
En el imaginario popular permanece intacto el recuerdo del trienio mágico que encumbró al Unicaja. De 2005 a 2007, el club de Los Guindos logró ... sus mayores éxitos cuando conquistó la Copa del Rey, la Liga ACB y disputó la Final Four de la Euroliga en Atenas. Estos logros convirtieron a Sergio Scariolo en un mito para una marea verde que casi dos décadas después sigue idolatrando al técnico italiano con 'pasaporte' malagueño por su residencia en Marbella y su querencia por esta tierra. En solo 19 meses, Ibon Navarro ha ingresado por méritos propios en el Olimpo del Carpena al convertirse en el entrenador con más títulos en el Unicaja, tres de los siete que lucen en la sala de trofeos.
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El preparador vasco, meticuloso, trabajador incansable, metódico, perfeccionista, pero también quisquilloso y a veces demasiado pendiente de un entorno que quiere candar pero que se le escapa a su control, luce ya en su impoluta chaqueta verde, como en el más prestigioso torneo de golf, tres escarapelas desde que alzó al cielo de Badalona la Copa del Rey en febrero de 2023, a la que une la Basketball Champions League conquistada en abril de este año y la Copa Intercontinental lograda este domingo en Singapur.
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A sus 48 años, Ibon Navarro, más allá de los títulos, ha conseguido ese intangible que no tiene precio, que no se puede adquirir por mucho dinero que aportes, como es devolver la ilusión a una afición que llevaba una década (con alguna alegría esporádica celebrada con fruición) sumida en la frustración por la irregularidad de un equipo que no terminaba de aunar resultados con presupuesto. Para la posteridad quedará ese vuelo sin motor en forma de algarabía en las gradas con unos jugadores que corrían como posesos por el parqué. El alavés sacó de la chistera un juego preciosista que encandiló a unos espectadores que elevaron el aforo del templo verde a unos registros que no se veían desde hacía tiempo.
Porque conviene recordar que antes de que la Copa del Rey levantara el ánimo de toda Málaga, el Carpena ya casi se llenaba para ver a un equipo que divertía en exceso, ganaba con suma facilidad y presentaba credenciales de equipo aspirante, como meses después demostró en Badalona haciendo añicos la historia de la Copa tras ganarle consecutivamente al Barcelona y al Real Madrid, lo que ningún equipo había conseguido jamás antes. No solo fue un título, por muy importante que fuera, que lo era, sino que llegó envuelto en papel de gesta que quedará para siempre en los anales del que es con seguridad el torneo más atractivo de toda Europa.
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Ese título significó mucho para un club que venía de luchar por evitar el descenso a la segunda categoría del baloncesto español, lo que encendió todas las alarmas en unos meses trágicos en Los Guindos, plenos de desconcierto. Lograda la permanencia, los responsables del Unicaja tomaron una decisión totalmente acertada como el paso del tiempo ha confirmado, como fue la continuidad un Ibon Navarro que venía de vivir su momento más duro tras su destitución en Andorra, como él ha confesado alguna que otra vez.
Superado ese momento traumático, el cuadro malagueño cambió radicalmente su apuesta deportiva, volteó la plantilla y por razones aún todavía inexplicables asomó un equipo que se conjuró en el vestuario y se afanó en la pista por agradar al público. El máximo responsable de esa comunión absoluta es un Ibon Navarro que puso en práctica una idea baloncestística en la que creía a pies juntillas. Dos años después los resultados saltan a la vista.
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En el ocaso de un verano más movido de lo esperado en Los Guindos, Ibon Navarro ha devuelto al Unicaja toda la gloria de los albores de este siglo, convirtiéndose en personaje central de esta historia de éxitos y superando a los nombres míticos que permanecen indelebles en el santuario verde.
El primer entrenador que estrenó la sala de trofeos fue Bozidar Maljkovic tras ganar la Copa Korac en 2001, luego llegó la etapa prodigiosa con Scariolo levantando la Copa del Rey en 2005, la Liga en 2006 y clasificando al equipo para la Final Four de 2007. Hubo que esperar doce años para que la rúa volviera a la ciudad cuando Joan Plaza se trajo de Valencia una Eurocup inolvidable por la forma en la que se logró una victoria única, increíble e inesperada a todas luces.
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Y la coincidencia general es que lo mejor está aun por llegar. Y no es fácil esa aseveración después de ganar tres títulos en solo 19 meses, los que van de febrero de 2023 a este septiembre de 2024. Porque el Unicaja que entrena Ibon Navarro aspira nada más y nada menos que a cinco entorchados en esta temporada ya histórica nada más nacer. Atrás en el olvido quedan ya la decepción de la Final Four de la Champions de 2023, la Copa del Rey de 2024 y el pasado 'play-off' de semifinales de la Liga Endesa frente al UCAM Murcia, casualmente las tres frustraciones al amparo de su propia afición que sigue sin ver levantar un trofeo cuando ejerce de anfitrión. Es el único y gran lunar de este equipo y, por ende, de un Ibon Navarro que flojea en la faceta psicológica a tenor del colapso mental de este su Unicaja como local en las citas trascendentales. Es su única asignatura pendiente para este acaparador de trofeos que corona su gran obra con su tercer título.
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