Pero que no tenga un cargo no supone que haya abandonado la política; seguiré omnipresente en ella porque hay mucho que aportar». De hecho, la exministra, que también ejerce de tertuliana en distintos medios, ya le ha dado algún toque de atención público a Rubalcaba. «¿Por qué en lugar de obligar a las empresas a tener más mujeres en sus consejos, el PSOE no tiene dentro más mujeres en puestos relevantes? Me da envidia de las mujeres del PP, porque tienen presidentas autonómicas, una secretaria general... En el PSOE no tenemos nada de eso. Hay que dar ejemplo», matiza la exministra de los 'minipisos'. No le vale que solo 19 de las 52 candidaturas al Congreso lleven a una mujer en el número uno, a pesar de que sea un 60% más con respecto a 2008 y superen al PP (15) e IU (4).

Las críticas de Narbona

Cristina Narbona sí aparece en las listas, ya que regresa a la política nacional como uno de los pilares de la candidatura de Rubalcaba ocupando el número 4 por Madrid. La por entonces ministra de Medio Ambiente fue la única miembro del Gobierno que criticó públicamente la foto. Y hoy en día sigue manteniendo su postura. «Si hubiese sabido que se iban a poner pieles naturales no me habría dejado utilizar. Además, la composición trasladaba una imagen excesivamente frívola, muy contraproducente para el papel de las mujeres en España», responde en pleno lío entre aeropuertos. Estos días, esta apasionada de la naturaleza a la que le hubiera gustado ser actriz está desmantelando su casa y su despacho en París tras concluir su etapa como embajadora de España ante la OCDE, cargo que en los últimos meses ha compaginado en sus ratos libres con la elaboración del programa electoral del PSOE. Pero, ojo, avisa que no volverá al ministerio aunque Rubalcaba gane. Y, eso sí, al candidato le aconsejaría que en el caso de ganar ni se le ocurriese proponer una sesión de fotos parecida a la de 'Vogue'. «Se pueden hacer otros muchos tipos de reportajes para mostrar la cuota femenina», detalla Narbona, que no es la única que estos días empaqueta sus cosas para volver a dar un giro de 180 grados a su vida.

Las mudanzas en este grupo están a la orden del día en estas semanas previas a las elecciones nacionales. Carmen Calvo y Elena Espinosa también dicen adiós a la Cámara Baja junto con Trujillo. Precisamente, entre las pertenencias de la exministra de Cultura viaja una foto que no se publicó de aquella histórica sesión. En ella, la cordobesa aparece vestida de Miguel Palacio flanqueando un árbol junto a Elena Salgado -«una morena y una rubia», matiza entre risas-, una imagen que ya tiene su hueco buscado en su despacho de la Universidad de Córdoba, al que regresa 16 años después tras negarse a ir en la lista junto a Rosa Aguilar. Siete años después rememora a la perfección todas las críticas que suscitó el reportaje. «Fue una foto tan potente que a la oposición le sentó fatal. ¡Y hoy en día no hay mujer importante en el PP que no haya pasado por este tipo de revistas!», se queja mientras hace memoria sobre cómo las malas lenguas le «llenaron» el armario de zapatos de Manolo Blahnik «cuando no tenía ni un par en mi casa». Por suerte, ahora la presión mediática ha desaparecido casi por completo.

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Un suspiro parecido de alivio suelta Magdalena Álvarez desde su despacho en Luxemburgo en el que hace un año aterrizó como vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Recuerda la imagen de todas las ministras como «histórica», pero a su cabeza también le viene una etapa en la que «a muchas no nos dejaban respirar». «Al final no me fui de Fomento porque pudieran conmigo, sino porque así lo consideró el presidente», revela triunfal entre montañas de números en los que esta inspectora de hacienda de carrera se siente «comodísima». Hasta tal punto que ya ejerce como candidata a presidir el BEI. De lograrlo sería la primera mujer en ocupar ese puesto. Mientras tanto, maneja una agenda al mismo nivel que cuando era ministra en el que no cesan los viajes -el último a Chile el mes pasado- y por el que los analistas estiman que se embolsa unos 20.000 euros al mes.

A María Teresa Fernández de la Vega el reportaje le valió que años después la prensa la bautizara como 'De la Vogue'. Vestida de arriba a abajo de un blanco inmaculado, la vicepresidenta no solo ocupó un lugar privilegiado en la instantánea. «Es la que más personalidad tiene. Es un poco la líder y nos iba marcando los ritmos», explicó en su momento Jesús Angulo, el por entonces subdirector de 'Vogue'. Alejada de la primera línea política, aparece en los medios en contadas ocasiones, como cuando hace unos meses fue investida doctora Honoris Causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Ahora la exvicepresidenta ocupa uno de los ocho cargos vitalicios en el Consejo de Estado a razón de unos 58.000 euros anuales.

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Por su parte, Elena Salgado, la menos mediática de las ocho, tenía reservado el segundo puesto en las listas de Ourense... hasta que de un día para otro renunció. No ha dejado claras sus intenciones, pero todo apunta a que a la protegida de José Blanco se la están rifando en el sector privado tras haber logrado ser la primera mujer en presidir una autoridad portuaria (Vigo) con solo 25 años.

La instantánea de las ministras en La Moncloa se tiñó de negro el año pasado. La tragedia se cebó con María Jesús San Segundo, quien tras dejar su cartera de Educación en manos de Mercedes Cabrera pasó a ser la embajadora permanente de España ante la Unesco, cargo que dejó apenas un mes antes de fallecer en diciembre de 2010 a causa de una larga enfermedad.

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Así que de las ocho primeras mujeres de Zapatero, solo Elena Salgado no ha 'abandonado' al jefe en estas dos tumultuosas legislaturas. De Sanidad pasó a Administraciones Públicas. Después la elevaron a vicepresidenta Económica. Siete años después, esta amante del Bikram Yoga que incluso le quita horas de sueño para sudar a más de 40 grados ha dicho basta. Quiere volver a la empresa privada... aunque ha dejado la puerta abierta a si Rubalcaba necesitase los consejos de toda una superviviente. «¿O lo mismo es la única que está naufragando y las demás nos hemos puesto a salvo? Eso tiene muchas lecturas», detalla entre risas Trujillo. Quién sabe.

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