Cosas buenas y malas de la Final Four de Atenas
El esfuerzo del AEK salvó el torneo, al que la FIBA no le termina de pillar el punto pese a la gran imagen que se traslada
La Final Four de la Champions celebrada en Atenas será recordada para siempre por los aficionados malagueños como la de la consagración de su equipo ... como gran dominador del torneo, conquistado de forma incontestable. La cita que encumbra al campeón cerró ocho meses de competición, pero resultó un milagro a nivel organizativo, pues la demora en la confirmación de la sede obligó a un esprint innecesario.
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Lo bueno
Imagen, esfuerzo, pabellón y aficiones
La FIBA echa el resto a nivel de imagen y contenidos para que la Final Four tenga un gran impacto en los medios de comunicación y en las redes sociales. La organización es compartida con el club anfitrión, pero la Federación internacional desembarcó en Atenas con un ejército de personas que cuidan cada aspecto al detalle, especialmente a nivel de imágenes y la generación de contenidos en las redes sociales.
Sin embargo, en algunos momentos son tan cerrados que roza lo esperpéntico, por la repetición de actos innecesarios como las comparecencias de los jugadores y técnicos o los horarios de los entrenamientos. Por ejemplo, el Unicaja descartó entrenar un día porque la hora que le asignaron eran las 21.00 horas.
A nivel de imagen, el Sunel Arena quedó transformado completamente para el evento. Se le hizo un lavado de cara total con vinilos, luces y megafonía. La cancha, aislada en el norte de Atenas, que esa es otra, es un recinto de nivel que estuvo a la altura. Fue por el esfuerzo del AEK, que, como le sucedió al Unicaja en su día, vivió una semana de locura para adecentar la instalación y tenerlo todo controlado gracias a un ejército de voluntarios. Fue un milagro dentro del caos que preside la sociedad griega.
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Precisamente, la afición del AEK fue lo que marcó la diferencia por completo durante la Final Four. Los aficionados malagueños quedaron impactados por la intensidad de los hinchas griegos, incansables en el apoyo de su equipo. Algunos de los cajistas desplazados a Atenas reconocían haber «conocido el baloncesto de verdad». Fue sintomático, que el sector donde se ubicaba la afición del Unicaja quedó 'hermanado' con los griegos, que quedaron encantados con el apoyo de los malagueños y el ritmo de la banda de 'Los Mihitas', aunque en el Unicaja-AEK hubo sus más y sus menos.
En Atenas se ha visto la mejor Final Four de la historia de la Champions por la entidad de los equipos participantes. A la cita por el título llegaron tres clubes con tradición europea y mucho respaldo social, como son el Unicaja, Galatasaray y AEK, más el Tenerife que es el mejor equipo por historia de la competición. Es evidente que el torneo que organiza la FIBA ha crecido en las dos últimas temporadas, principalmente por el sistema de competición con sólo dos partidos al mes en la primera fase, que sigue siendo infumable a nivel deportivo. El reclamo de un calendario más llevadero es algo que cuadra a cada vez más clubes, como el Gran Canaria o el Joventut, que podrían dar el salto en breve.
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Lo peor
Poco ambiente y distancia entre sedes
Hacer una Final Four en una gran ciudad como Atenas tiene grandes condicionantes y los aficionados malagueños que se desplazaron lo han vivido en persona. El centro de la capital griega es un río de turistas de un lado para otro, pero no había rastro de que allí se estuviese celebrando una Final Four. No hubo una Fanzone ni un lugar que permitiese cierta concentración de aficionados. La afición de los griegos al baloncesto sí que posibilitó que estuviesen al tanto de la cita.
Quizá lo peor han sido las comunicaciones para aficionados y equipos. Los cuatro participantes estaban hospedados en el aeropuerto, por lo que tenían que afrontar un desplazamiento de casi hora para llegar al Sunel Arena y otro tanto para volver, de ahí que varios de ellos descartasen algunas sesiones de entrenamiento para no perder tanto tiempo.
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La ubicación del pabellón fue el gran problema, al no tener acceso mediante transporte público. Algunos aficionados utilizaron unos autobuses que el AEK dispuso gratis desde el centro de Atenas, pero muchos tuvieron que desplazarse en taxi. El uso del coche alquilado se desaconsejó por la inseguridad en la que se ubica la instalación, en la que se intentó robar alguno...
Cara a la próxima temporada, la Champions cumple su décimo aniversario, por lo que ya ha adelantado que se prepara una Final Four especial, lo que puede provocar que se elija una sede neutral para tener más margen para prepararla. Por cierto, la justificación de que es necesario que sea en la cancha de un equipo clasificado se cae en cuanto el anfitrión queda eliminado. Los aficionados del AEK abandonaron en su mayoría el pabellón en el partido que decidió el título. Los dos fondos estaban vacíos.
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