Nueve detenidos por negarse a abrir la puerta a la policía en una fiesta ilegal: «Id a comprarnos churros y bebida, que se nos ha acabado»
Los agentes permanecieron toda la noche apostados en las inmediaciones hasta que los implicados decidieron salir de la habitación
Agentes de la Policía Local de Málaga han detenido a nueve jóvenes -cinco hombres y cuatro mujeres- que permanecieron toda la noche en la habitación ... de un aparthotel de la barriada malagueña de Puerto de la Torre. Se les arrestó por un presunto delito de desobediencia por su negativa a abrir la puerta ante los reiterados avisos de los funcionarios, que decidieron hacer guardia hasta que salieran.
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La secuencia de los hechos comenzó a la una de la madrugada del lunes. La sala del 092 recibió una llamada de otro huésped que se quejaba del ruido en una habitación del hostal José Carlos, junto a la venta del mismo nombre, situada en la Junta de los Caminos, que es la salida natural del distrito malagueño de Puerto de la Torre hacia la localidad de Almogía.
Una unidad del turno de noche de la Policía Local acudió al establecimiento. Los agentes llamaron a la puerta de la habitación donde se estaba haciendo ruido, pero, al parecer, los ocupantes se negaron a franquear la entrada. Desde la ventana se veía a varias personas dentro y también bebidas alcohólicas, lo que evidenciaba que estaban celebrando una fiesta ilegal.
Acto seguido contactaron con la encargada del hostal, a la que reclamaron los datos de esos huéspedes en cuestión. La recepcionista explicó a los funcionarios que habían hecho la reserva por teléfono sobre las diez de la noche, dos habitaciones, y que las pagaron de forma telemática.
Sin embargo, cuando llegaron a retirar las llaves, los clientes rehusaron identificarse, según explicó la empleada a los agentes. La Policía Local tramita una denuncia aparte contra el hostal por este motivo, ya que están obligado a llevar un registro de hospedería y proporcionarle esos datos a las Fuerzas de Seguridad.
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Los policías locales volvieron a la habitación y trataron de convencer a los huéspedes de que abrieran la puerta para que se identificaran. Todos sus intentos fueron en vano. Incluso, les advirtieron de que procederían contra ellos penalmente porque podían estar incurriendo en un delito de desobediencia.
Según las fuentes consultadas, algunos de los asistentes empezaron incluso a vacilar a los policías locales. Al parecer, les mostraron unos billetes falsos de un juego de mesa -tipo Monopoly- mientras les decían, en tono de sorna, que fuesen a comprarles churros y más bebida porque se les estaba terminando.
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Dado que no tenían autorización judicial para entrar, y tampoco se daba ninguno de los supuestos legales para echar la puerta abajo, los agentes optaron por esperar. Montaron una vigilancia discreta en las inmediaciones, consciente de que los asistentes a la fiesta acabarían saliendo. El primero lo hizo pasadas las tres de la madrugada. Fue detenido y trasladado a la Comisaría Provincial.
Los ocho restantes lo hicieron en dos tandas. Los primeros cuatro salieron sobre las 7.15. Hubo incluso que hacer un relevo de la patrulla por el cambio de turno, porque los otros cuatro no abandonaron la habitación hasta las 8.00 horas. Los nueve fueron detenidos bajo los mismos cargos: desobediencia a la autoridad.
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