Juan Urdiales, CEO de Jobandtalent.

Juan Urdiales

La Granizada / Cofundador y CEO de Jobandtalent
«Se aprende a vivir con la ansiedad de liderar una 'startup', pero debes forzarte a tener vida aparte; si no, no aguantas»

El emprendedor marbellí huye de su ciudad natal en agosto; prefiere disfrutar de ella en invierno, cuando la Costa del Sol demuestra su superioridad en «calidad de vida»

Nuria Triguero

Málaga

Viernes, 28 de julio 2023, 00:15

Juan Urdiales es uno de los pocos emprendedores españoles que pueden presumir de haber convertido su 'startup', Jobandtalent, en unicornio (así se denomina a ... las empresas con valoración superior a 1.000 millones). Nacido en Ronda en 1981 y criado en Marbella, donde compartió colegio con otros visionarios del sector 'tech' como Adejemi Ajao o Félix Ruiz (los fundadores de Tuenti), Urdiales vive a caballo entre Madrid, Londres y Marbella, ciudad que disfruta durante los meses de invierno y de la que, según confiesa, huye en agosto. Viajar sigue siendo su pasión, aunque hace años que sus responsabilidades empresariales le impiden darle rienda suelta.

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-¿Al CEO de una 'startup' le está permitido coger vacaciones?

-No puede, sino que debe tenerlas. Las vacaciones son súper necesarias para descansar la mente. Es cierto que es complicado: yo no pude tener vacaciones ni en 2020, por el Covid; ni en 2021, porque me pilló en medio de la negociación de una ronda de financiación. El año pasado tuve tan sólo una semana, pese a que tenía planteadas dos o tres. Al final, te surgen temas que tienes que abordar estés donde estés y lo dejas todo de lado. ¿Cuál es mi plan para este año? Tener dos semanas. También te digo que me conformaría con ser capaz de tener una. A la gente del equipo la forzamos a tener dos semanas como mínimo. Hay empleados que llevan meses de muchísimo trabajo y tensión, abordando proyectos muy sensibles y realmente nadie, ni el CEO ni ningún empleado, puede aguantar cierto ritmo sin tener ese descanso. Además, tiene que ser descanso total, y cuando digo descanso total es no abrir el email. Por eso digo que lo ideal son dos semanas: porque la primera siempre chequeas un poco el email y es la segunda cuando descansas de verdad. Claro, en mi caso, soy esclavo de las cosas que pueden pasar. Ayer estaba con Adeyemi Ajao [uno de los fundadores de Tuenti, también marbellí], que es muy amigo mío, y me decía que él tiene la sensación de que estamos en el trimestre 11 del Covid. Es decir, que desde 2020 no hemos parado. Y es verdad: entró el Covid, salimos con el auge del mercado tecnológico; después llegó la guerra de Ucrania, la crisis, la subida de tipos, la inflación...

-Y en esas dos semanas de vacaciones (con suerte), ¿cuál es el plan? ¿Es de los que se organizan los viajes al milímetro o de los que se tiran en una tumbona?

-Este verano lo voy a pasar en Cádiz. A mí me gusta mucho viajar. En los últimos veinte años siempre he hecho un viaje de una semana o diez días. He recorrido Asia, América, Europa... Viajar es lo que más me libera la mente.

-Dada la volatilidad del mercado en el que se mueve, donde una compañía puede pasar de un momento a otro de valer millones a desaparecer, ¿es usted víctima de la nomofobia, es decir, el miedo a perderse algo cuando desconecta el móvil?

