Un centenar de denuncias en una fiesta que duró toda la noche en un piso turístico en Capuchinos

La Policía Local acudió hasta en tres ocasiones por las reiteradas llamadas de los vecinos, ya que los asistentes no se marchaban

Viernes, 26 de marzo 2021, 00:45

Decenas de llamadas de vecinos. Tres visitas de la Policía Local. Dos despliegues con agentes de paisano. El coste para el erario público. Y todo ... para disolver una fiesta a la que asistieron 24 jóvenes que previamente habían alquilado un piso turístico de Málaga y que se resistían a disolver el evento, que duró toda la noche. Al final, la actuación policial se saldó con un centenar de denuncias y un investigado.

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Los hechos sucedieron el pasado día 13 en un edificio de la calle Capuchinos, en Málaga capital. La primera llamada de los vecinos quedó registrada en la sala del 092 de la Policía Local a las 2.12 horas por el exceso de ruido que había en una de las viviendas, donde parecía estar desarrollándose una fiesta. Varias patrullas acudieron al inmueble y llamaron reiteradamente a la puerta, identificándose como funcionarios, pero nadie abrió.

La siguiente visita de los agentes se produjo en torno a las cuatro y media de la madrugada, después de algunas llamadas más de los vecinos. De nuevo, tocaron a la puerta, pero los asistentes al evento hicieron caso omiso. Dado que no podía acceder al inmueble, la Policía Local organizó un dispositivo con efectivos de paisano del Grupo de Investigación y Protección (GIP).

Los agentes tomaron los datos de todos los que iban saliendo del piso a fumar o a tomar el aire e identificaron a los dos supuestos organizadores del evento. En total, 24 jóvenes. Todos ellos fueron denunciados por no respetar las restricciones impuestas por la pandemia de la Covid-19 y por la ordenanza municipal de convivencia al estar perturbando el descanso ajeno en horario nocturno, al tiempo que se les advirtió de que debían disolver inmediatamente la fiesta.

Los policías abandonaron el lugar creyendo que, como en otras muchas intervenciones, todo terminaría ahí. Sin embargo, los vecinos volvieron a llamar a la sala del 092 a las siete de la mañana porque seguían haciendo ruido, se escuchaban cánticos y tenían la música puesta a todo volumen.

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Ante esta situación, se tuvo que montar un segundo dispositivo, de nuevo con agentes de paisano del GIP, para identificar a los asistentes a la fiesta que aún permanecían en el piso. Para su asombro, solo se había marchado uno de los organizadores. El resto (23 jóvenes) había decidido continuar con la juerga.

A todos ellos se les denunció, por segunda vez, por infracciones a la normativa que trata de prevenir los contagios del coronavirus y por la ordenanza municipal debido al exceso de ruido. Pero en esta ocasión, además, se levantaron 22 actas por desobediencia leve a los asistentes y una más por desobediencia grave al organizador del evento ya que no puso fin al mismo pese a las reiteradas indicaciones de los agentes.

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