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Jueves, 21 de diciembre 2017, 12:57
El que tenga un iPhone antiguo -el iPhone 6 o 6S, pero también el iPhone 7- posiblemente se haya planteado la pregunta. ¿Por qué con el paso del tiempo el teléfono ya no va tan fluído como al principio? Basta con pasearse por algún foro de tecnología para comprobar que el interrogante esconde un mal común. ¿El motivo? Aunque algunos usuarios apuntaban a que esto podía deberse a las diferentes actualizaciones de iOS, la clave hay que buscarla en una modificación introducida por la propia Apple. La propia compañía ha confirmado que en la versión 10.2.1. de iOS introdujo un sistema por el que el procesador quedaría limitado por el estado de la batería. Es decir, la potencia quedaba supeditada al voltaje que fuese capaz de ofrecer dicha pieza.
“Nuestro propósito es ofrecer la mejor experiencia a los usuarios, la cual incluye el mejor rendimiento posible y extender la vida útil de los dispositivos. Las baterías de iones de litio disminuyen su capacidad de satisfacer las demandas de picos de consumo de energía cuando se encuentran en condiciones de bajas temperaturas, cuando tienen poca carga y cuando se han degradado con el paso del tiempo", reza el comunicado de la compañía. "Esto puede resultar en que el dispositivo se apague de forma inesperada para proteger sus componentes electrónico", adverten. Esto es, cuando el terminal empieza a dar problemas a la hora de suministrar la corriente eléctrica máxima que demanda el procesador se corta la velocidad del procesador, el «cerebro» que gestiona el sistema.
La confesión de la multinacional sin embargo ha despertado recelos entre los usuarios, muchos de los cuales consideran que esa «desaceleración» se debe a una estrategia para vender más móviles. ¿Perjudica Apple adrede la experiencia a los consumidores para obligarlos a comprar el nuevo modelo? Esa es la pregunta que se hacen muchos perjudicados. El debate está servido. Ha sido un informe de Primate Labs, una compañía que cuenta con una aplicación para monitorizar la velocidad del procesador de un iPhone (test de Benchmark), el que ha destapado la caja de truenos al publicar datos que parecían mostrar un rendimiento más lento en los modelos iPhone 6S (lanzado en 2015) y iPhone 7 (2016) a medida que envejecían.
De esta forma, los móviles van perdiendo potencia a medida que sus baterías pierden capacidad. Esto se hace mediante software, pues Apple ha progamado su sistema operativo para que, si la batería va peor, el teléfono vaya más lento y trate de paliar los problemas relacionados con ello. Ello parece una respuesta directa a los múltiples problemas que tuvieron los iPhone 6 y 6S el año pasado con sus baterías. Muchos se apagaban de forma súbita con casi la mitad de su capacidad y otros directamente dejaron de funcionar. Para paliar esto, la actualización 10.2.1 de iOS incluyó un sistema para gestionar la potencia de los dispositivos según el estado de sus baterías. «Ahora ampliamos esa función al iPhone 7 con iOS 11.2 y planeamos agregar soporte para otros productos en el futuro», ha destacado desde Apple.
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