Walker Evans nunca estuvo aquí. Eugene Smith tampoco, aunque éste visitó Málaga en 1950
SUR HISTORIA ·
La errónea atribución y localización por parte de una inteligencia artificial de una fotografía de Bienvenido Arenas del Archivo de la UMA ha puesto de manifiesto los retos a los que nos enfrentamos con el uso de esta nueva tecnologíaDoctor en Historia. Presidente del Centro de la Fotografía en Málaga.
Lunes, 1 de septiembre 2025, 12:33
Ambos fotógrafos estadounidenses han sido considerados, alternativamente y de manera espuria, autores de esta foto. La imagen ha dado pie a una intensa polémica (varios ... artículos periodísticos y más de dos millones de visitas en redes). La cuestión ha tardado en resolverse varios días. Lo novedoso del caso es que la polémica ha tenido su origen en una de las inteligencias artificiales que hoy nos ilustran.
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La historia es conocida: alguien hace circular la imagen sin otro referente que el título «Con Franco vivíamos mejor». Otro alguien pregunta a X·grok sobre la procedencia de la fotografía, esta inteligencia responde de inmediato que la foto se tomó en Alabama y que su autor no es otro que Walker Evans. La base de esta sentencia son los reportajes sociales realizados, en 1936, por el fotógrafo americano sobre el estado de pobreza de familias de campesinos de Alabama tras la Gran depresión de 1930. La historiadora española Rosa Puig se interesa en el debate e investiga en qué archivo puede encontrase el original; concluye que se encuentra en el Archivo Histórico Fotográfico de la Universidad de Málaga y así se lo hace saber al chatbot de X. Este responde reafirmándose en su predicción y concluye que la imagen se atribuye erróneamente a la UMA. Ante la insistencia de Rosa Puig, Grot rectifica dos veces: la primera para dar por cierta la versión de la profesora de Historia; la segunda, para desdecirse y afirmar que es otro fotógrafo estadounidense, esta vez Eugene Smith, el autor de la instantánea. De nuevo refutado este último argumento por Puig, Grok reconoce —jajájejé, así lo expresa— que se ha equivocado y que la foto se encuentra en el Archivo Histórico Fotográfico de la Universidad de Málaga.
¿Referencias?
La aproximación a W. Eugene Smith puede tener, en apariencia, cierta justificación. El fotógrafo americano visitó España en 1950. Durante 63 días recorrió distintas localidades del territorio español, entre ellas Málaga, recalando finalmente en Deleitosa (Cáceres) donde realizó la mayor parte de su producción dedicada a España, material base de la conocida publicación Spanish Village: it lives in ancient proverty and faith. Tengo en mis manos el Catálogo de la exposición W. Eugene Smith, más real que la realidad, que tuvo lugar en Madrid, en 2008, en el Centro de Arte Fernando Fernán Gómez; aquí encontramos dos fotografías de W. E. Smith realizadas en Málaga. Ambas retratan a una «niña pedigüeña» que deambula por los jardines de Pedro Luis Alonso; una, primer plano de su cara; la otra, junto a Nina Peinado (la intérprete que acompañaba a Eugene) en el entorno de los jardines y, al fondo, la silueta de la Alcazaba. Ese día, Eugene hizo más instantáneas de niños en aquellos jardines, entre ellas la del pequeño Cristóbal Cuevas García, quién luego —bucles que a menudo cierran círculos de historia— sería catedrático de Literatura de la UMA. Aún así, Eugene Smith no es el autor de la imagen que le atribuye Grok.
La fotografía en cuestión, el negativo original, se localiza en el Archivo Histórico Fotográfico de la Imagen de la Universidad de Málaga, como apunta la profesora Rosa Puig y, al cabo de muchas conjeturas, el chatbot de referencia. El magnífico trabajo llevado a cabo en la organización de este Archivo permite asegurar no solo quién es el productor de la imagen, Estudio Arenas, sino también la fecha de su realización al tiempo que establece relaciones documentales con otras imágenes del mismo reportaje fotográfico.
