La huerta malagueña, hundida: calabacines a cinco céntimos el kilo

Según el técnico de frutas y hortalizas de dicha organización agraria, Benjamín Faulí, «la incertidumbre creada por las autoridades alemanas, que no aciertan a encontrar el foco de la infección, ha hecho que los mercados se encuentren prácticamente paralizados y el poco producto que sale, lo hace a precios ridículos». El calabacín es el caso más llamativo de la huerta malagueña, pero otros productos no corren mejor suerte. Así, entre los más damnificados está el tomate: la variedad 'cherry', cultivada sobre todo en invernaderos de la Axarquía y dirigida casi exclusivamente a la exportación, ha caído de 0,50 a 0,15 euros por kilo en origen, mientras que la de ensalada no llega a los 20 céntimos.

Pepinos desaparecidos

El precio de las berenjenas, las sandías, los melones y las patatas también ha caído del orden de un 50% a raíz de la alerta alimentaria. Y mientras, el pepino prácticamente ha desaparecido de las alhóndigas, puesto que la mayoría de los agricultores han arrancado las matas que tenían. «El poco que hay casi no tiene precio», apunta Faulí. El único dato positivo es que las puertas de Rusia se han vuelto a abrir al limón malagueño, lo cual es un alivio para los productores del Guadalhorce. No obstante, «la situación es muy delicada y el ambiente en las lonjas es de desesperación e indignación, porque pasan los días y apenas hay alivio», afirma el técnico de Asaja.

La organización estima que son necesarios dos factores para que el mercado de frutas y hortalizas vuelva a la normalidad: «Por un lado, es preciso recuperar la confianza en los consumidores y, por otro, que no se abuse de los agricultores en estos momentos de crisis y se pague un precio justo por sus productos».