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La bandeja de Malcolm Thomas ante Fran Guerra en el duelo de este domingo. AGENCIA LOF

El Unicaja contempla la cruda realidad en Tenerife (79-61)

A remolque todo el partido, con pésimos porcentajes de tiro y sin rebote, estuvo a merced de Shermadini, Fitipaldo y Huertas

Domingo, 18 de abril 2021

La cruda realidad volvió a sacar los colores del Unicaja, incapaz de meter mano a un Lenovo Tenerife a años luz. Por debajo todo ... el choque, con tanteos que nunca le dieron esperanzas de victoria, se mostró pobre en casi todo lo que resulta relevante en este deporte. Con una rotación de diez otra vez (sin Mekel, Suárez ni Nzosa), el problema añadido es que jugadores como Díaz, Alonso y Thompson hace tiempo que no están, y otros que estaban más entonados como Brizuela, excelentemente defendido por el rival, y Waczysnki, no tuvieron el día. Jaime Fernández, Abromaitis, Thomas y Guerrero trataron de evitar una paliza mayor y Bouteille, en los minutos de la basura, acabó descollando.

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El Lenovo Tenerife, que sólo ha perdido en casa ante el Real Madrid y el Baskonia y que en sus seis derrotas sólo tiene como verdugos a equipos de la Euroliga (salvo un traspié inesperado ante el Acunsa GBC), es un conjunto con algunos desequilibrios de nivel entre sus figuras y sus hombres de complemento. Todo el mundo conoce el papel central de Shermadini (MVP de la Liga de momento) en su juego, con sus continuos bloqueos y bandejas, y bien suministrado de balones por Fitipaldo y Huertas. Sin embargo, una cosa es conocer la teoría, y otra la práctica. En ocasiones, el gigante georgiano, ex del Unicaja, es indefendible, y ante un antiguo equipo actúa con un plus de motivación.

El arranque del Lenovo Tenerife fue avasallador, liderado por Fitipaldo. Con tanteos de 8-0 y 13-2, Katsikaris tuvo que dar entrada en breve a toda su rotación de diez hombres, y con mejores resultados con Thomas en la defensa de Shermadini. Frente a la debilidad defensiva inicial, el ataque fue desastroso también, con un paupérrimo porcentaje de tiros de campo. Sólo Jaime Fernández mantuvo algo el tipo con su entrada, con ocho puntos, dos recuperaciones y una asistencia. Un oasis en el desierto.

Pero en el tramo final del primer cuarto (cerrado con 24-14) y en todo el segundo (un empate parcial, 15-15) el Unicaja experimentó una clara mejora defensiva. Fueron los únicos instantes del choque con cierta igualdad. No le dio al equipo malagueño para acercarse nunca a su rival en exceso en el tanteo, pero al menos llevó el pulso a otra dinámica. Eso sí, con Brizuela desactivado (en parte por el debutante Jenkins), con casi la mitad de rebotes (20-11) y con Huertas, Fitipaldo y Shermadini (al que Guerra, cargándose pronto de dos faltas apenas pudo dar relevo) llevando una vez más el peso del cuadro local.

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A la salida del descanso (39-29) se produjo la deserción definitiva del Unicaja en el partido. Profundizando en su atasco defensivo, fruto también de la buenas prestaciones del Tenerife sobre sus hombres exteriores, para forzar tiros muy poco cómodos. Pero Brizuela, sobre el que ha girado el equipo en los últimos partidos, no metía ni un 'uno más uno'. Así las cosas, dos triples seguidos de Cavanaugh y Salin llevaron la ventaja local a 16 (50-34), y el agujero fue a más (hasta el 54-34), con Shermadini moviéndose cómodo (acabó con 22 puntos y 27 de valoracion) y doblando incluso pases finales cuando sufría un dos contra uno en la pintura.

Cinco puntos de Alberto Díaz, una sombra hasta entonces, dieron algo de aire al Unicaja, que sabía que necesitaba mejorar en todo para optar a soñar. Arrancó el último cuarto con un preocupante 59-43, con doce rebotes menos que su rival, y sin pasar aún de 15 puntos en ninguno de los parciales del choque ante la consistencia y regularidad del rival. Fue una constante desesperación.

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Nada cambió en el cuarto final con un triple de entrada de Huertas, que empezó a entonarse y una inoportuna técnica de Alberto Díaz. No hubo partido. Quiso el Unicaja, pero no pudo, con estadísticas tan pobres como los tres rebotes ofensivos capturados hasta cerca del final. Podrían haber estado jugando muchos minutos más, pero la sensación era la de ver en funcionamiento a un reloj suizo, compitiendo en prestaciones con otro viejo y que atrasa las horas. Con Bouteille enrachado, apenas un 2-8 final maquilló algo la derrota (79-61), la tercera más amplia del curso (tras las de Mónaco y Barcelona), la segunda peor en la Liga. Quedó claro que el triunfo del jueves ante el RETAbet Bilbao, con apenas una reacción al inicio del cuarto final, no bastaba para llegar al examen de anoche con opciones de aprobar.

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