Detenido por colarse en el piso de una turista ebria a la que persiguió por la calle en Málaga
La joven, de 18 años, suplicó a los policías nacionales que sacaran al individuo de la vivienda
El desenlace del suceso no puede ser escrito, sólo interpretado, porque no ocurrió. Queda en el terreno de las intenciones que no se pueden demostrar. ... Y probablemente no pasó porque una cadena de personas actuaron como es debido y pusieron a salvo a una chica de 18 años que no pudo impedir que un intruso se colara en su casa.
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Madrugada del miércoles al jueves 3 de julio, sobre las 4.00 horas, en una calle del Centro de Málaga. A esa hora se produjo la primera buena acción. Una camarera que acababa de salir de trabajar de un bar de copas y que iba a coger su coche se acercó a unos policías y les informó de que acababa de cruzarse con una chica que parecía estar en apuros.
Según su relato, la joven iba caminando sola por la calle, aparentemente ebria, mientras un hombre la seguía de cerca y le decía cosas. Parecía estar molestándola. De esa primera versión, los agentes, adscritos al 'Gotham', la unidad de paisano de la Policía Nacional que vela por la seguridad en las noches de Málaga, interpretaron que podía tratarse de una discusión de pareja. Pero no.
Los funcionarios siguieron las indicaciones que les había dado la camarera y vieron, de lejos, cómo la chica accedía a un portal y, acto seguido, entraba un individuo que, al percatarse de la presencia policial, cerró rápidamente la puerta a sus espaldas.
Los agentes empezaron a aporrear el portal por si algún vecino los escuchaba y les abría. Pero uno de ellos tuvo la pericia de fijarse en las ventanas. Vio cómo se encendía una luz en el primer piso y así supo dónde debía dirigirse. La segunda buena acción.
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Los policías del 'Gotham' corrieron hasta la vivienda en cuestión y llamaron a la puerta. Les abrió la chica, una turista extranjera con la cara completamente pálida. Aun llevaba colgado el bolso. Junto a ella estaba el individuo.
Pese a las dificultades propias del idioma, los agentes lograron poner en pie la historia. La joven llevaba un par de días en Málaga y se hospedaba en esa vivienda -un piso turístico de la capital- junto a unas amigas.
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Esa noche, habían salido juntas de fiesta por el Centro. Estuvieron bebiendo en varios establecimientos. Pero hubo un momento en que ella las perdió de vista y se quedó sola y desorientada, también por el estado de embriaguez que presentaba. Entonces, decidió que era el momento de volver a su alojamiento.
Cuando se dispuso a salir del bar de copas, se le acercó un chaval joven, holandés de origen magrebí, al que no conocía de nada. Empezó a hablarle y a seguirla. Y así llegaron hasta la vivienda. La joven, según describió a los agentes, intentó librarse de él, pero no pudo.
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Los policías le preguntaron reiteradamente si lo había invitado al piso y si había llegado a tocarla. Ella respondió que no a ambas cuestiones y les suplicó que sacaran al desconocido del inmueble. Sobre las intenciones que tenía, admitió que no lo sabía y que no se las quería ni imaginar.
A la vista de sus respuestas, y de la situación que ellos mismos vivieron, los agentes terminaron por arrestar al individuo por un presunto delito de allanamiento de morada. Ya ha sido puesto a disposición de la autoridad judicial.
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