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Cuando robar a un ladrón no tiene 100 años de perdón: acabaron todos detenidos

Dos jóvenes han sido arrestados en Málaga por agredir a una mujer y sustraerle el móvil porque ella previamente le había arrebatado el bolso a una chica del grupo

Juan Cano

Málaga

Jueves, 17 de julio 2025, 00:27

Hay casos que encierran moraleja y desmotan el refranero español cuando dice que 'robar a un ladrón tiene 100 años de perdón'. Pues bien, el ... Código Penal no opina lo mismo, por mucho que el objetivo sea recuperar lo que es de uno.

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Ocurrió en Málaga la noche del 3 de julio, jueves. Unos jóvenes salen de fiesta por varios locales del Centro. La chica del grupo deja el bolso en un lugar del bar de copas donde estaban y cuando se viene a dar cuenta, ha desaparecido.

Los chavales sorprenden a la presunta autora del hurto (al descuido), que iba a acompañada de una amiga. Su supuesta cómplice. La persiguen, le dan alcance y le piden que devuelva lo sustraído. Recuperan el bolso, pero no las pertenencias que llevaba dentro.

En el forcejeo, la mujer supuestamente agrede a los jóvenes para librarse de ellos y logra huir. La presunta ladrona seguramente no lo sabe, pero acaba de convertir un simple hurto en un robo con violencia.

Tras ese primer episodio, el grupo de chavales (dos chicos y una chica) recorre las calles del Centro para intentar localizar a la mujer que había sustraído el bolso con el objetivo de recuperar lo que llevaba dentro. No tardan en encontrarla.

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Los jóvenes la abordan para exigirle que les devuelva el móvil y terminan por agredirla. Según fuentes cercanas al caso, le rompen la nariz y le provocan una luxación en un hombro.

En este segundo episodio, los chavales le quitan a la mujer el móvil que llevaba encima, que no es el que presuntamente había sustraído a la chica.

Instantes después, se presenta en la zona una unidad de la Policía Nacional. El grupo de jóvenes acudió a los agentes para denunciar el robo inicial.

A los funcionarios les dio la impresión de que uno de ellos estaba muy nervioso y que uno de los teléfonos que llevaba encima no era suyo. Cuando le preguntaron por el terminal, confesó espontáneamente que se lo había quitado a la mujer que le había robado el bolso a su amiga.

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Los policías dan una batida por el Centro y localizan en las inmediaciones a la presunta ladrona. Está herida y ya no lleva encima los efectos presuntamente sustraídos. Los chavales la identifican plenamente y los agentes la detienen. Sospechan que el botín se lo entregó inmediatamente a su cómplice, que se esfumó de la zona.

La mujer es trasladada a un centro de salud y después a comisaría, donde se instruyó un atestado contra ella por robo con violencia, que puede acarrear penas de dos a cinco años de prisión.

Pero no es la única que acaba en los calabozos. Los policías detienen también a dos jóvenes -los amigos de la víctima del delito inicial- porque la agresión a la presunta ladrona no estaría amparada por la legítima defensa, ya que no se produjo en el contexto del robo, sino después.

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También se les leyeron los derechos por robo con violencia, ya que el teléfono móvil que le quitaron no era el de la víctima del primer delito, sino el de la supuesta ladrona. En suma, las penas a las que se podrían enfrentar son aún mayores.

Moraleja: lo mejor es llamar, siempre, a la policía.

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