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-Bueno, depende mucho de la situación. Hace un año, cuando empezó la Guerra de Ucrania, se desataron los tipos de interés y la inflación, la volatilidad era máxima en nuestro sector: cada mes había noticias peores, la bolsa caía, las empresas hacían rondas de inversión a un 80% de descuento... La situación era muy difícil desde el punto de vista del CEO de una compañía tecnológica, porque todos los inversores estaban muy nerviosos, veían cómo muchas compañías de sus portfolios caían o no tenían suficiente liquidez para poder afrontar una posible crisis. Ahí sí que tenía yo la sensación de que tenía que estar disponible 24/7. Recibía una llamada un viernes a las siete de la tarde de un inversor que estaba nervioso y tenía que estar disponible. O podía ocurrir que de repente un cliente súper potente, debido a la inflación y a la expectativa de recesión, cortara el servicio. En ese momento sí que tenía mucha más... no sé si nomofobia, llámalo como quieras.

-Ansiedad.

-Ansiedad, sí. Ahora la situación no es tan extrema como hace un año. Dentro que es un mercado muy volátil, la situación ha mejorado y en este momento te puedo decir que no tengo ningún problema en subir a un avión o en cogerme un par de días libres.

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-¿Cómo eran los veranos de su infancia?

-Hasta los 10 años los pasaba en Marbella, en una urbanización que se llama Costa Bella, por la zona de las Chapas. A partir de esa edad viajaba cada verano con mis padres, les gustaba llevarnos cada vez a un sitio diferente: Cantabria, Asturias, Almería, Cádiz, Galicia... Nos recorrimos en coche toda España e incluso Portugal. Tengo muy buen recuerdo de aquellos viajes en coche con mis padres y mis dos hermanas.

-¿Qué recuerda de la Marbella de aquellos años 80 y 90?

-En aquel momento la zona de Costa Bella era una playa virgen, había dunas y no iba mucha gente. Había tres chiringuitos en toda la zona, ahora hay cuarenta. Era una Marbella muy diferente a la de ahora. Ahora en agosto no se puede estar, no se puede ir a la playa, no se cabe. Yo tengo el recuerdo de aquellos veranos de mucha playa: llegar a las diez, comer en el chiringuito, dormir la siesta en la playa y volver a casa a las ocho o las nueve de la noche.

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-¿Y los veranos de su adolescencia y juventud? ¿Trabajó mucho la noche marbellí?

-De esa época, mis mejores recuerdos son de los viajes que hacía a Tarifa cada verano, con mi grupo de amigos de siempre. En Marbella íbamos mucho a la playa, pasábamos mucho tiempo en la zona de Estrella del Mar, donde en aquel momento no había nada construido. Teníamos una red de voleibol que poníamos todos los días; el plan era ir con amigos allí a jugar al voleibol. Después muchas noches íbamos de marcha, claro.

-Si pudiera volver a vivir un verano de su vida, ¿cuál sería?

-Volvería quizás al verano de COU, que fue larguísimo. Además, tenía como un sabor a despedida, el último con los amigos del colegio, teníamos aquella sensación de cambio de era...

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-¿Es usted de los que ha aprovechado la pandemia y el auge del teletrabajo para 'despegarse' de Madrid y pasar parte del año viviendo en Marbella, no sólo en vacaciones?

-Sí, así es. Aunque este invierno, por ejemplo, he pasado muchísimo tiempo en Madrid y Londres. Hay una realidad: ha habido una vuelta a la presencialidad. En Jobandtalent hemos mantenido nuestra política flexible, damos la opción a los empleados tanto de ir a la oficina como de trabajar desde casa. Pero en mi caso he notado que mucha gente con la que antes hacía videollamada, ahora requiere vernos en persona. Tienes que tener en cuenta que muchas de las inversiones que recibimos en el año 2020-2021 eran de inversores que no habíamos visto o habíamos visto sólo una vez en persona, ¡inversiones de 20 ó 50 millones de euros! Así que en este último semestre hemos pasado bastante más tiempo reuniéndonos. No yendo cada día a la oficina, pero sí en reuniones. Y creo que esa va a ser la dinámica ahora. Lo bueno de Málaga es que tiene muy buen aeropuerto, muy buenas comunicaciones. Yo puedo plantarme donde sea desde Málaga. Hay diez o doce vuelos a Londres al día y veinte trenes a Madrid.