Estas imágenes y las que siguen forman parte del mismo reportaje, realizado en agosto de 1952, por encargo del Gobierno Civil de Málaga: se trataba de levantar acta visual del grave problema de chabolismo que afectaba a la ciudad. El propósito era elevar un informe a la Administración Central para recabar fondos económicos con que paliar la precaria situación en la que vivía un buen número de familias malagueñas. La fotografía quiere dejar constancia de la pobreza y, sobre todo, de la insalubridad de aquellas infraviviendas y de los lugares en que éstas se ubicaban. La situación lo hacía extremadamente necesario: el 15 de enero de 1951 se había declarado en Málaga un brote epidémico de fiebres tifoideas causado, según las autoridades sanitarias, por contaminación fecal de aguas de uso doméstico. La inexistencia de agua corriente en las infraviviendas, la falta de higiene y el hacinamiento eran, en definitiva, el motivo de la producción fotográfica. Una producción que, a diferencia de las imágenes de Eugene Smith, estaba destinada a circuitos muy restringidos —informes técnicos dirigidos al Gobierno central— cuyo contenido, en ningún caso, debía hacerse público. Gracias a la recuperación realizada desde el Archivo Histórico Fotográfico de la Universidad de Málaga, estas fotografías muestran una realidad que en su día se ocultó al gran público y, desde luego, ante las expectativas turísticas que parecían asomar en el horizonte, a la prensa nacional e internacional. Este inventario de la miseria se expresa en un primer conjunto fotográfico de 20 imágenes: 4, son exteriores que nos aproximan a la plazuela de Santa María, en el malagueño poblado de Mundo Nuevo, a las fachadas de sus viviendas y al ambiente vital de un día de verano de 1952; otras 16 son interiores de distintas viviendas. De todas se conserva y custodia el negativo original en el que fueron realizadas, celuloide, 35mm. Las ocho que aquí traigo son copias digitales, traslación cabal de esos originales. Entiendo que sirven para contextualizar la fotografía en cuestión, y albergo la idea de que quizás se eviten malas interpretaciones en la atribución, datación y motivos que dieron lugar a la producción de estos documentos fotográficos.
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El reportaje de Foto Arenas de aquel agosto de 1952 se completa con otras 16 fotografías que insisten en la misma línea argumental, 8 muestran viviendas cuevas del Ejido y otras 8, chabolas de las playas de San Andrés y Estación del Perro. Este conjunto de imágenes, acta visual trascedente de la situación de cierta población malagueña y del espacio urbano en el que sobrevivía, está hoy, como ha demostrado el debate que nos ocupa, abierta al público y a disposición de quienes se interesen por ella. Un gran logro de la Universidad de Málaga, resultado de un intenso trabajo de organización y sistemática documental que se viene desarrollando desde hace muchos años y en el que Mercedes Jiménez Bolívar, al frente de un muy reducido equipo, ha tenido un papel decisivo. Una labor de la que no se suele hablar, pero que es sin duda lo que acredita el Archivo y lo convierte referente más allá del ámbito local
Nuevas cuestiones
Desde otro punto de vista, el debate al que nos referimos ha dejado sobre el tablero algunas preguntas: ¿Cuáles son las fuentes nutricias de las inteligencias artificiales? ¿Cómo evitar la colonización cultural que se avecina? ¿Cómo conservar la memoria colectiva propia ante la tendencia a disolverse en «memoria acumulada» por otros?
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Ante este nuevo panorama, también desde la Universidad de Málaga, se proyectan estrategias a las que, por interés público, conviene prestar atención y apoyo. Entre otras, el proyecto Panoruma desarrollado por Alejandro García Peláez, alumno de la Escuela de Informática de la UMA. Hace solo un par de meses, invitado por el profesor Francisco Vico, asistí a la presentación del TFG de Alejandro. El éxito académico fue rotundo. Abierto al público, en solo dos meses, y con las vacaciones veraniegas de por medio, Panoruma se ha convertido en lugar de atracción de un público interesado en la fotografía. En esta propuesta, otro enfoque dado a la difusión de las fotografías del Archivo Histórico Fotográfico de la Universidad de Málaga, la inteligencia artificial crea una nueva capa participativa e interactiva que puede contribuir a un mejor conocimiento de nuestro acervo cultural.
Una nueva orientación aplicada al espíritu que debe regir todo archivo público. Puedo decir que intervine profesionalmente en la adquisición por la UMA, en 2008, del fondo fotográfico Bienvenido-Arenas y que ese era precisamente el propósito que justificaba su adquisición.
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