
Secciones
Servicios
Destacamos
ÁNGEL ESCALERA ,
Jueves, 17 de marzo 2011, 16:21
El dolor ajeno está presente en la vida profesional de José Antonio Bastos. Su trabajo le llevó a lugares donde la diferencia entre la vida y la muerte era mínima. Desde el pasado mes de diciembre preside Médicos sin Fronteras.
-¿Qué le hizo aceptar la presidencia de Médicos sin Fronteras?
-Creo que es un paso normal en mi carrera después de veinte años trabajando como médico en ayuda humanitaria. Comencé muy joven, cuando Médicos sin Fronteras empezaba. Ahora es una organización sólida, seria y con mucho apoyo.
- ¿Cómo fueron sus comienzos?
-Empecé como médico de familia en un centro de salud de Madrid (el de Barajas, cerca del aeropuerto). A los cuatro años me incliné por Médicos sin Fronteras. No fue una decisión fácil, porque la medicina de familia me gustaba mucho.
-Pasar de ver pacientes en España a hacerlo en países muy pobres o en situación de guerra o catástrofe, ¿fue un cambio muy radical?
-Pues verá: un ser humano sufriendo es igual en cualquier parte del mundo. Esa es la esencia de todo médico y de Médicos sin Fronteras. Hay muchos rincones de España desfavorecidos que necesitan ayuda, pero no es algo tan impactante como la guerra en Bosnia o el genocidio de Ruanda. No se puede caer más bajo en crueldad y en falta de humanidad. Tampoco es lo mismo tratar a un niño enfermo en España a atender a un niño malnutrido en África, que se está muriendo de hambre por no comer. Como médico uno se acostumbra un poco a la enfermedad y a la muerte, pero aceptar muertes que podrían haberse evitado, porque hay tratamientos contra esas enfermedades, es muy duro.
-¿Cómo se logra en situaciones extremas aislarse un poco para poder atender a los pacientes?
-Hay que aprender a desarrollar cierta distancia emocional con el enfermo, porque si no cada persona que sufre te arrastraría. Cuando se trabaja en lugares en conflictos hay que hacer el esfuerzo por no identificarse políticamente con ninguno de los bandos. Lo mejor es ser neutrales.
-¿Aceptan los contendientes de una guerra o de un enfrentamiento étnico a los médicos extranjeros que trabajan en esos lugares?
-En esos sitios, de hecho, nos la jugamos, pero nos esforzamos para explicar que vamos a ayudar a todos los que nos necesitan; hacerles ver que un soldado herido es un ser humano, pero cuesta mucho discutirlo y explicarlo. La mejor forma es la acción y demostrar que atendemos a todos por igual.
-La campaña de las pastillas contra el dolor ajeno ha tenido un gran éxito. ¿Se lo esperaban?
-No nos los imaginábamos. Ha tenido un resultado el doble del que esperábamos. Creo que se debe a que hay algo muy peculiar en la población española, con una gran solidaridad y con un fuerte instinto de ayudar el que lo necesita. Los españoles, cuando nos ensañamos, podemos ser muy crueles, pero también tenemos un lado muy solidario. Esta campaña ha sido una idea original que ha llegado muy bien, con la colaboración de personajes relevantes. Estamos encantados de que en estos tiempos difíciles haya tanta generosidad. Las ayudas a Médicos sin Fronteras van a aumentando poco a poco a pesar de la crisis.
-¿Qué actividad hace la Oficina de Málaga de Médicos sin Fronteras?
-Es referencia para Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla. En España solo hay seis oficinas: Santiago de Compostela, Bilbao, Barcelona, Valencia, Madrid y Málaga. Las funciones que tienen son representación institucional e incidencia ciudadana en campañas diversas. Desde Málaga coordinamos la labor de voluntariado de Andalucía, Extremadura y Ceuta y Melilla, y nos encargamos de sensibilizar y de transmitir a la sociedad la labor que hace Médicos sin Fronteras.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.