Así era el artista de la falsificación cazado en Benalmádena: escapista experto y obsesionado con Brad Pitt

Son algunos de los trazos que dibujan el perfil del falsificador que durante años ha llevado de cabeza a las autoridades de Letonia, Polonia y España. Un hombre aparentemente normal, de 48 años, que vivía como cualquier ciudadano corriente y que solía moverse por la ciudad en bicicleta. Sin dar muestras de lujos ni opulencia de ninguna clase.

Si por algo llamaba la atención de primeras era, precisamente, por su personalidad. De acuerdo con los investigadores, se trata de una persona extremadamente sociable, con un carisma y una forma de ser que infunde confianza de inmediato. Unas dotes de las que, en numerosas ocasiones, se habría valido para conseguir sus propósitos delincuenciales sin levantar la más mínima sospecha.

Estuvieron a punto de meterlo entre rejas en Letonia. De hecho, lo detuvieron y condujeron hasta el juzgado bajo custodia policial. Pero no llegó a pasar a disposición judicial. A la más mínima distracción de los agentes, se evaporó del edificio a través de una puerta que nadie conocía. Lo fácil hubiera sido que llamara la atención por la indumentaria que llevaba. Iba en calzoncillos y en camiseta interior y, pese a ello, ahí desapareció su rastro. Pudo parecer un truco de ilusionismo, pero no. Fue una fuga en toda regla.

Según fuentes policiales, el sospechoso cambiaba continuamente de domicilio y de país para evitar ser descubierto. En su caso, la expresión de que llevaba una doble vida se queda corta del todo, lo que se aplica tanto a su faceta delincuencial como a la personal. Al parecer, tenía varias familias, con mujeres e hijos, en China, Alemania y Letonia. Eso sí, al margen de la historia que hubiera contado a cada esposa, nunca les fallaba económicamente.

Detenido en Benalmádena

Atraparlo no ha sido tarea fácil, entre otros motivos, porque tenía hasta 25 identidades distintas y una careta de látex de gran realismo con la que burlaba sin problemas los controles de los puestos fronterizos para huir de un país a otro, a pesar de que sobre él pesaba una Orden Europea de Detención (OEDE). Hasta el pasado 21 de septiembre, cuando los policías lo despertaron al irrumpir en el domicilio de Benalmádena en el que se había establecido tras escapar de la justicia letona.

En cuanto los agentes se dirigieron a él por su verdadero nombre, supo que lo habían cazado hasta el fondo. La Policía Nacional llevaba tras su pista desde el pasado mes de junio, cuando recibió una información procedente de Letonia que alertaba sobre la presencia en España del líder de una organización criminal dedicada a la fabricación y distribución de todo tipo de documentos de identidad y de viaje. Al parecer, en Polonia también se le investigaba por su presunta relación con una red de tráfico de personas en situación irregular.

Durante la operación que se saldó con su arresto -en la que también han intervenido efectivos de la Policía de Letonia y de Polonia- desmantelaron el laboratorio que había montado en un trastero alquilado. Allí encontraron multitud de herramientas y máquinas de lo más sofisticadas para crear todo tipo de documentos de identidad y de viaje falsos. 

Identidades de Brad Pitt

En la fase de los registros, entre otras curiosidades, hallaron una decena de carnés falsificados con una cara y un nombre del todo reconocible. Nada menos que el de Brad Pitt. Al parecer, cada vez que quería probar su maquinaria de falsificación, se cercioraba de su funcionamiento expidiendo documentos con datos de la estrella hollywoodiense, haciéndose con una verdadera colección de credenciales manipuladas en las que aparece el rostro del actor.

En estas inspecciones, los policías también descubrieron la máscara facial de gran realismo que supuestamente empleó para burlar los controles biométricos de los puestos fronterizos y huir a España. Así localizaron, además, la veintena de identidades falsas que utilizaba para moverse sin ser detectado. Entre ellas, también tenía un carnet de patrón de barco expedido supuestamente en Galicia.

Para continuar con su actividad ilícita desde España, las autoridades policiales sospechan que contaba con el apoyo logístico de al menos otras dos personas. Una de ellas sería la esposa -la cuarta en cuestión- con la que residía en la localidad costera, quien también ha quedado detenida. Así, el fugitivo seguía recibiendo precursores, útiles y materiales aptos para la falsificación de documentos, además de importantes cantidades de dinero.

De hecho, gracias a la colaboración con el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, los agentes pudieron interceptar un paquete en el que el investigado remitía a Francia una carta de identidad de un tercer país europeo falsificada, punto que terminó de confirmar que seguía dedicándose a la misma actividad delictiva que le llevó a fugarse de Letonia.

El falsificador, ahora sí, se encuentra en una prisión de máxima seguridad en España. Los investigadores están convencidos de que, con todas las evidencias recabadas, le espera un buen tiempo entre rejas. Y con todos los ojos puestos sobre él, por si acaso se le ocurriera volver a desaparecer.