Las ventajas de Málaga para acoger la Final Four frente al polvorín de Jerusalén

En primer lugar, hay que tener en cuenta el apartado deportivo. La intención de la FIBA es que la sede sea la ciudad de uno de los equipos clasificados. Hasta el momento, Málaga y el Unicaja son los únicos que cumplen con esta premisa. Las otras ciudades que aspiran a albergar el torneo son Jerusalén y Atenas, pero sólo quedará una después de que se conozca al ganador de la serie de cuartos de final que enfrenta al Hapoel y al AEK y que marcha con empate a uno tras la victoria del equipo griego en el segundo encuentro.

Fuentes consultadas por SUR indicaron que la candidatura de Málaga sigue fuerte, pero también recordaron que desde un primer momento se tenía claro que no se iba a «tirar la casa por la ventana» haciendo un gran desembolso económico. En este sentido, la Jerusalén parece dispuesta a echar el resto y doblaría el dinero que la Consejería de Deporte de la Junta de Andalucía, que es la que está trabajando en el asunto, estaría dispuesta a poner encima de la mesa. Ante eso es complicado competir. Se quiere el torneo porque representa una gran oportunidad deportiva para el Unicaja y la ciudad, pero no se quiere hacer una locura.

La Junta y la FIBA mantienen buenas relaciones tras los distintos torneos internacionales que se han celebrado en Málaga y en otros puntos de Andalucía en los últimos años. En este sentido, se indicó que las palabras del director general del Murcia, Alejandro Gómez, quejándose de esta cordialidad y apuntando un trato de favor al Unicaja por esto, no han favorecido a la candidatura malagueña, que,. a pesar de todo, sigue siendo la favorita de la FIBA por más motivos. Como se ha venido informando en los últimos meses, distintos emisarios de la Champions han visitado Málaga en varias ocasiones para comprobar toda la logística que sería necesaria para la celebración de la Final Four, desde la operatividad del Carpena, hasta los hoteles para los equipos o las conexiones por avión o tren.

Desde los responsables de la Champions se observa con preocupación el clima de inestabilidad y de inseguridad que hay en Israel por el conflicto con Palestina. En los últimos días se han recrudecido los enfrentamientos y los combates en determinadas zonas. En este contexto, Jerusalén no parece el mejor lugar a día de hoy para acoger un torneo con presencia de aficiones de cuatro equipos y distintos países.

Málaga sí ofrece seguridad y algo también muy importante, facilidad de desplazamiento para ese contingente de aficionados que se acudirá al torneo. Ahora la pelota está en el tejado de la FIBA, que deberá decidir si prioriza ingresar una importante cantidad de dinero en lugar de velar por la seguridad de las aficiones y los equipos participantes en la Final Four. Es una cuestión de intereses.