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El Unicaja muestra su inconsistencia y sufre para derrotar al Morabanc Andorra (78-74)
El equipo malagueño volvió a mostrarse irregular y se complicó un encuentro que tenía controlado
No mostró el Unicaja ni el juego ni la energía que se esperaba y la que el Manresa le va a exigir el martes en ... el segundo partido de la eliminatoria de la Champions League. El equipo malagueño doblegó al Morabanc Andorra 78-74 en un partido que reflejó su irregularidad y que se complicó al final en exceso. Fue claramente de más a menos el conjunto que dirige Ibon Navarro hasta el punto de que su rival tuvo una última posesión para haber ganado el partido. Decía el técnico vasco que el choque era una buena prueba para preparar el trascendental encuentro del martes y, visto lo visto, las dudas no desaparecen. En cualquier caso, al Unicaja a estas alturas de la temporada lo que le interesa es ganar partidos. El triunfo le sirve para pegarse al Breogán y estar a tiro de piedra ya de las posiciones que dan derecho a jugar en Europa la próxima temporada.
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No hubo un gran cambio en el juego ni en el ritmo del Unicaja respecto a lo visto ante el Manresa el martes, la diferencia estuvo en el equipo rival, que estaba a años luz del cuadro catalán. Sin la exigencia esperada por parte del Andorra, el encuentro careció de complejidad para los de Ibon Navarro al comienzo. A pesar de esto, el primer cuarto fue intercambio continuo de canastas con el conjunto visitante anotando con demasiada facilidad cerca del aro malagueño, especialmente por medio de un Paulí que castigaba cada vez que podía a Brizuela. A pesar de esto, el acierto exterior permitió al Unicaja cerrar por delante los primeros diez minutos (23-20) en los que Abromaitis fue de largo el más regular.
Los primeros minutos Jaime Fernández en dos meses y medio impulsaron al Unicaja para jugar sus mejor baloncesto. Parecía que el tiempo no había pasado para el madrileño que empezó a desplegar su clásico juego de penetraciones y no tardó en lograr un triple para abrir la primera brecha seria (31-23). De nuevo, el acierto exterior fue lo que marcó diferencias. Cuatro triples seguidos descompusieron a un Andorra demasiado ramplón y que a tres minutos para el descanso perdía 42-28. Viendo el nivel del conjunto visitante no es de extrañar su complicada situación en la Liga, a pesar de que, como el Unicaja, tiene equipo para mucho más. Al descanso se llegó con 45-35 y la sensación de que el encuentro iba a ser muy cómodo para los de Navarro.
Sin embargo, este Unicaja nunca deja de sorprender (para mal). Salió del vestuario sin la intensidad que requería el partido y Paulí, el mejor del Andorra, lo aprovechó para reenganchar a su equipo al choque. Olumuyiwa retrataba a los pívots cajistas con varias canastas seguidas y el encuentro cambió claramente de tendencia. Pese a que los puntos de Alonso y Abromaitis volvieron a estirar el marcador (60-50), el Unicaja ya no anotaba de tres y eso lastraba su juego, así que su ventaja se quedó en siete puntos para encarar los últimos diez minutos.
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Paulí mantenía las hostilidades y su verticalidad descomponía a la defensa malagueña, tanto que el encuentro se equilibró al comienzo del último cuarto (64-61). Navarro tuvo que sentar a Jaime Fernández y Mooney y recuperar la versión más defensiva de su quinteto, también con una configuración 'pequeña' (Díaz, Alonso y Brizuela) para tratar de estabilizar la situación. No tuvo el efecto deseado, en parte porque el escolta de San Sebastián empezó a acaparar demasiado el juego con un par de acciones demasiado forzadas que no acabaron en canasta y que el Andorra sí aprovechó para acercarse definitivamente, con el agravante de que sólo quedaban tres minutos para el final (71-68). Navarro detectó el problema, sentó al vasco y un par de buenas defensas frenaron la reacción del Andorra y acercaron la victoria (75-68). Pero los últimos instantes mostraron la irregularidad de este equipo. McIntyre anotó con facilidad en dos penetraciones y Jelinek logró un triple a falta de nueve segundos. De tener el partido ganado, el Unicaja defendía para no perder (76-74). Por suerte, los árbitros vieron falta de Olumuyiwa en un bloqueo y ahí murió el partido.
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