La historia tras el robo que acabó en atropello a un joven en Málaga
La Policía Nacional continúa con las pesquisas para dar con los autores, dos individuos que se dieron a la fuga sin auxiliar a la víctima, de 18 años
El golpe, fuerte y seco, se escuchó en toda la calle. Sucedió unos minutos antes de las dos de la tarde. Sobresaltados, los vecinos se ... asomaron a ver qué había pasado y encontraron a un joven tendido en el suelo de la carretera. Y, a lo lejos, un coche de la marca Opel Corsa, de color blanco, que huía a toda prisa del lugar.
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Sucedió en la barriada de San Andrés, en Málaga capital. Como ya adelantó SUR, se trató presuntamente de un robo en el que el perjudicado, de 18 años, fue arrollado por sus ladrones en la calle Llanonillos, según precisaron fuentes policiales. Fue evacuado al Hospital Regional Universitario, aunque no se llegó a temer por su vida.
Al parecer, el objetivo de los asaltantes no era otro que dar 'un palo' a la víctima, quien se dedicaba a la compra-venta de vápers, como ha explicado la madre del chico, Ana (nombre ficticio), a este periódico, siendo esta versión corroborada por fuentes próximas a la investigación.
La historia empezó con un mensaje de WhatsApp al perjudicado: «Hola, me han dado tu número». Aunque el joven no conocía a su interlocutor, de acuerdo con el testimonio de su progenitora, llegó a la conclusión de que alguien de confianza le habría dado su contacto. No hizo por averiguar quién.
A partir de ahí, iniciaron una conversación para llegar a un acuerdo de compra-venta. Le pedían, supuestamente, cien cajas de cigarrillos electrónicos, pero la víctima no disponía de esa cantidad. Le ofreció 60, cuyo valor rondaría los 2.100 euros, que era lo máximo que podía conseguir. Y cerraron el trato.
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«Querían quedar en sitios alejados, en el recinto de la feria, en La Luz… pero como mi hijo no tiene coche y les decía que no podía ir tan lejos, accedieron a venir a San Andrés», relata Ana, todavía muy afectada por lo sucedido. Así, quedaron en verse el pasado 14 de junio para llevar a cabo la transacción.
Se citaron en el portal de la víctima a mediodía. El joven bajó con los vapeadores tras recibir el mensaje del supuesto comprador. A este último le acompañaba otro hombre, que se quedó esperando en doble fila dentro de un turismo, en el asiento del conductor. Cuando vio las cajas le dijo: ven al coche, que te pago ahí», relata Ana.
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Presuntamente, después de que ambos dejasen los cigarrillos electrónicos en el automóvil, el supuesto comprador se sentó en el asiento del copiloto y el conductor, en una maniobra rápida, aceleró el coche para huir sin pagar. El perjudicado, al parecer, se agarró a la ventanilla en un intento de impedir el robo.
«Su intención era que le dieran el dinero; todo lo que ahorraba era para ayudarme en casa y por su ilusión de sacarse el carnet de conducir», explica la madre. Según señala, los ladrones recorrieron unos 200 metros a toda velocidad con el chico encaramado al vehículo.
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Como no se soltaba, como han apuntado también fuentes policiales, los autores se aproximaron a otro automóvil que permanecía estacionado en doble fila, con el que supuestamente golpearon al joven, que salió disparado. Lejos de detener la marcha para comprobar su estado o auxiliarlo, se dieron a la fuga.
Las primeras llamadas a los servicios de emergencias se produjeron unos minutos antes de las 14.00 horas. Según relataron los vecinos, un chico precisaba asistencia sanitaria tras ser atropellado por un turismo en la calle Llanonillos. El perjudicado, indicaban los alertantes, no podía moverse de la carretera.
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Los testigos, además, precisaron que el vehículo implicado había huido del lugar tras el siniestro, que ocasionó bastante revuelo en la zona. Una treintena de personas permanecieron con el joven herido, que se encontraba consciente, hasta que llegaron los facultativos del 061, que lo evacuaron al Hospital Regional Universitario.
Hasta el lugar se trasladaron también los efectivos de la Policía Local, quienes se entrevistaron con varios de los vecinos. El caso, que desde el inicio apuntaba a un robo, pasó al Cuerpo Nacional de Policía.
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«Me llevé un susto de muerte, al niño le dieron el alta esa noche pero decía que no se notaba ni los pies», relata Ana, quien se rompe a llorar. Según explica, todavía tiene en el cuerpo varias magulladuras y sigue sufriendo dolor de espalda. «Lo tengo en casa en silla de ruedas; puede caminar, pero se cansa a los pocos minutos», asegura.
Según explica, desde entonces su hijo no quiere salir a la calle: «Tiene un trauma y miedo a que quieran ir a por él». Lo ocurrido, asegura, ha afectado de lleno a su hogar, ya que Ana ha tenido que dejar su trabajo de limpiadora para cuidar a su hijo. «Necesita ayuda para bañarse o para acostarse, no lo puedo dejar solo así», dice. Precisamente, había empezado ese empleo el mismo día del suceso.
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La mujer asegura que ni ella ni su hijo estarán tranquilos hasta que los responsables sean detenidos. La Policía Nacional mantiene una investigación abierta y continúa con las pesquisas para dar con ellos.
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