SUR Historia

Historia de una capilla marinera

En el Puerto de Málaga han existido desde antiguo oratorios que, bajo diferentes advocaciones, atendían a la gente de la mar

Francisco Cabrera Pablos

Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras, Historiador, Profesor y Académico

Martes, 15 de julio 2025, 00:09

Resulta de todos conocida la religiosidad imperante en España durante siglos y que pocos gremios resultan tan cercanos a las tradiciones marianas como los hombres ... de la mar. Por eso existieron desde antiguo en el puerto malacitano oratorios que, bajo diferentes advocaciones, atendían a los marineros.

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Capilla de San Telmo (1524). Archivo Catedral de Málaga

La primera referencia documental que encontramos sobre algún edificio destinado a estas devociones es una real cédula que, dirigida al Obispo de Málaga desde Valladolid en septiembre de 1524, otorgó el Emperador Carlos a favor de los «Hermanos cofrades de San Telmo», autorizándoles a construir una ermita en las playas de esta ciudad, cerca de las Torres de Fonseca, en terrenos del convento del Carmen, «en donde oír misa la gente de la mar los días festivos».

Más tarde, fueron los frailes mínimos los que atendían a un pequeño oratorio que había en la Puerta del Mar, por acuerdo municipal de 1531, «cuya tenue luz iluminaba» a los marineros durante la noche. Sabemos que este oratorio permaneció durante casi un siglo, hasta que fue derribado en 1621, dentro del refuerzo de las defensas de Málaga ante la noticia de un posible ataque de una armada berberisca. En esa misma fecha, el obispo Luis Fernández de Córdoba levantó a su costa y muy cerca el denominado Torreón del Obispo.

La primera capilla del recinto portuario fue edificada a finales del XVI bajo la protección de Nuestra Señora del Porto Salvo, en el inicio del muelle de Levante, que un siglo después estaba en un estado ruinoso.

Proyecto del muelle de Levante con el faro propuesto (1717). Bartolomé Thurus Archivo General de Simancas
Sección y plano de la capilla propuesta por Juan de la Ferriere (1727) Archivo de Simancas
Sección, planta, fachada y situación de la capilla propuesta (1727). Juan de la Ferrière Archivo de Simancas

Felipe V decidió continuar las obras del puerto a partir de 1716, aunque las primeras noticias sobre una capilla en el muelle datan de 1727, cuando el director y coronel Juan de la Ferrière informó al ingeniero General Jorge Próspero Verbóm que el gobernador Solís y Gante quería construir una ermita que sustituyera a la existente. Los planos levantados por La Ferriere se enviaron a la Corte para su aprobación.

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Proyecto de la capilla del «Muelle Viejo»(1727). La Ferrière Archivo General Militar de Madrid

Este primer proyecto consistía en un pequeño edificio, solo de planta baja con cúpula de media naranja, situado en el muelle Viejo, detrás del recién terminado Fuerte de San Felipe (actual Subdelegación de Defensa y Comandancia Naval). En su respuesta, Verbóm proponía construir un edificio mayor, acorde con la envergadura de las obras que estaban llevándose a cabo.

Planta y alzada-sección de la capilla (1728) Pedro Coysevox. Archivo de Simancas

Destinado La Ferrière a Cartagena en 1728, llegó a Málaga otro ingeniero: el coronel Pedro Coysevox, quien retomó el asunto preparando un proyecto más ambicioso. Remitido a la corte el 25 de octubre de aquel año, vemos un edificio de baja más una, plan central, sillares de piedra de asperón dispuestos a soga en el exterior, utilizando dentro el ladrillo y el yeso.

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La fachada principal se abre al recinto portuario con puerta de arco de medio punto, adintelado hacia dentro mediante pechinas. En ambos lados, dos columnas toscanas de jaspón sobre plinto y capiteles dóricos. Un frontón curvo encima de la balconada del primer piso que cierra en terraza; piso que se abre al Paseo de la Farola por una puerta adintelada. Coronaba espadaña simple y veleta. El proyecto fue aprobado por el marqués de Verbóm, iniciándose las obras poco después.

El 14 de febrero de 1731, Coysevox remitió un informe al secretario de Estado José Patiño donde afirmaba que «tiene puesto su balcón encima de la portada de dicha capilla». Evidentemente deducimos que las obras avanzaban a buen ritmo.

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Tras la muerte de este director, el ingeniero Francisco de Ibáñez, comunicó en septiembre de 1732 que en la capilla se trabajaba en «pavimentar el suelo y colocar el retablo». Ascendido a teniente coronel fue trasladado, siendo otro ingeniero, Juan de Amphoux, el que continuó el edificio hasta terminarlo.

Este último propuso a Patiño la inauguración de la pequeña iglesia mediante una misa solemne a celebrar el 8 de diciembre de aquel mismo año, día de la Inmaculada (patrona de Infantería) bajo cuya advocación se había construido, prestando servicio desde entonces.

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Durante el XIX, la capilla en cuestión pasó por avatares muy distintos, desde la guerra de la Independencia a los procesos revolucionarios, la Primera República y la Restauración, llegando a fines de la centuria en un estado deplorable.

Óleo del muelle de Levante con la capilla a la Inmaculada Enrique Florido. Autoridad Portuaria

En el XX, la situación anterior, lejos de mejorar, fue empeorando paulatinamente, hasta que el Real Club Mediterráneo procedió a reparar los destrozos que tanto el tiempo como la desidia de los hombres habían producido en el pequeño oratorio. Terminadas las obras, fue abierta nuevamente al culto en diciembre de 1914 bajo la advocación de la Virgen del Carmen, nombre con el que actualmente se la conoce.

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Proyecto de traslado. Vicente Caffarena (1973) Archivo de la Autoridad Portuaria
Traslado de la capilla (1973).

La urbanización y ampliación del Paseo de la Farola a comienzos de los setenta obligó a la Junta del Puerto al retranqueo del edificio, el cual se realizó según el proyecto del ingeniero de Caminos Vicente Caffarena Aceña firmado en febrero de 1973, que contó con el asesoramiento del arquitecto Enrique Atencia. Podemos constatar por la documentación del Archivo de la Autoridad Portuaria que las obras se realizaron con sumo cuidado y el máximo respeto al pasado de una obra tan singular.

La Autoridad Portuaria ha retomado recientemente su rehabilitación, a cargo de los arquitectos A.L García Fresneda y J.M. Zamora y del arquitecto técnico P. Pastor, que han realizado un magnífico trabajo.

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Una imagen de la Virgen del Carmen en la planta baja, del insigne escultor Juan Vega, recobrará una tradición marinera larga en el tiempo en un edificio que cumplirá en breve los trescientos años de historia.

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