Escasamente competitivos

El baloncesto malagueño sufrió este fin de semana otro golpe insoportable con el fallecimiento de Manolo Jato, figura esencial en el crecimiento de este deporte en la ciudad. Desde aquí nuestro homenaje de agradecimiento al técnico gallego, convertido en malagueño por convencimiento personal.

El Unicaja apareció ayer en cancha con lo mejor que tenía, incluido Kravic en la posición de 'cinco'. En el equipo malagueño pesaban más las individualidades, con especial mención para Brizuela y Bouteille. Los locales jugaban más en equipo y empezaron haciendo daño en el rebote. Las defensas, muy ligeras, permitieron a ambos equipos superar los veinte puntos en un primer cuarto que dominó el Unicaja gracias a los quince de Bouteille, que parecía más confiado con la ausencia de Barreiro. Navarro dio descanso a todos sus titulares, excepto al francés, al que los jugadores del equipo burgalés atacaban continuamente. Por ese camino se pusieron por delante los locales en el arranque del segundo cuarto y el francés tuvo que sentarse. Con Bouteille en el banquillo, la defensa castellana se centraba en el control de Brizuela. El Unicaja jugaba con tres 'pequeños', pero su defensa seguía blandita y debajo de los aros mandaba el cuadro de Burgos, que se fue al descanso con nueve puntos de ventaja.

Tras el paso por los vestuarios, Fernández era el base y Guerrero el pívot, la defensa de equipo seguía insistiendo en los cambios de hombre y nos dio la impresión que la presencia de Guerrero representaba mayor obstáculo debajo del aro que la de Kravic y también que el rebote había mejorado. Sin embargo, el único que anotaba triples era Bouteille y eso es siempre un inconveniente insuperable para el conjunto malagueño. El equipo burgalés entró en el último cuarto con catorce puntos de ventaja y Navarro optó por dejar a Bouteille en el banquillo y jugar otra vez con tres 'pequeños', aunque el francés tuvo que volver enseguida. Lo cierto es que los jugadores del Unicaja parecían más animados y dispuestos cuando los locales ampliaban su ventaja. Una impresión que nos lleva a verlos cada vez menos competitivos.