Imagen de las tiendas que se instalaban en la zona. :: SUR
HISTORIAS DE MARBELLA

Campamento Vigil de Quiñones

ANTONIO LUNA AGUILAR

Domingo, 21 de marzo 2010, 02:38

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AL objeto de que las poblaciones contaran con medios económicos suficientes para el sostenimiento de su economía, los municipios disponían de terrenos generalmente cedidos ... por gracia real a tal efecto, o bien adquiridos mediante compra a los mismos reyes. Los ayuntamientos obtenían beneficios de los mismos mediante el arrendamiento o por la venta de los productos que producían: leña, algarrobas, bellotas, corcho, pastos, etcétera. Estos ingresos, sumados a los impuestos, permitían el acometimiento de obras, así como el mantenimiento de los servicios necesarios para la civilización. Este tipo de posesiones eran denominadas de propios, existiendo otro tipo de bienes inmuebles llamados del común que eran aprovechados directamente por los vecinos sin devengar renta alguna al ayuntamiento.

Marbella disponía de una gran cantidad de tierras pertenecientes a los propios, tanto dentro de los límites de su término municipal como en otras localidades fronteras como Ojén, Istán o Estepona. La mayoría de esas tierras fueron desamortizadas, esto es, enajenadas, durante el siglo XIX, a través de un proceso que se extendió, en otros lugares, desde finales del siglo XVIII y que perduró hasta principios del XX. No obstante, el municipio mantuvo la propiedad de una «porción de terreno [.] con la denominación de Pinar de Valdeolletas», que adquirió por compra a los «Señores Reyes Católicos» y que habían servido al común y ahora lo eran de propios.

Tras la Guerra Civil muchas localidades fueron gobernadas por comisiones gestoras. Este fue el caso de Marbella, que ha sido uno de los pocos, si no el único, que ha repetido experiencia tras los años de desgobierno gilista de la cosa común. En el año de 1945 el Frente de Juventudes solicitó a la Comisión Gestora la cesión por veinte años del precitado «Pinar de Valdeolletas para establecer en el mismo un campamento permanente que se llamará 'Vigil de Quiñones'», en homenaje al marbellero Rogelio Vigil de Quiñones y Alfaro, héroe en Baler, Filipinas. Además de la cesión, el Frente de Juventudes solicitaba al ayuntamiento el arreglo del camino que allí llegaba. El presidente de la Gestora, aduciendo «que el establecimiento de este Campamento habría de reportar grandes beneficios económicos a esta ciudad», lo propuso a la Comisión que, en sesión ordinaria celebrada el día 1 de mayo de ese año, acordó acceder a lo solicitado.

Diez años después, esto es, en 1955, la Delegación Provincial del Frente de Juventudes solicitó una nueva cesión de terrenos para ampliar las instalaciones del Campamento. Estas tierras, situadas al sur de las anteriores, eran las conocidos como Llanos de la Pólvora, hoy polideportivo municipal Paco Cantos. Así, el Ayuntamiento pleno, en sesión celebrada el 23 de mayo de 1955, aprobó la propuesta y cedió las mismas por un periodo de veinte años, sin que, al igual que la cesión anterior, supusiera renuncia a la titularidad municipal de dichos terrenos.

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Lo construido después de diez años, al parecer, no era gran cosa. Como quiera que dentro de los planes de la Delegación Provincial estaba el efectuar nuevas obras en el Campamento y el periodo de concesión se estimaba corto para su amortización, solicitó que se ampliara el plazo, para ambas propiedades, a cincuenta años. El Ayuntamiento Pleno, el 23 de septiembre de 1955, «consideró acertada la sugerencia de la Alcaldía» y aprobó tal petición.

Detonante

Mas no parece que el Frente de Juventudes hiciera uso, ni mucho ni poco, de esos terrenos de los Llanos de la Pólvora y, en el año 1958, la Sociedad de Cazadores de Marbella solicitó la instalación allí de un campo de tiro para plato y pichón, a lo que la Comisión Permanente accedió, haciendo constar que estaban cedidos al Frente de Juventudes. Esta petición sirvió como detonante para requerir al Frente de Juventudes la reversión de la propiedad, a lo que este organismo se prestó el 24 de febrero de 1959, toda vez que no se había formalizado el acuerdo en documento público.

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Con el tiempo, el campamento dejó de utilizarse como tal, aunque la Junta de Andalucía, heredera de los derechos de uso, no renunció a ellos hasta sacar provecho de la situación que imperaba en nuestro ayuntamiento en los años grises, por no llamarlos negros, de la etapa de gobierno de Gil. El Campamento Juvenil Vigil de Quiñones se ha reconvertido en un lugar de esparcimiento al aire libre, en un lugar para hacer deporte o para pasar un día en compañía de la familia o de los amigos, y el ayuntamiento, con buen criterio, ha mantenido el recuerdo de aquel marbellero que se jugó la vida, junto a otros muchos españoles, en lejanas tierras ultramarinas. Hoy conocemos el lugar como parque público Vigil de Quiñones.

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