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Lunes, 23 de agosto 2010, 03:35
El restaurante El Lago abrió la veda y a la estela de su estrella Michelin, que fue de todo menos fugaz, llegaron dos distinciones: las del restaurante Calima del hotel Meliá Don Pepe y la de Skina. De la mano de estos tres establecimientos, tocados por la varita mágica de la guía más reputada en lo que a gastronomía se refiere, Marbella se convirtió en una auténtica constelación culinaria. Dicen los entendidos que es la ciudad con más estrellas Michelin por metro cuadrados (no confundir con eso de con más michelines por metro cuadrado; que por estos lares lo del culto al cuerpo estás más extendido que el uso del protector solar en verano). Los sibaritas se reparten en verano por estos tres establecimientos, de corte distinto, pero que comparten ese sello de calidad que dan los afamados críticos franceses que llegan de tapadillo. ¿O no tanto? En algunos establecimientos de primera línea, en cuanto anotan una reserva para una sola persona ya se ponen con la mosca detrás de la oreja. (Como si un soltero no pudiera disfrutar de una buena cena). «Cuando llega noviembre empezamos a ponernos nerviosos», confiesa Paco García, director de El Lago. Es la hora de saber si han vuelto a pasar el examen con matrícula de honor.
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