La encrucijada del Unicaja femenino

Hasta el cierre de 2020, el cuadro cajista no había notificado casos positivos en sus filas. Sin embargo, tras el parón navideño, fueron apareciendo varios nombres afectados en el primer equipo, además escalonadamente, lo que empalmó una jornada de obligatoria cuarentena (diez días) con otra. Hasta la fecha el club no ha hecho público cuál fue la cifra real de positivos. Serán los suficientes para que el Unicaja ya se haya perdido los cinco primeros partidos del 2021; en este orden, ante el Picken Claret (séptimo), el Paterna Proyecto Lázarus (octavo), el Sinergia Soluciones Real Canoe (décimo), el Laboratorios Ynsadiet Leganés (actual líder e invicto) y el UCAM Primafrío Jairis (segundo). A estos se les une el duelo aplazado de la primera vuelta, contra el Nou Basquet castellonés.

Ahora bien, en una campaña regular normal, esta situación podría haberse sobrellevado mejor, dado que normalmente no es hasta mayo cuando se disputan las fases de ascenso. Sin embargo, en esta reestructurada campaña, la liga regular echará el cierre la última semana de marzo, tras la que comenzará la siguiente ronda de grupos: los que peleen por el título y el ascenso y los que luchen por su permanencia.

¿Qué implica este calendario? Que el Unicaja femenino tiene un serio problema, porque en los próximos dos meses (febrero y marzo) deberá hacer malabarismos para cuadrar hasta catorce encuentros en su agenda. Los seis aplazados más los ocho que restan de Liga. Esto es, básicamente, un partido cada cuatro o cinco días, o lo que es lo mismo, una auténtica barbaridad no sólo en cuanto a nivel físico y de rendimiento si no en el plano organizacional, por las sesiones de entrenos, descansos y el desgaste de los aplazamientos. Sobre todo para una categoría en la que los clubes acostumbran a disputar cuatro partidos a lo sumo,por mes. Además de esto, habrá que lidiar con un aspecto importante, cuidar al máximo la preparación física de las jugadoras para evitar que las posibles bajas por molestias puedan hacer demasiada mella más adelante, y sobre todo, procurar contar con el máximo de efectivos disponible (canteranas incluidas) para trabajar con las rotaciones y usar a las menos habituales, por ejemplo, ante los rivales más sencillos para dar aire a las titulares. Teniendo en cuenta esta encrucijada, quizás al Unicaja le hubiera venido bien sumar algún refuerzo más en su particular mercado invernal, porque sólo fichó a la brasileña Débora Costa, para suplir la marcha de la base americana Taja Cole, que regresó a su país a finales de 2020.

Aun con tanta incertidumbre alrededor, parece que el equipo ya está viendo algo de luz. Parte de las jugadoras pudieron regresar a los entrenos y, si todo va bien, el domingo 7 de febrero marcaría su regreso, ante el Picken Claret. Además, no todo es negativo, porque sucede algo curioso, y es que el colchón de victorias del equipo era tal que, aun con tanto aplazamiento, no se ha movido de la zona alta. Con respecto a la última jornada del pasado año, sólo ha perdido un puesto, pasando del tercero (que ahora ocupa el CAB Estepona) al cuarto.

Aunque su encrucijada siga siendo la misma, su brillante primera vuelta,con diez triunfos y sólo dos derrotas, está dando la vida al equipo. De hecho, es el tercero con más triunfos, por detrás del UCAM (11) y del Leganés (14). Lo que no implica que puedan relajarse, porque hasta cinco equipos más igualan sus 22 puntos. Esto conlleva que sumar de dos en dos será más decisivo que nunca y que, cara al tramo final, ganar el 'basket average' ante los próximos rivales podría resultar crucial cara a las plazas para disputar la fase de ascenso.