Hay héroes que no necesitan ser recordados por una gesta, sino que su trayectoria y quehacer diario les hace ser merecedores de todos los honores. ... Uno de ellos es Alberto Díaz, idolatrado por la afición, respetado por sus compañeros y querido en su ciudad. En solo cinco días ha vuelto a demostrar su compromiso con un Unicaja que representa algo más que su equipo.
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En estas tierras donde el Unicaja se jugó su pase a la 'Final Four' de la Champions League viene al caso tirar de historia para acercarnos a la figura de Rodrigo Díaz de Vivar, también conocido como el Cid Campeador, que fue un líder militar castellano que llegó a dominar el Levante de la península ibérica a finales del siglo XI. El Cid murió de unas fiebres muy altas en la ciudad de Valencia y cuentan que estando los musulmanes en batalla contra los cristianos y perdiendo estos la batalla montaron al Cid en un caballo, lo ataron a la silla y al verlo, los musulmanes echaron a correr aterrorizados, ganando así la batalla el Cid después de muerto.
Posiblemente Alberto Díaz también sea recordado dentro de un milenio dadas sus actuaciones en la pista y su comportamiento fuera de ella. Lesionado, con un tobillo hinchado y morado, apoyado en muletas, con el semblante dolorido por sufrir este percance en un momento crucial de la temporada, el base malagueño decidió por iniciativa propia acompañar al equipo en sus dos últimos desplazamientos, el sábado en Granada y este miércoles en Murcia. A la ciudad vecina acudió en vehículo propio al mediodía tras pasar toda la mañana en el Carpena tratándose bajo la supervisión del fisioterapeuta, Mario Bárbara, y el martes se subió al autobús en su lastimoso estado al entender que debía estar con sus compañeros en estas horas decisivas. No jugó, pero ganó la batalla del compromiso y del compañerismo. No sé si su presencia atemorizó a los rivales, pero seguro que sí ayudó a sus compañeros a superar la dura prueba del UCAM.
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