SUR DE EUROPA

El bien ajeno

Dos teatros públicos -allí el Maestranza, aquí el Cervantes- intentaron recuperar la tradición lírica en Sevilla y Málaga

PEDRO APARICIO

Sábado, 25 de junio 2011, 03:42

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Nada tengo contra Sevilla. Por el contrario, la considero la ciudad más bella de España. Es un lujo visitarla, y si nunca viviría allí ... sólo se debe a mi pésima relación con el calor y el narcisismo. Dicho esto, les confieso que he sentido cierta envidia de aquella ciudad. Leo un resumen, exquisitamente editado, de los veinte años -recién cumplidos- del sevillano Teatro de la Maestranza. En un capítulo deslumbrante, se recuerdan las óperas y zarzuelas ofrecidas. Las repaso poco después de conocer la exigua y ruda programación lírica del Teatro Cervantes para la próxima temporada. Los rectores del Cervantes debieran valorar si el programa 2011-2012 está al nivel de otras actividades de Málaga, incluida la sinfónica.

Al comenzar los 90, aficionados de toda Andalucía venían al Cervantes las noches de ópera. Hoy hay que ir a Sevilla para oír ópera de calidad. (En el páramo musical andaluz se salvan también las dignas temporadas de Jerez). Mi protesta no es egoísta; tengo tiempo libre y estoy a dos horas del Maestranza, así que casi me da igual. Pero me entristece la indiferencia con que Málaga ha aceptado su ocaso lírico.

Dos teatros andaluces se encargaron de recuperar la tradición lírica en sus respectivas ciudades. Comenzaron con cuatro años de diferencia: en 1987 el Cervantes y en 1991 el Maestranza. Descontando los esplendores sevillanos del 92 -¡la Expo!- que duraron toda la temporada 92-93, ¿qué ha sucedido desde el 94 hasta hoy, antes y durante la crisis, para llegar a tan desigual presente? Nosotros en niveles de pequeña ciudad, ellos en un primer rango nacional: voces, batutas, producciones propias. Que nadie lo atribuya a una diferente demanda. En ninguna ciudad española, salvo Madrid, Barcelona y Bilbao, existe mayor afición que en Málaga. Y ello sin contar los numerosos británicos y alemanes de nuestro entorno, siempre atentos a la actividad lírica local.

¿Nadie se extraña de la abismal diferencia? ¿Alguien tiene curiosidad por conocer la financiación de uno y otro teatro, y de qué instituciones públicas procede? ¿No interesa saber cuántos empresarios de Sevilla ayudan a la ópera? ¿Por qué esta ciudad que aspiró a ser capital cultural europea infrautiliza sus recursos musicales (teatro, orquesta, coro, afición, grandes figuras, instituciones docentes.)? ¿A quién le importa que Málaga haya desaparecido del primer rango de la lírica en España?

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Debo decir que mi tristeza comparativa no se limita a Andalucía. Por ejemplo, el Teatro Campoamor de Oviedo acaba de anunciar su próxima temporada, entre excusas por la austeridad. Aquella ciudad, de 220.000 habitantes, ¡triplicará el número de óperas y de representaciones previstas en Málaga!

Última opinión: una de las causas del auge lírico del Maestranza es que, desde hace siete años, el teatro sevillano tiene una gran directora-gerente. Remedios Navarro, malagueña, fue miembro de nuestro Coro de Ópera y administradora de nuestra Orquesta. Sevilla ha aprovechado sus conocimientos, su habilidad, su empuje y su carisma. Consuela pensar que, en su persona, Málaga ha participado en el esplendor lírico sevillano de estos últimos años.

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