«La gente compra tablas de paddle surf como si fueran juguetes, sin ver el peligro»
Patricia López, subjefa del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo en Tarifa, alerta de que la mayoría de los rescates en aguas de Málaga tienen que ver con imprudencias
Cada rescate que lleva a cabo Salvamento Marítimo en aguas malagueñas se gestiona desde el Centro de Coordinación en Tarifa, del que Patricia López es ... subjefa desde hace tres años –tras pasar más de una década como controladora–. Según alerta, preocupa especialmente el auge de las emergencias relacionadas con tablas de paddle surf en Málaga en lo que va de verano, muy por encima de otras provincias andaluzas.
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–¿Qué emergencias han aumentado más en lo que va de verano en Málaga?
–Con diferencia, las relacionadas con tablas de paddle surf. Es una actividad que se nota que se ha puesto muy de moda. Hay que tener en cuenta que se pueden comprar hasta en supermercados, no solo en tiendas de deporte. Da la sensación de que la gente la compra como si fueran juguetes, sin ver el peligro, y a estas tablas les afecta muchísimo la corriente, no solo el viento. A mí me da la impresión de que, muchas veces, piensan que el viento ya los llevará a tierra, pero la corriente igualmente los aleja.
–Aquí tuvimos el caso de los dos amigos argentinos que desaparecieron en 2023 tras salir a practicar este deporte.
–Pues sí, fue un caso muy penoso porque sus cuerpos nunca fueron localizados, solo la tabla. Por eso incidimos tanto en el tema de avisar a gente, para que haya una alerta temprana en caso de desaparición. Es clave para que empecemos la búsqueda cuanto antes.
–También han habido casos de rescates en kayak.
–Sí, han sido menos pero también eran emergencias que se podrían haber evitado. Hemos tenido a menores que han salido solos en kayak y a horas nocturnas, sobre las ocho y media o nueve de la noche. Y ahí el peligro ha sido ese, la hora, porque a las nueve y cuarto empieza el ocaso y, en cuestión de minutos, se queda todo a oscuras. Por suerte, han terminado bien, pero este tipo de imprudencias pueden acabar fatal.
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–¿Se están dando más intervenciones por imprudencia que en otros años?
–He comparado con los datos del año pasado, y sí. Por ejemplo, en los casos de paddel surf, a estas fechas de 2024 sólo teníamos un rescate desde el 1 de junio; este año ya llevamos siete. A nosotros nos resulta muy llamativo, y también cuando comparamos con otras zonas, por ejemplo de Cádiz, donde vemos que ese aumento no se está dando con tanta incidencia.
–¿En qué normas básicas antes de salir al mar observáis que falla más la gente?
–Hay algunas que son muy simples pero parece que no calan. Hay que informarse del estado del mar y del viento y salir en horas diurnas, de visibilidad. Lo de avisar también a personas del entorno si, por ejemplo, van a salir a bucear o a hacer otra actividad, informarles de la zona o la hora a la que pretenden terminar, por si luego desapareciera, que alguien pueda dar una estimación de por dónde buscarle. Para nosotros, una alerta temprana es fundamental porque sino, ¿por dónde empiezas a buscar? También lo de salir bien equipados, con chalecos salvavidas, y llevar un teléfono guardado en una boyita, por si acaso.
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–¿Por qué, con la de información que hay disponible, se cometen tantas imprudencias?
–No sé si es una cuestión de desconocimiento, de pasividad o si es que se ha perdido el respeto al mar, porque las medidas preventivas se pueden consultar en 20.000 canales. En la web de Salvamento Marítimo se pueden descargar las guías de consejos prácticos de seguridad en las ciudades náuticas y también se publican en las redes. Y luego hay otro punto, que creo que la gente no lo sabe, y es que en el Boletín Oficial de la provincia, la Capitanía Marítima de Málaga, tiene publicadas las normas que hay que seguir. Igual que a nadie se le ocurre en tierra coger una moto sin saber lo que es una señal de 'stop' o un ceda el paso, hay que saber la normativa. Por ejemplo, con un kayak no puedes ir a 400 metros de la costa, ni salir de noche o para ver el amanecer. Es que está prohibido. Si la ciudadanía fuera consciente de esas normas estoy segura de que habría menos accidentes.
–Quizás haga falta más vigilancia, o sanciones para que se cumplan esas normas…
–Nosotros cuando recogemos a alguien sí que intentamos coger los datos y pasarlos a la Capitanía Marítima. Nuestra labor es rescatar, pero hay que tener cuidado con estas imprudencias porque a veces se pagan con la vida, y utilizar el sentido común.
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–En Málaga llevamos cinco siniestros mortales con motos acuáticas implicadas desde el verano de 2023. ¿Se han convertido también en un motivo de preocupación para Salvamento Marítimo?
–Por supuesto, porque muchas veces estos accidentes también son fruto de imprudencias, como el exceso de velocidad, o por la propia inexperiencia al usar este tipo de embarcaciones. Como en el resto de actividades acuáticas, también hay que seguir una normativa que muchas veces no se respeta, como el uso de los chalecos, asegurarse de llevar combustible, no salirse de la zona en la que pueden estar, no llevar más personas de las permitidas... Y, como es lógico, no usar una moto de agua como si fuera un juguete.
–¿Cómo procedéis cuando os llega una emergencia?
–Por lo general nos suele llegar por el 112, que nos pasa el teléfono del alertante para que la información sea de primera mano. Mientras se habla con él, otro compañero está posicionando la emergencia para ver qué unidad disponible está más cercana, para movilizar a los medios de inmediato. Si por ejemplo ya es casi de noche, activamos la salvamar y también al helicóptero. A partir de ahí nos ponemos también en contacto con el Servicio Marítimo de la Guardia Civil, Policía Local o Servicio de Playa.
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–¿Es complicado mantener la mente fría?
–Estamos acostumbrados y está todo muy procedimentado. Casi no te da tiempo a pensar porque estás con todos los sentidos puestos en la emergencia. Nuestra prioridad es encontrar a la persona con vida y en eso ponemos todos los esfuerzos. Otra cosa es al llegar a casa, sobre todo en búsquedas que duran varios días, porque se crea un vínculo con el alertante, que suele ser un familiar. Por desgracia, aunque tenemos muchos rescates con éxito, no todos los dispositivos terminan como desearíamos.
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