La defensa guía al Unicaja hacia la Copa del Rey

Sin Lima ni Brizuela, pero sí con Kalinoski finalmente, el Unicaja se dispuso a afrontar un partido en un escenario inédito, con dos bajas en la rotación por primera vez esta temporada y, además, ante un rival que se caracteriza por su competitividad y espíritu rocoso. Las dudas iniciales acerca de Kalinoski, que sufrió al final de 2022 un esguince, se disiparon pronto cuando anotó los primeros ocho puntos de su equipo, pero su acierto inicial no delataba la que iba a ser la tónica imperante en los primeros veinte minutos. Basta con ofrecer el dato de que en todo ese periodo no hubo rentas de más de cinco puntos del Unicaja, ni de más de dos de un Bilbao lastrado por nueve pérdidas pero efectivo bajo la canasta en casi todas sus penetraciones.

Ibon Navarro se vio obligado a otro plan de partido y mantuvo hasta los 25 segundos finales del primer cuarto su pareja interior, con Thomas y Kravish, a los que les dieron otro relevo largo después Ejim y Osetkowski. El Unicaja tenia claro que una de las claves pasaba por la defensa a Smith y Hakanson, especialmente bien controlado el primero, pero aparecieron otros nombres propios (entre ellos el de un hipermotivado Francis Alonso) y el cuadro malagueño, que supo correr y anotar en transiciones rápidas siempre que pudo, se vio frenado por su discreto acierto exterior (5/17), sin que apareciera Carter, al que a estas alturas de temporada parece claro que le puede reprochar que le cuesta acabar de entrar en los partidos.

Al tiró inicial de Kalinoski le siguió el de Thomas, y Ejim fue el mejor del segundo parcial, con 8 puntos. Pero el 42-41 reflejaba un esfuerzo baldío, como si toda la primera parte no hubiera valido para nada, sólo para un desgaste cara a los minutos posteriores del duelo.

Sin embargo, el Unicaja se decidió a ponerle una marcha más al partido tras el intermedio. Ayudó mucho la presión vertida desde la grada. El cuadro malagueño, muy animoso, forzó ocho pérdidas del rival y el nuevo ritmo al partido le dio ventajas inéditas hasta entonces. Se fue a los ocho de renta (60-52) tras un triple de Carter, y lo peor para el Bilbao era tener a Hakanson y Smith con tres faltas aún en el tercer cuarto y mantenidos en pista por Ponsarnau. En un tercer cuarto primoroso en los dos lados de la pista, la brecha se amplió a los catorce (70-56) mientras al cuadro visitante parecía que se le estrechaba el aro.Se le agotaba el tiempo de las posesiones sin encontrar resquicios.Roto el partido, al Unicaja le quedaba conservar con paciencia la ventaja en los diez minutos finales. Pero no decayó en su impulso, ahora con un Djedovic colosal. Con 22 de renta como máxima, hubo tiempo incluso para ver en pista a Saint-Supery de nuevo, mientras que el alero mallorquín Rubén Vicente, uno de los brillante subcampeones del mundo júnior de este verano en Málaga, llegó a disputar los últimos 17 segundos, después de vestirse de corto por primera vez. Un premio merecido para ambos, de nuevo.