Imagen de la aguja localizada en la muñeca izquierda. Sur

Condenan al SAS por dejar un trozo de aguja a una paciente de Málaga en una operación

La sentencia del TSJA le ordena indemnizar con 67.000 euros a la mujer, que sufrió lesiones en la muñeca izquierda

Juan Cano

Málaga

Lunes, 15 de septiembre 2025, 00:34

El Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha sido condenado al pago de una indemnización de 67.000 euros por las secuelas sufridas por una paciente ... tras una intervención quirúrgica en la que le dejaron parte de una aguja dentro de la muñeca.

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La sentencia dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) resuelve unos hechos ocurridos en el año 2014, cuando la mujer, una malagueña que ahora tiene 63 años y que además es médico, se sometió a una operación en el Hospital Virgen de la Victoria.

  

La paciente sufría una «inestabilidad» de la muñeca izquierda derivada de un traumatismo sufrido en el año 2012. En enero de 2014, se sometió a una intervención quirúrgica en la que se le suturó el fibrocartílago en la apófisis distal cubital y se le aplicó artrodesis terapéutica, que consiste en fusionar dos o más huesos en una articulación dañada para aliviar el dolor o corregir deformidades.

La doctora que llevó a cabo la operación utilizó una aguja de Kirschner (también conocida como aguja de K), un instrumento quirúrgico largo y fino, hecho de acero inoxidable, que se utiliza en ortopedia y traumatología. Fueron diseñadas por el cirujano Martin Kirschner en 1909 y se emplean en una variedad de procedimientos médicos, aunque su uso también conlleva riesgos como infección o rotura.

Dos meses después de la intervención, la doctora decidió retirar el yeso y extraer la aguja de K. Tras ello, prescribió a la paciente un tratamiento rehabilitador especializado y domiciliario que empezó a finales de marzo de 2014. Desde ese momento, alegó en su reclamación, empezó a sentir un dolor en la articulación de la muñeca que fue en aumento.

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No fue hasta octubre de ese año -es decir, siete meses después- cuando se descubrió, en una resonancia magnética realizada precisamente por las molestias, que la paciente tenía dentro de su muñeca «un artefacto metálico probablemente por tratamiento de cirugía previa».

En la prueba se apreciaron daños en la articulación, en concreto una subluxación radiocubital dorsal, una rotura de ligamentos de la misma zona, rotura de la cápsula articular y erosión ósea, según el recurso contencioso-administrativo interpuesto por la paciente, representada en el procedimiento por el despacho de abogados Martín Fernández.

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En noviembre de 2015, la mujer se sometió a una nueva intervención quirúrgica, realizada en la sanidad privada, para que le retiraran el fragmento de la aguja de K que se había quedado dentro de su muñeca tras la primera operación.

El asunto recayó en el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 7 de Málaga, que debía esclarecer si las lesiones y secuelas tenían su origen en una enfermedad anterior -padecía poliartritis, pero sólo le afectaba a los pies- o se habían producido como consecuencia de la operación de extracción parcial de la aguja de K, por la rehabilitación prescrita con el fragmento aún dentro del cuerpo y la posterior intervención para la extracción del resto.

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La sentencia, confirmada posteriormente por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), recoge el dictamen del Consejo Consultivo de Andalucía, que apreció «mala praxis». Pero el problema estribaba -incide el fallo- en cuál ha podido ser el daño derivado de ese hecho. La Administración parece concluir que ninguno -el SAS inicialmente se negó a indemnizar y recurrió la primera sentencia- y que todo se debe a la patología de poliartritis que venía padeciendo la mujer.

Para respaldar sus argumentos, el SAS citó como testigos a varios médicos, entre ellos un galeno al que calificó de «superespecialista». Este doctor manifestó que el hecho de que se quedara parte de la aguja en la muñeca por error, cuando no era lo previsto, «es sobreinformación y no información esencial», lo que le dispensa, «según parece», de dar dicha información al paciente.

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El tribunal considera la declaración de este médico un «insulto a la inteligencia, dicho en términos de defensa, y una falta absoluta de respeto a los pacientes», según el fallo. «Este doctor no hizo más en Sala que dar respuestas vagas y algunas sin sentido, de descargo a favor del SAS».

Sin embargo, para los jueces, «ha quedado claro que la aguja de K no se retiró totalmente por falta de pericia del médico y no percatarse (pese a la diferencia de tamaño al no sacarla al completo), o bien porque, de percatarse, no informó de ello».

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Los abogados Esther Martín Fernández y Jesús Martín Fernández confrontaron estos testimonios con los del perito médico Tomás Salas Casanova y con el de un reumatólogo del Hospital Regional que ha seguido a la paciente desde el año 2014.

El especialista se mostró rotundo al aseverar que la paciente no presentaba patología alguna de la muñeca izquierda, que el resultado de la rotura del fibrocartílago triangular, así como del cubital dorsal, no habían sido causados por su enfermedad reumática de base, y que dichas lesiones son «postraumáticas» relacionadas con una «extracción incompleta de la aguja de K que se rompió tras la primera cirugía».

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Por todo lo anterior, tanto el juez de primera instancia como el tribunal de apelación han concluido que existe una relación causa-efecto entre el tratamiento quirúrgico recibido y las secuelas que presenta la mujer, a la que el SAS deberá indemnizar con 67.000 euros más los intereses.

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