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«Nos atrevemos a grandes logros juntos» es el lema del Jet Propulsion Laboratory (Laboratorio de Propulsión a Reacción), conocido por sus siglas JPL: un ... centro propiedad de la NASA y gestionado por Caltech (prestigiosa universidad californiana centrada en ciencia e ingenierías) que está dedicado a la construcción y operación de vehículos espaciales robóticos. Fundado en 1930, presume de haber desarrollado el primer satélite científico estadounidense en órbita terrestre y creado la primera nave espacial interplanetaria exitosa. Obra suya son el explorador Perseverance, el helicóptero de Marte Ingenuity; el róver Curiosity; la nave Mars Reconnaissance Orbiter y la Juno, que orbita alrededor de Júpiter. Los fans de la serie 'Big bang theory' lo identificarán además como el lugar de trabajo de Howard, uno de sus protagonistas. Es, en definitiva, uno de esos lugares míticos para los apasionados por el espacio. «Un sueño de la infancia» que se ha hecho realidad para un joven malagueño: Federico Lozano, ingeniero de telecomunicaciones y estudiante de doctorado en la UMA, que está desarrollando desde finales de enero una estancia de investigación en el JPL.
«Mi investigación se centrará en la optimización de las comunicaciones de los róvers lunares mediante técnicas de aprendizaje automático ('machine learning'), con el objetivo de apoyar futuras misiones de exploración planetaria y lunar«, explica Lozano, que en la UMA trabaja en la mejora de comunicaciones satelitales mediante IA, dentro del grupo SatCom, dirigido por Beatriz Soret. Aunque en la NASA esté trabajando con vehículos robotizados en vez de con satélites, se trata de »comunicaciones en el espacio« y son »escenarios parecidos«. »Tiene sentido integrar lo que estoy haciendo allí con lo que hago aquí«, afirma Lozano, que califica la experiencia de »alucinante«. »Es como juntar un montón de cabezas inquietas en el mismo sitio: hay un ambiente súper estimulante. ¡El equipo con el que trabajo envía robots a la Luna!«, expresa el investigador, de 26 años, que vive en una casa compartida con otros becarios de Caltech y la NASA.
El JPL tiene más de 5.500 empleados y por allí pasan 600 'interns' (becarios) cada año. Españoles, muy pocos: «Sólo estamos dos ahora mismo haciendo 'internships', que yo sepa: una chica de Madrid y yo. En cambio, hay muchos suizos», apunta. Lozano espera que su estancia allí sirva para abrir brecha y que se establezca una «vía de colaboración a medio y largo plazo entre la UMA y el JPL». «Yo me tuve que abrir camino para venir, pero ojalá en el futuro sera más fácil para otros estudiantes», indica.
Y es que el joven malagueño no lo ha tenido fácil para llegar hasta la NASA. Ha sido un tortuoso camino que se ha abierto él, tirando del mismo espíritu emprendedor que le llevó a crear una empresa (Blueberry) con 22 años. «Lo normal cuando estás haciendo un doctorado y te dispones a hacer una estancia en el extranjero es pedir contactos a tu director de tesis y llamar a la puerta de universidades con las que ya hay una relación previa. Yo tengo la beca FPI, que te financia una estancia, pero no da para irte a Estados Unidos. No quise conformarme con eso, así que pedí la beca de IMFAHE. Me seleccionaron y la propia organización me animó a aspirar a lo más alto, al sitio con el que yo soñara ir», explica Federico Lozano. En realidad, confiesa, la NASA no fue su primera opción: lo era el MIT. Al no encontrar respuesta, puso sus miras en la agencia espacial y se sorprendió de lo «abiertos que están a recibir 'interns'». La clave fue encontrar a un investigador que trabaja en el mismo campo que él: aplicar la IA para mejorar las comunicaciones en el espacio. «Una vez encontrada la persona clave todo se agilizó, aunque es un montón de papeleo», asegura.
Lozano lleva un mes y medio en el JPL; ya se ha acostumbrado a pasar cada día junto a lo que allí llaman «el centro del universo»: el centro de operaciones desde donde se controlan los vehículos robotizados que el JPL tiene desperdigados por el espacio: desde los 'róvers' de Marte y la Luna hasta las sondas Voyager, que son el objeto humano más lejano en el Universo. «Es la típica sala que nos imaginamos cuando pensamos en la NASA, con muchos monitores. Y efectivamente tiene una placa que pone 'Centro del Universo'», explica.
Las comparaciones de recursos materiales entre la NASA y la Universidad de Málaga, son, por desgracia, odiosas. Lozano puntualiza: «Nuestras carencias son materiales, no de conocimiento. Ya sabemos cuál es la situación económica de la UMA y eso limita mucho a la hora de conseguir recursos, equipamiento... Con todo, yo tengo suerte; en mi grupo no nos podemos quejar. Pero claro, esto es otro nivel», afirma.
La estancia de investigación que está realizando este 'teleco' malagueño durará algo más de cuatro meses, aunque él ya está buscando la manera de prolongar su experiencia en la NASA: ha pedido la beca Fulbrigth para hacer otra estancia de seis meses. Ahora que ha cumplido su sueño de la infancia, tiene todavía más motivación para cumplir sus sueños profesionales: «Me encantaría que un róver que vaya a la Luna lleve código mío. Y más a largo plazo, lo que quiero de verdad es volver a emprender, esta vez en algo relacionado con el espacio».
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