
Los años malagueños de Constancia de la Mora
VÍCTOR HEREDIA
Sábado, 13 de agosto 2022, 00:21
Hubo un notable grupo de mujeres que desarrollaron una actividad intelectual, artística y política en la España de los años veinte y treinta. Algunas de ... ellas, cuya labor ha sido relegada a un segundo plano o simplemente olvidada durante décadas, tuvieron una cierta relación con Málaga.
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La poeta madrileña Concha Méndez (1898-1986) estuvo vinculada con la ciudad por su matrimonio con Manuel Altolaguirre Bolín. Pero hubo otra mujer, de origen aristocrático, que también estuvo casada con un malagueño, primo del anterior: Constancia de la Mora.
Constancia nació en Madrid en 1906. Su abuelo materno fue el político conservador Antonio Maura, varias veces presidente del gobierno durante el reinado de Alfonso XIII. Criada en el ambiente privilegiado de la alta burguesía de la capital, a los catorce años fue enviada a un internado católico de Cambridge, del que regresó en 1923. Connie, como fue conocida a partir de entonces, evolucionó en los años siguientes desde una joven rebelde que se casó con un burgués provinciano, de menor rango social, a una mujer con un fuerte compromiso político e ideológico.
Fue la primera mujer española de clase alta en hacer uso de la recién aprobada Ley del Divorcio de 1932 para contraer nuevo matrimonio con el aviador Ignacio Hidalgo de Cisneros. Compartió con él un decidido compromiso con la República durante la Guerra Civil desde una estricta militancia comunista. Él estuvo al frente de la Aviación republicana, mientras que ella fue la responsable de la Oficina de Prensa Extranjera.
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Al finalizar la guerra publicó en Nueva York un libro autobiográfico, 'In place of Splendour', que apareció en español en México en 1944 con el título de 'Doble esplendor'. En 1945 consiguió reunirse con su hija Luli, que había permanecido en Rusia como una de las «niñas de la guerra». Falleció en un accidente de tráfico en Guatemala en 1950. Su hermana Maruchi de la Mora fue una destacada falangista y, con el paso de los años, promotora de la moda ad-lib en Ibiza.
En su autobiografía, que no fue publicada en España hasta 1977, rememora su primer matrimonio y su etapa en Málaga. Cuando terminaba el verano de 1925, con diecinueve años, conoció en San Juan de Luz al malagueño Manuel Bolín Bidwell, «un muchacho casi de dos metros de estatura. Yo era muy alta y una de mis preocupaciones consistía en que la mayor parte de los hombres que yo conocía me llegaban al hombro. Así es que me quedé mirando al desconocido. Dos días más tarde ya habíamos decidido casarnos».
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Las reticencias de su familia y de su círculo de amistades ante un novio de provincias exaltaron el heroísmo de Connie: «Me iba a casar porque estaba enamorada y no por dinero, ni títulos ni posición social». La boda se celebró en la iglesia de los Jerónimos el 17 de mayo de 1926. Aquella misma noche comprendió que nunca había estado enamorada verdaderamente de Bolín.
La vida en común en el viaje de bodas, que duró dos meses, le hizo ver que compartía pocas cosas con su marido. Cuando llegaron a Málaga se sentía desdichada. «Desde el mar, la ciudad entera semejaba un enorme vergel de plantas tropicales, que brotase del mismo Mediterráneo. Comprendí por qué tantos viajeros extranjeros habían encontrado en Málaga un maravilloso rincón de felicidad y reposo y quizás lo hubiera sido para mí, de no viajar acompañada de un marido que más bien me resultaba un extraño».
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La vida de la burguesía local, y especialmente la de su familia política, le pareció «mezquina y espantosa». Consiguió que su esposo accediera a vivir de forma independiente y se trasladaron a una casa en el Castillo de Santa Clara de Torremolinos. En febrero de 1927 nació su hija Constancia María Lourdes, Luli.
La felicidad de vivir frente al mar con su pequeña no evitaba que el matrimonio siguiera desmoronándose. Volvieron a Madrid, pero él seguía sin asentarse en ningún trabajo y las deudas atenazaban a la joven pareja. Conoció a Zenobia Camprubí, mujer de Juan Ramón Jiménez, quien le dio la oportunidad de saborear la independencia económica.
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Decidida a separarse, todavía le dio una oportunidad a sus suegros, y se instaló con ellos en Málaga. Por fin, acordó con Bolín, mediante un documento notarial, quedarse con la custodia de la niña. Regresó a Madrid. «Tenía veinticinco años y estaba dispuesta a empezar a vivir». Era marzo de 1931 y Connie y España iban a afrontar una etapa de profundos cambios. Manuel Bolín se instaló en Estados Unidos, donde se casó de nuevo y tuvo otra hija. Falleció en 1979.
Su amistad con Isabel Oyarzábal
Connie de la Mora presenta una trayectoria vital muy parecida a la de la malagueña Isabel Oyarzábal (1878-1974). Nacidas en el seno de familias acomodadas, se posicionaron claramente con la República durante los años treinta y militaron en los partidos comunista y socialista, respectivamente. Ambas escribieron sendos libros autobiográficos al finalizar la Guerra Civil que fueron publicados inicialmente en inglés: 'In place of Splendour' ('Doble esplendor') y 'I must have liberty' ('Hambre de libertad'). A pesar de la diferencia de edad, fueron amigas y se encontraron en numerosas ocasiones en Madrid y en México, ya en el exilio. También se vieron en Estocolmo en 1938, cuando Connie regresaba de dejar a su hija en Moscú. Constancia narra como las dos se presentaron al inicio de la guerra en la sede de la UGT para ofrecerse como voluntarias. En medio de tiroteos, recorrieron las calles de la capital sin saber aún los importantes destinos que ocuparían posteriormente, una como primera embajadora española y la otra como encargada de la información facilitada a la prensa extranjera.
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