Tom Horsey: «El ecosistema emprendedor de Málaga no tiene un solo foco sino muchos y eso le da fortaleza»

–¿Cómo se convirtió en un 'business angel'?

–Yo monté mi primera empresa de contenidos digitales en el año 2000 en Sevilla. Me encontré con un techo de cristal porque fuera de las grandes urbes era muy difícil conseguir talento 'senior' y escalar la empresa. A raíz de eso terminé montando varias empresas. Mi forma de trabajar con mis propios negocios era como la de un 'business angel': no me metía en el día a día; me centraba en ayudar en la estrategia, a reclutar, comercializar... De ahí pasé a invertir, al principio a tiempo parcial y después a tiempo completo.

–El año pasado dio un paso más al lanzar un fondo para invertir en 'startups'. ¿Como inversor particular se le escapaban oportunidades?

–Había hecho ya unas 55 inversiones cuando empecé a colaborar con el Fondo Europeo de Inversiones, que tiene una línea de coinversión con 'business angels'. Trabajar con ellos exige mucha burocracia, es prácticamente como tener un fondo. Decidí que ya que estábamos haciendo todo ese trabajo, deberíamos montar un fondo. Y eso es lo que hemos hecho: lanzar un fondo de inversión que se llama Eoniq Fund, muy enfocado en España. Como fondo tengo las mismas tesis que tenía como 'business angel', el mismo tipo de empresas, pero el tiquet inicial de inversión es mayor (de 100.000 euros, aunque también podemos invertir 50.000) y la mayor diferencia es en el 'follow on': ahora podemos hacer un seguimiento de hasta 3 millones.

–¿Por qué sólo invierte en empresas radicadas fuera de Madrid y Barcelona?

–Porque nuestra experiencia es escalando empresas fuera de las grandes ciudades y conocemos sus problemas. Cuando estás en la periferia no sólo es más difícil tener acceso al talento, sino estar en el radar de los fondos. Si nosotros podemos aportar dinero en esas fases iniciales y luego hacer una coinversión con fondos más grandes, podemos facilitar el crecimiento en ese camino, hasta que lleguen a serie A o serie B.

–¿Cómo ve el ecosistema emprendedor de Málaga?

–Últimamente Málaga ha ido súperbien. Además tiene una cosa muy buena: es un ecosistema muy descentralizado. Si tú vas a Valencia, dependes mucho de Lanzadera. Si en un momento dado dejan de poner dinero ahí, se acabó; el ecosistema es muy dependiente. Málaga no es así. Hay focos por todos lados y eso da mucha fortaleza al ecosistema. Claro, eso desde la óptica del inversor, plantea una dificultad: cómo identificar todos los proyectos. Vuelvo a lo mismo: si tú quieres ir a Valencia, vas a Lanzadera, en un día te organizan las reuniones con las 'startups' y ya. Aquí es más difícil.

–¿Qué consejo hubiera agradecido cuando daba sus primeros pasos como 'business angel'?

–Esto no es un puzle que tenga que montarse solamente de una manera. Cada uno tiene su experiencia, su forma de trabajar, su forma de ser, el nivel al cual se quiere involucrar... A mí sí que me habría gustado asistir a un encuentro como el que vamos a organizar en Málaga la próxima semana con Bigban: poder escuchar a cuatro inversores [el propio Horsey, Juanjo Mostazo, Andreas Mihalovits e Ignacio Alonso] que estamos entre los más activos de España, pero que hacemos cosas diferentes.

–¿Cuál es su personalidad como inversor?

–Somos los abuelos de las startups. Cuanto tú eres padre coges al bebé cuando llora, le cambias el pañal, te pasas la noche en vela... Cuando eres abuelo, no estás en el día a día, pero vienes de vez en cuando, aportas tu experiencia y ayudas a resolver problemas. Como abuelos, no estamos en el día a día, pero sí para apoyar cuando sea necesario. ¡Y si hay que cambiar pañales, cambiamos pañales!

–¿Cómo elige las startups? ¿Qué criterios son fundamentales para que decida apostar por una?

–Nosotros entramos en etapas tempranas, así que el equipo es lo fundamental. Nosotros hacemos tres llamadas en las que vamos filtrando proyectos: la primera está muy enfocada en el 'go to market': el marketing, las ventas y cómo está estructurado el equipo. La segunda llamada está muy centrada en las ciencias económicas de la empresa: modelo de negocio, barreras de entrada, capacidad de negociación en precio... En la tercera llamada, que la hago yo personalmente, me centro mucho en los objetivos del equipo: ¿están alineados tanto a nivel personal como a nivel estratégico? Puede que el equipo no lo sea todo, pero sí un 50%.

–¿Por qué suelen fracasar las startups?

–Porque no hay mercado para su producto o el mercado no está dispuesto a pagar lo suficiente por él. Eso pasa mucho, mucho, mucho. En nuestras participadas, como ya hemos filtrado ese tipo de fallos, la razón más frecuente de fracaso es el conflicto entre los socios

–¿Hay alguna fórmula para prevenir esos conflictos?

–Por eso damos tanta importancia en la fase de selección a los objetivos de los diferentes miembros del equipo: para asegurar que van alineados. Nosotros tenemos un grupo de asesores a disposición de las empresas y una de ellas es psicóloga. Creo que ha habido tres veces que he pedido su ayuda, de forma... digamos oculta. Les dije a los socios que les mandaba una 'coach' muy buena, pero realmente el objetivo no era hacer 'coaching' personal, sino ayudarles a ver que hay un problema y a encontrar la solución.

–¿Montar una startup puede poner a prueba la salud mental?

–Sí, sí, sí, es muy difícil porque es como ser padre: no te preparan para serlo. Tienes que volver levantarte cada vez que te hundes (y eso pasa mucho), volver a reunir fuerzas, y todo eso a la vez que te estás despertando a las 3 de la mañana con la cabeza dando vueltas. No ves a los amigos ni a la familia porque estás trabajando y viajando... Es muy dificil.

–A pesar de eso, ¿merece la pena? ¿Es de los que piensan que hay que animar a los jóvenes a emprender?

–Sí, hay que animar, porque hay gente que quizás lo tiene dentro pero no se atreve. Este es uno de los problemas en la cultura española, el castigo al fracaso. Si fracasas es más probable que alguien te diga: «Te lo dije» a que te diga: «Por lo menos lo intentaste». Y eso es una gran diferencia con la cultura anglosajona. Mi hermano, por ejemplo, lanzó un negocio y fracasó totalmente. Mi padre y yo le dijimos: «Muy bien hecho.» El fracaso es no intentarlo.