Secciones
Servicios
Destacamos
FRANCISCO LANCHA
Sábado, 2 de octubre 2010, 03:53
En la década de los setenta y tras la muerte de Franco, enemigo acérrimo de todo tipo de juegos de azar, la provincia malagueña, así como toda España, registró una fiebre inesperada. Tanto la capital, como su litoral, se vieron invadidos por un viejo juego que solía practicarse en reuniones familiares. Nos referimos al de la lotería que se presentaba bajo un nuevo nombre de 'El Bingo'.
Parece ser que esta denominación procede de los Estados Unidos, donde en el año de la Gran Depresión (1929), Edwin S. Lowe, un juguetero, vio a un grupo de personas, en una feria de Georgia, jugando a un juego de azar llamado Beano. Viendo la gran expectación que éste levantaba, Edwin se interesó al ver en él otras posibilidades de negocio. Después de varias pruebas y con la ayuda de un matemático creó el diseño de los cartones para, posteriormente, registrar el juego con el nombre de 'Bingo'.
El bingo fue una panacea en los años setenta, como tabla de salvación de la industria hotelera. No pasaría mucho tiempo sin que, por distintos puntos de Málaga, especialmente en la capital surgieron como amapolas en primavera, bingos por doquier.
En Benalmádena Costa, por ejemplo, se abrió uno de los más importantes que se registra en la historia de este juego, en lo que respecta a nuestra provincia, fue en el hotel Alay. Este Bingo se transformó en cita obligada para los aficionados a este juego. Era tal la asistencia que se repartían premios muy importantes y creó numerosos puestos de trabajo.
Por lo que respecta a la capital se crearon dos instalaciones muy concurridas, una en el hotel Casa Curro, en pleno Centro Histórico, y otra en el que fuese Cine París, en la Cruz de Humilladero.
Pero no fueron estas solas las transformaciones sufridas en establecimientos turísticos. La que fuese famosa sala de fiestas, El Madrigal, también fue contagiada por esta lúdica fiebre. La excelente cafetería que cubría la parte superior de la sala de fiestas, considerada por un gran porcentaje de personas como una de las mejores de España, cobijó un salón de bingo. El Madrigal contaba con la ventaja de ofrecer un gran número de aparcamientos, cualidad esta que suele dejarse en el olvido a los establecimientos hoteleros.
Pero la fiebre binguera decayó con el tiempo y especialmente al abrir sus puertas el Casino de Torrequebrada, que absorbió a una numerosa clientela, ya que además de ofrecer la adrenalina del juego, contaba con magníficos espectáculos, en los que intervenían los mejores artistas nacionales e internacionales.
Muchas de aquellas pioneras salas de bingo continúan hoy abriendo sus puertas para contagiar la fiebre del bingo a todas las personas ávidas de emociones más o menos fuertes.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Hallan muerta a la mujer que se cayó ebria estando con un bebé de 1 año a su cargo
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.