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Arranca la noche. Es viernes y los furgones policiales esperan dispuestos en fila a las puertas de la Comisaría de Policía Nacional de Torremolinos. Sobre las 22.30 horas los agentes del Grupo 'Fénix Tango' se dirigen a sus vehículos y despegan el vuelo con todos sus sentidos en alerta para intervenir ante posibles infracciones penales.
Tienen por delante las horas más críticas, las de una madrugada costasoleña que nunca duerme. Las distintivas luces azules ya están encendidas y SUR les acompaña durante el servicio. Los efectivos no se recogen hasta que termina el último baile. Solo entonces pasan el testigo a los compañeros del turno que arranca cuando el sol ya empieza a hacer su aparición.
Una treintena de funcionarios, divididos en cinco equipos, componen la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la comisaría de Torremolinos, cuyo margen principal de actuación también abarca el municipio de Benalmádena. Sus furgonetas siempre van equipadas con fusiles G-36, cascos, arietes y escudos de protección. Nunca se sabe lo que puede ocurrir.
Mientras se mueven de un lado para otro no dejan de estar pendientes de los avisos que llegan a través de la Sala del 091. «Donde hay mucha fiesta suele haber mucho consumo de alcohol y mucha presencia de sustancias... y de ahí es de donde nacen la mayoría de las reyertas y los conflictos», apunta Miguel Ángel Medina, oficial de la unidad, quien suma doce años como agente de la UPR.
Ese es el «factor común» –incide el efectivo– en buena parte de los delitos, independientemente de su naturaleza, que son cometidos en la Costa del Sol. Lo sabe por experiencia. «Cuando roban un coche, atacan a otra persona con violencia o se dan a la fuga de forma temeraria tras percatarse de la presencia policial... no falla: en la mayoría de los casos, hay droga por medio».
De ahí que estas noches de rondas, además de movilizarse ante cualquier posible suceso, la prioridad sea también evitar que estos lleguen a producirse. Y en esa función preventiva, los controles que realizan los UPR desempeñan un «papel esencial».
Lugares y horas claves
Los despliegues están montados para que, quien tenga algo que ocultar, no se pueda escapar de ellos una vez que caen en la encerrona. «Los malos –indica Medina– quedan atrapados en una telaraña». Y a la hora de elegir las ubicaciones, la intuición no suele fallar a los 'Fénix Tango'.
Varias dotaciones se sitúan a la entrada de rotondas, carreteras o callejones seleccionados estratégicamente y a las horas más conflictivas sabiendo además que en muchos casos estos caminos se toman como alternativa para eludir los dispositivos de alcoholemia de la Guardia Civil.
«Buenas noches, ¿llevan ustedes algo que no debiera?», preguntan a los ocupantes de los automóviles. A continuación, avisan sin perder el tomo diplomático: «Vamos a proceder a cachearles y a inspeccionar el vehículo». Algunos confiesan rápido. «Llevo algo de hierba, responde un joven haciendo entrega a continuación de una pequeña bolsita que se saca de un bolsillo del pantalón.
Otros confían en la suerte y se empeñan en negar la mayor. «En estos registros hemos encontrado todo tipo de armas e instrumentos propios de la actividad delictiva», manifiesta al respecto Medina. De pequeñas navajas a catanas, revólveres o herramientas especiales para cometer robos mediante el método del butrón.
Las incautaciones de droga vinculada al menudeo y al tráfico también son diarias durante estas intervenciones en la Costa del Sol. «Son muy habituales; podemos cazar desde al típico joven que se dedica al menudeo y va por la calle con bolsitas con cocaína o pastillas de MDMA dispuestas para su venta y guardadas en una riñonera, hasta conductores con coches que van con dobles fondos cargados de mercancías».
Esta labor, sin embargo, se ve en ocasiones comprometida por «los chivatos» que abundan en las redes sociales, y que recurren a determinadas cuentas para anunciar los lugares en los que están los despliegues. «Esta información tiene mucho peligro porque la gente, probablemente sin saberlo, puede ayudar a escapar a delincuentes que acaban de cometer homicidios, atropellos a ciclistas, robos con violencia o casos de malos trato», advierte Medina.
Conscientes de que se puede correr la voz sobre su presencia, los UPR cambian continuamente la posición de estos controles. Tras varios minutos en un punto, examinando cada rincón de los turismos a los que detienen la marcha si levantan sospechas y efectuando comprobaciones, recogen el dispositivo para trasladar su ubicación.
Estas operaciones también permiten la localización de fugitivos en busca y captura por parte de otras unidades policiales, los juzgados o autoridades internacionales. En pocos minutos, los efectivos escudriñan aplicaciones informáticas como Argos y verifican si la persona que tienen delante tiene causas pendientes o, por el contrario, su historial está limpio.
Así transcurre la noche para los 'Fénix Tango', los agentes que no bajan la guardia hasta que asoma el amanecer.
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