-Así que se libra del verano madrileño...

-Sí, pero en invierno estoy pasando aquí también mucho tiempo. A mí me gusta más el invierno que el verano en Málaga. Al final lo que diferencia a Málaga es la calidad de vida que tiene durante los meses de invierno. De hecho, me atrevería a decir que los mejores meses son entre septiembre y junio. Tienes el clima, unos servicios buenísimos, unas comunicaciones espectaculares y todo lo que está lleno entre julio y agosto, con mucha menos gente pero la suficiente como para que haya ambiente. En eso ha cambiado mucho Málaga. Yo recuerdo que cuando era pequeño, a partir de septiembre u octubre la costa moría. Ahora no tienes esa sensación. Al revés, sigue con mucha vida, sigue habiendo actividad y no está tan saturada como Madrid o Barcelona. Eso te permite tener una calidad de vida muy superior a la de otros sitios.

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-En agosto, en Marbella, se encontrará con más de un inversor y de un cliente..

-Lo que pasa es que yo en agosto paso muy poco tiempo en Marbella. Me voy a Cádiz, viajo.. Es la época que menos me gusta de Marbella. Antes me encantaba pero ahora ya está demasiado lleno. Mucho atasco... La ciudad ha crecido mucho y tiene muy buenas infraestructuras, pero no las suficientes para abastecer a la cantidad de gente que viene en agosto.

-¿Qué rincón de Marbella recomendaría a alguien que la visite por primera vez?

-El casco antiguo. La plaza de los Naranjos, la calle del Peral... es una zona que está llena de restaurantes, tiendas pequeñas, hay muy buen ambiente y es algo que mucha gente no conoce. Y es una pena, porque el centro de Marbella es un pueblo mediterráneo precioso. A mí las dos cosas que más me gustan de mi ciudad son el casco antiguo y el paseo marítimo.

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-¿Cuál es su receta antiestrés infalible?

-Hago deporte. Tenis. Antes jugaba al pádel mucho, y ahora al tenis. Intento jugar tres o cuatro veces a la semana, es lo que más me abstrae. Ni caminar, ni leer, ni ver una película: pegar pelotazos. Soy muy malo, pero me abstraigo totalmente.

-Otro emprendedor malagueño, Alejandro Artacho, de Spotahome, ha fundado una asociación para concienciar sobre los problemas de salud mental de los emprendedores. ¿Comparte su preocupación? ¿Los ha sufrido en carne propia?

