Los aprobados en la Universidad de Málaga subieron un 10% en los exámenes a distancia durante el confinamiento

El segundo cuatrimestre del curso pasado, el del confinamiento por la pandemia, arroja un dato positivo para los estudiantes universitarios. Los exámenes a distancia que se realizaron entonces mejoraron las notas de los alumnos, con un crecimiento del 10 por ciento en cuanto a exámenes aprobados. También a aquellas evaluaciones finales se presentaron un 7 por ciento más de alumnos con respecto al mismo cuatrimestre (el segundo) del curso anterior.

El número de créditos (o asignaturas) aprobadas sobre el total de presentadas se incrementó en casi un 10 por ciento. Es lo que se conoce como tasa de éxito académico. El vicerrector de Estudios de la UMA, Ernesto Pimentel, considera que en esta mejora de los resultados han podido influir muchos factores, y no solo el tipo de examen que se realizó, en línea o no presencial como consecuencia de la suspensión de las clases presenciales desde el 13 de marzo. «Está claro que la situación de total confinamiento en esos meses permitió que la dedicación de los alumnos a sus estudios pudiese ser más alta. De hecho, también disminuyó el número de estudiantes que abandonaron la asignatura», señala Ernesto Pimentel.

«Es muy difícil determinar qué parte del incremento de la tasa de éxito se debe a este efecto de mayor dedicación, qué parte puede corresponder a que muchos docentes aplicaron una evaluación continua o a otros factores, como el propio diseño de las pruebas de evaluación 'online' o similares», apunta el vicerrector.

Estos datos sobre resultados académicos del curso pasado llegan en plena polémica por los exámenes finales de este cuatrimestre. Muchas facultades han pasado a evaluación virtual, aunque en aquellas donde ha habido docencia práctica el Rectorado ha permitido que los exámenes sean presenciales. Es lo que ocurre en Medicina, Ciencias o las escuelas de ingenierías con algunos de los exámenes previstos en estos días.

Para el vicerrector de Estudios es «muy aventurado» relacionar el interés de los estudiantes por la evaluación continua con los resultados del curso pasado, mejores de lo habitual. «Es cierto que las redes sociales hacen de altavoz a la opinión de muchos que prefieren esta opción, pero tenemos constancia de que tampoco es una preferencia unánime en todos los casos», afirma. En sentido contrario, tampoco cree que esta sea la razón por la que algunos profesores se oponen a una evaluación en línea: «No es generalizable, depende de los casos –señala–. Y la razón de quienes tengan esas reticencias no está obviamente por querer hacer más complicada la evaluación, sino simplemente por adecuarla a los contenidos o competencias de cada materia, o por la dificultad para preparar pruebas 'online' con garantías en determinados contenidos», señala el vicerrector de Estudios.

Con respecto a la evaluación 'online', que es la mayoritaria en estos exámenes finales que se están desarrollando en estas semanas, el vicerrectorado de Estudios ha ido redactando una serie de recomendaciones y consejos para los profesores. Propone, por ejemplo, priorizar la evaluación continua. Y reconoce que en las pruebas en formato no presencial surge un problema de difícil solución: cómo evitar el fraude y garantizar la autoría. Recomienda entonces el uso de cámaras o micrófono para realizar exámenes y grabar las sesiones. Para los que temen que los alumnos puedan copiarse, recuerda que «hay herramientas para asegurar la autoría de los trabajos», pero sí pide un uso de los medios «proporcional», asegurando la protección de datos y derechos de imagen. Aunque los exámenes sean a distancia, los alumnos mantienen sus derechos a la revisión. Los que no puedan presentarse por razones justificadas podrán solicitar la evaluación por incidencias.

Lo que ha descartado la UMA es el uso de herramientas para monitorizar los exámenes, el denominado 'proctoring', que emplea datos biométricos para la supervisión de los alumnos y el entorno en el momento del examen. Técnicas que la UMA considera que pueden resultar «excesivamente intrusivas», además de la dificultad que supone asegurar las necesarias garantías legales.

En todo caso, la UMA recuerda a sus alumnos que con su incorporación adquieren un compromiso ético que les exige concurrir «con honradez y honestidad» al desarrollo de los procesos de evaluación.