Vista parcial de la biblioteca. Archivo Seap Málaga
A la sombra de la historia

La primera biblioteca pública malagueña

Jueves, 26 de agosto 2021, 00:17

La Sociedad Económica de Amigos del País es la institución cultural más antigua de Málaga. Las animadas tertulias que se celebraban diariamente en el palacio ... Insausti de Azkoitia fueron el origen en 1765 de la Sociedad Vascongada de Amigos del País, primera sociedad ilustrada de España. Se llegaron a fundar en el siglo XVIII noventa y seis sociedades, todas animadas por el deseo de alcanzar prosperidad económica en las ciudades en las que se abrían. La malagueña se aprobó el 7 de enero de 1789, reinando en España Carlos IV. Su emblema fue realizado en 1790 por Francisco de la Torre (¡ojo: no confundir con nuestro alcalde!) y rezaba: «Para el bien de la patria. Con el objeto de servir al Estado, fomentando la agricultura, el comercio y la navegación».

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Todas estas sociedades económicas contemplaban la creación de una biblioteca para uso y disfrute de sus miembros, que eran personas ilustradas que compartían el entusiasmo por la cultura frente al obsoleto pensamiento escolástico. Con ese objetivo, llegaron a formar bibliotecas que albergasen los conocimientos más avanzados de la época, dedicados preferentemente a la agricultura, la industria y el comercio. Las bibliotecas se enriquecían con las novedades del momento, entre las que destacaba la polémica Enciclopedia francesa, dirigida por Diderot y D'alembert.

En 1790, la que podríamos considerar la única biblioteca pública malagueña estaba almacenada en el obispado. Procedía de los fondos que los jesuitas habían dejado al ser expulsados en 1766. Todavía la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga no contaba con una sede propia y tenían sus reuniones en un salón de las Casas Consistoriales de la plaza de la Constitución. En 1821, en pleno Trienio Liberal, se reunían en el Convento de San Agustín. Allí se instaló la primera biblioteca pública malagueña, dotada de un gabinete de lectura, «para que tuviera el uso público al que estaba destinada». Pero no tuvo continuidad.

Sin embargo, el período de esplendor de la sociedad económica malagueña comenzaría a mediados del siglo XIX, coincidiendo con iniciativas que condujeron al esplendor industrial y comercial de nuestra ciudad, como el Banco de Málaga, el ferrocarril hasta Córdoba o las exposiciones provinciales. Gracias a Jorge Loring Oyarzábal se sentaron las bases para la creación de una biblioteca pública que tuviera un emplazamiento definitivo. Como hemos señalado, la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga no tenía una sede. Gracias a las gestiones de su presidente, Jorge Loring, consiguió del Estado la cesión de unos salones para la sociedad en el antiguo edificio del Consulado del Mar y Montepío de Cosecheros en la plaza de la Constitución, sede de la que todavía hoy disfruta y que está declarada Monumento Nacional.

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Biblioteca de la Económica en la actualidad. Archivo Seap Málaga

Como ha señalado José Francisco Fernández Roldán, la primera biblioteca pública malagueña se inauguró en febrero de 1853 y contaba con un fondo de 453 volúmenes, que fueron aumentando progresivamente, pasando a 1.200 en 1863 y 6.000 en 1865, gracias a la adquisición de 3.000 volúmenes de los hermanos Oliver y Hurtado.

La biblioteca se surtía de la Librería de Moya para la compra de novedades. Crecía también con muchos ejemplares procedentes de donaciones de instituciones públicas y de particulares, como Cánovas del Castillo, que donó 400 volúmenes de su biblioteca particular; Adolfo Príes, Narciso Díaz de Escovar, Pedro Gómez Chaix, Enrique Laza Herrera o José Carlos Bruna.

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Catálogo metódico

Luis Cambronero, bibliotecario entre 1919 y 1934, elaboró un Catálogo metódico de la Biblioteca Pública, por materias y autores, publicado en 1927, en el que se recogen 7.344 títulos en 8.000 volúmenes. Entre ellos seleccionamos un incunable, una edición del Quijote de 1761 en inglés, 58 ejemplares del siglo XVI o una espléndida colección de obras eclesiásticas de derecho canónico perteneciente a los jesuitas.

Fachada de la Casa del Consulado SUR

En 1861, la institución malagueña tenía cien socios de mérito entre los que destacaremos nombres como Tomás Heredia, Carlos Larios, Pablo Prolongo, José de la Cámara, Eduardo Delius o Ramón Franquelo. El 17 de octubre de 1862, a las cinco de la tarde, visitó la Económica la reina Isabel II. No se quedó mucho tiempo porque tenía que irse a una corrida de toros. Durante la II República se convirtió en un centro de difusión cultural de primer orden. La Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga ha contado a lo largo de su historia con presidentes como Emilio Baeza o Pedro Gómez Chaix (que ocupó el cargo durante veinte años) y bibliotecarios como Francisco Bejarano.

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Hoy su biblioteca está abierta a los investigadores. Dispone de 12.000 volúmenes que están en proceso de restauración, catalogación y digitalización.

Sede de la Sociedad Económica de Amigos del País en los años 70. Archivo Municipal de Málaga

Los orígenes de las sociedades económicas

Sus orígenes hay que buscarlos en la España ilustrada y en el País Vasco. Lo cuenta mucho mejor que yo María Belmonte, en su libro 'Los senderos del mar':

«En el palacio de Insausti en Azkoitia se daban cita tres caballeros para hablar de ciencia y para buscar formas de hacer progresar la sociedad a través del conocimiento y de la educación. Eran Xabier Munibe, conde de Peñaflorida y propietario del palacio; Joaquín María de Eguía, marqués de Narros y Manuel Ignacio de Antuna, amigo íntimo de Rousseau. Así surgió la Academia de Azkoitia, en la que se acogía a todas las personas de los alrededores con inquietudes intelectuales. Las noches de los lunes se hablaba de matemáticas; los martes, de física; los miércoles, de historia; los jueves se reservaban para la música y se organizaban conciertos; los viernes se dedicaban a la geografía; los sábados a asuntos más distendidos; y los domingos, de nuevo, a la música. En estas animadas tertulias no faltaban la comida ni la bebida».

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