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-Sí. Emocionalmente es muy duro liderar un proyecto con inversión ajena, sobre todo en las fases iniciales, cuando lo único que haces es quemar dinero, cuando todo lo que tienes es una promesa de lo que va a ser la compañía. Eso al final te genera muchísima ansiedad, porque por un lado tienes que rendir cuentas ante los inversores y conseguir un plan de negocio muy ambicioso que has presentado; por otra parte, tienes a los empleados, con los que también tienes muchísima responsabilidad. Además, muchas veces el producto que tienes no da los resultados que preveías, hay que mejorarlo, no tienes una caja ilimitada... Un emprendedor sabe que tiene un equipo de 10, 20, 100 ó 500 personas, las que sean, que tiene una compañía que no es rentable y que en 12 meses se acaba el 'cash'. Entonces tú te levantas todos los días sabiendo que hay un reloj: pum, pum, pum, con la cuenta atrás... y que en 11 meses y 29 días se va a acabar la caja y no vas a tener para pagar a esos 20, 50, 100, 500 empleados, o no vas a poder cumplir con los inversores a no ser que levantes dinero; pero claro, eso es algo que no depende de ti. Eso genera mucha ansiedad y lo llevas por dentro. Yo en su día aprendí a vivir con este sentimiento, porque Jobandtalent hasta que los siete u ocho años no logró cierta estabilidad. Esos años son muy duros, muy duros. Se puede aprender a vivir con esa ansiedad pero es muy importante tomar medidas: tener tu tiempo para hacer deporte, ser capaz de conciliar y tener una vida familiar. Porque cuando tienes esa cuenta atrás encima, lo que te pide el cuerpo es olvidarte de todo lo demás y dedicarte sólo a la empresa. Pero debes forzarte a construir una vida aparte del trabajo. Si no, no lo aguantas. Ahora hay mucha más conciencia sobre esto. Artacho está profundizando mucho. Se ha hecho una encuesta a fundadores de empresas de tecnología en fases tempranas de todo el mundo y se ha visto que emocionalmente, los emprendedores están fatal. Yo te puedo decir que lo he vivido. Incluso el año pasado, cuando cambió el mercado, hubo una fase en la que tuve que dejar de lado prácticamente todo para centrarme en poner la compañía en el lugar que tenía que estar. Mientras seas el líder de una compañía tienes que aceptar que eso te toca a ti, con lo que conlleva a nivel de ansiedad, de esfuerzo, de trabajar muchísimas horas cada día y cada semana. Pero incluso en esos momentos, yo me forcé a compaginar todo ese esfuerzo con tener el sábado y la mitad del domingo libres para estar con la familia y hacer deporte. Yo creo que es algo que todo emprendedor se debe forzar a hacer: poner la mente fuera del trabajo durante el fin de semana.

-¿Cómo surgió lo de convertirse en emprendedor? ¿Era su vocación o comenzó siendo una aventurilla en la época estudiantil?

-Yo siempre tenía la idea de tener mi propio negocio, a pesar de que en aquel momento (principios de los 2000) se hablaba muy poco de 'startups' y emprendedores. En la Universidad hubo un certamen para presentar un proyecto empresarial. Me presenté con una compañera y un compañero y ganamos el premio. Ella y yo decidimos lanzarnos a convertir el proyecto en una empresa de verdad.

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-Su primera empresa: Pluscuamperfecta.

-Exacto. Di el salto desde la carrera a poner en marcha una cadena de tiendas de ropa donde los clientes podían personalizarse la ropa con un ordenador que había en la tienda. Detrás teníamos modistas que hacían realidad esas creaciones en menos de tres horas. Fue un proyecto en el que no levantamos financiación, tan solo tuvimos el dinero del premio y pedimos préstamos bancarios. Nos afectó muchísimo la crisis de 2008, tuvimos que cerrar varias tiendas y vimos que el proyecto iba a ser muy complicado con la crisis que venía. Así que decidimos vender, pero no fue una venta exitosa. A raíz de ahí yo decidí montar Jobandtalent. Y el motivo por el que decidí montarlo es porque con aquella primera empresa, incluso en medio de la crisis, con una tasa de paro del 25%, a mí me costaba muchísimo contratar personal para las tiendas. Y dije: aquí hay algo que está mal. ¿Cómo puede ser que haya un 25% de paro y que yo no esté consiguiendo atraer al personal para las tiendas? Por eso

-Aparte de sacar la idea de negocio para su siguiente empresa, ¿sacó alguna lección de aquella primera experiencia emprendedora?

-Sí, aprendí algo muy importante: la gestión de caja y de liquidez. Nosotros gestionábamos la compañía con lo justo y en una empresa te pueden venir mal dadas en cualquier momento. Eso para mí ha sido una obsesión total en Jobandtalent. Muchas veces nos han dicho: vosotros habéis captado mucho dinero, más de lo necesario. Y es posible que sea así, pero gracias a eso hemos podido capear muchísimas crisis que hemos tenido. Eso es un aprendizaje que tuve: tener caja suficiente en la compañía para que si vienen mal dadas, tú puedas resistir un periodo de 12, 18 o 24 meses incluso con unos ingresos muchísimo menores.

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