Concha Velasco se crece en el papel de tierna prostituta
Rubén de Eguia acompaña a la actriz en esta versión de la novela de Emile Ajar que dirige José María Pou
FRANCISCO GUTIÉRREZ
Viernes, 28 de mayo 2010, 03:52
Tierna, sincera, un canto a la tolerancia, una obra magistral, la confirmación de Concha Velasco como una de las grandes actrices de este país y el descubrimiento de una joven promesa, Rubén de Eguia. Estas son las credenciales con las que se presenta 'La vida por delante' y que la convierten en una de las obras imprescindibles para los amantes al teatro.
Concha Velasco está en un gran momento profesional y, aunque asegura que aceptó el reto de interpretar a la señora Rosa con el objetivo de retirarse de los escenarios, lo cierto es que le está deparando algunas de las mejores críticas de su carrera profesional. La veterana actriz incluso ha engordado 10 kilos para dar mejor esa impresión de decadencia. Se da la circunstancia de que este fin de semana también ocupará la gran pantalla, con el estreno de 'Rabia', película en la que tiene un papel protagonista.
Una historia de marginados y un canto a la tolerancia. Así se presenta el texto original de 'La vida por delante', del autor francés Romain Gary, con el que en 1975 ganó el prestigioso premio Goucourt bajo el pseudónimo de Emile Ajar. Es el único autor francés que ha conseguido en dos ocasiones este premio, y su identidad real no se conoció hasta después de su muerte (en 1980). La obra fue llevada al cine ('Madame Rosa') y más recientemente al teatro, donde ha cosechado un notable triunfo. Esta versión teatral es la que ha adaptado para España José María Pou.
'La vida por delante' es la tierna historia de los marginados narrada por Momo, un niño árabe que vive en la pensión de la señora Rosa, una vieja ex prostituta judía, superviviente de Auschwitz, que acoge a hijos de prostitutas en un suburbio de París. Con su registro de adolescente denuncia el racismo y el materialismo y reflexiona sobre la vejez, la soledad, la eutanasia.
A través de unos diálogos sinceros y sorprendentes, el autor presenta la relación que se establece entre la vieja prostituta y el joven Momo, a quien ella presenta como un chico de 14 años para poder retenerlo con ella, asustada ante el fantasma de la soledad. El juego dialéctico que se establece entre los dos personajes sirve al autor para poner sobre la mesa temas tan importantes como la necesidad de la multiculturalidad, el respeto por las otras religiones o, incluso, la eutanasia. El papel del doctor Katz, que cuida de la salud de la familia, y del padre del chico, que reaparece en su vida después de mucho tiempo ingresado en un psiquiátrico por haber matado a la madre, sirven para describir el sórdido paisaje humano en el que Momo hace su aprendizaje vital.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.