Los agentes detuvieron a dos de los secuestradores en un restaurante, en el momento en que un familiar le iba a pagar el dinero exigido a cambio de la liberación del turista. SUR

El secuestro de 23 días a un turista que empezó en el aeropuerto de Málaga

Los captores exigían a su familia un pago de 500.000 euros en criptomonedas para la liberación de la víctima, un ciudadano sueco

Martes, 16 de abril 2024, 11:20

Fue secuestrado a los minutos de aterrizar en el aeropuerto de Málaga. Un ciudadano de origen sueco pasó 23 días retenido por una banda criminal ... que exigía el pago de 500.000 euros en criptomonedas para su liberación. La víctima, según fuentes policiales, pasó todo este tiempo encerrado en habitaciones de distintos domicilios -los captores cambiaban la vivienda cada cinco días-, con las manos engrilletadas y un dispositivo de localización en uno de sus zapatos para tenerlo controlado en todo momento.

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Agentes de la Policía Nacional de Málaga han detenido a dos personas de origen sirio y libanés por su presunta implicación en el rapto. Al parecer, el ciudadano sueco había venido a Málaga desde Turquía con un amigo para conocer el país. A su llegada al aeropuerto, fue recogido por una tercera persona, presuntamente enviada por su amigo para recogerle y llevarlo al hotel en el que se hospedaría. Ahí se le perdió el rastro.

La investigación se inició con la denuncia de uno de los familiares del turista, del que no tuvieron noticias desde que aterrizó en la provincia hasta varios días después, cuando los captores se pusieron en contacto con ellos. No lo liberarían hasta que les entregasen 500.000 euros en criptomonedas.

La denuncia dio lugar a una exhaustiva investigación policial que llevó a los agentes al primer piso en el que había estado retenido, aunque la banda ya había cambiado el domicilio. De hecho, cada cinco días se mudaban a otra vivienda usando para ello documentación falsa, vehículos de alquiler y alojamientos turísticos, de acuerdo con la Policía Nacional.

Intensa negociación

Uno de los familiares de la víctima, que reside en Estambul (Turquía), se desplazó a Málaga porque era la persona con la que los secuestradores contactaban para llevar a cabo las negociaciones. Así, los efectivos de la Policía Nacional establecieron un dispositivo de rescate y facilitaron instrucciones concisas de la forma en la que debía comunicarse con los captores. Tras cinco días de intensas negociaciones se acordó el pago de un rescate en un restaurante.

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Los efectivos establecieron un amplio despliegue de vigilancia sobre el local en el que se habían citado. Al parecer, uno de los presuntos captores estuvo realizando previamente batidas por la zona para detectar la posible presencia policial. Luego, se personó en el negocio otro de los supuestos secuestradores junto a la víctima, reuniéndose todos con en familiar en el interior del restaurante.

Una vez dentro, los policías hicieron su aparición y liberaron al turista tras 23 días de cautiverio, además de detener a los dos sospechosos. Según pudo relatar el perjudicado a los agentes, todo ese tiempo lo había pasado engrilletado y encerrado en habitaciones. Los delincuentes, como medida de precaución, mantuvieron durante esos días sus rostros ocultos con pasamontañas y mascarillas para evitar que pudiera reconocerles. Incluso llegaron a colocarle un dispositivo de geolocalización en uno de sus zapatos para tenerlo controlado en todo momento.

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Una vez liberado, y tras recibir asistencia médica, aportó diversos datos que condujeron a los agentes hasta el último domicilio donde había estado retenido. En el registro de la vivienda, ubicada en Fuengirola (Málaga), se intervinieron los teléfonos móviles desde los que los secuestradores realizaban las comunicaciones, los grilletes utilizados para retener a la víctima, dispositivos de geolocalización y otros efectos de interés para la investigación. Durante la detención, además, los funcionarios policiales intervinieron en posesión de uno de los arrestados una pistola simulada.

Los dos detenidos se encuentran en prisión provisional por su presunta implicación en los delitos de secuestro, lesiones, organización criminal y delito contra la integridad moral. No obstante, la policía está convencida de que no actuaron solos y la investigación continúa con el objetivo de localizar al resto de responsables del cautiverio.

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